Todo fue falso. Ni hubo pinchazo, ni tampoco robo. El adolescente de 17 años de edad, que el pasado domingo día 31 de julio denunció en la Policía que le habían introducido una sustancia tóxica para robarle el teléfono móvil, de alta gama, se inventó la denuncia. El motivo de la invención es muy simple: su teléfono de alta gama disponía de un seguro y pretendía cobrar la indemnización de la póliza. Sin embargo, su jugada le ha salido mal, al ser descubierto por la Policía, que desde el primer momento dudó de la versión del menor. Ahora se le acusa de un delito de denuncia falsa y tendrá que presentarse ante la fiscalía de menores para explicar la razón por la que había mentido.

El menor denunció que estuvo con unos amigos en una discoteca de la Platja de Palma. Contó en su versión que había notado un pinchazo en el muslo y que instantes después perdió el conocimiento. No recordaba ningún detalle del ataque, circunstancia que ya hizo sospechar a los policías, y detalló que se despertó horas más tarde en otra localidad. Cuando recobró el conocimiento se dio cuenta que su teléfono de alta gama había desaparecido.

Desde el principio a los investigadores les pareció muy extraña la versión que facilitó el menor. Los policías no entendían como una persona que recibe el pinchazo de una aguja, con la que le introducen además una sustancia tóxica en su cuerpo, no note inmediatamente la agresión y, además, no intente identificar a la persona que le ha atacado.

Pero antes de determinar que se trataba de una denuncia falsa, la Policía realizó una profunda investigación, entre otras cosas porque este tipo de ataques, que se habían producido con anterioridad en otras capitales españolas, había provocado una gran alarma social.

Los agentes estuvieron hablando con varios testigos que la noche de los hechos también estuvieron en el local de ocio de la Platja de Palma. Nadie vio, ni tampoco escuchó nada extraño. La noche transcurrió con total normalidad. Tampoco detectaron nada extraño los amigos del menor, que se enteraron días después de que había denunciado el «pinchazo».

Los investigadores siguieron recabando pruebas, e incluso se estuvo analizando la grabación de la cámara de seguridad del interior del local de ocio. La cámara tampoco detectó ningún incidente reseñable.

Ante estas circunstancias el adolescente fue llamado de nuevo a Comisaría. Los policías le indicaron las incongruencias que habían detectado en su testimonio. Al final, el menor se sintió acorralado ante las evidencias que le iban mostrando los policías y decidió que era el momento de confesar. Reconoció que todo era un invento y que el «pinchazo» nunca existió. Explicó que presentó esta denuncia para poder cobrar la indemnización que le correspondía por el seguro contratado tras la compra de su teléfono móvil.

Los investigadores alertan de que es muy peligroso inventarse este tipo de asaltos, sobre todo teniendo en cuenta el clima de preocupación social que despiertan este tipo de ataques, que suelen tener como objetivo, o abusar de la víctima, o robarle sus pertenencias.

Por otra parte, la consellera de Presidència, Mercedes Garrido, señalo ayer que el hecho de que se haya producido una denuncia falsa no debe ser un obstáculo para que se sigan denunciando y persiguiendo los pinchazos . Explicó también que la Policía ya le advirtió que podría tratarse de una denuncia falsa. Aún así, la consellera insistió en que estos pinchazos deben ser considerados violencia doméstica.