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Investigación

La Policía recibe cada día en Palma entre diez y quince denuncias por estafas en internet

Las estafas informáticas suponen el 85% de los delitos económicos que se cometen

Miguel Ángel López: "Las modalidades de fraude a través de la red no tienen límites"

Miguel Ángel López: "Las modalidades de fraude a través de la red no tienen límites" G. Bosch

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Miguel Ángel López: "Las modalidades de fraude a través de la red no tienen límites" Xavier Peris

El pasado mes de febrero el Servicio de Contratación del Ayuntamiento de Palma recibió un correo, aparentemente enviado desde la empresa que realiza la limpieza en diversos edificios municipales. Les comunicaban que habían cambiado la cuenta a la que se debían transferir los pagos y adjuntaban el nuevo número. En las semanas siguientes Cort ingresó dos pagos, por un total de 303.000 euros, en esa nueva cuenta, que fue rápidamente vaciada. Acababan de ser víctimas de lo que se conoce como el «timo del CEO». Es un ejemplo claro de delito cometido a través de Internet. Bandas organizadas trabajan en auténticas factorías de fraudes, desde Latinoamérica, África o Europa del Este. Cada día millones de correos engañosos se mueven en la red, como anzuelos, y siempre hay alguien que pica. Hasta el punto de que los delitos informáticos suponen cerca del 85% del total de las denuncias por estafas que recibe la Policía Nacional en Palma: entre diez y quince denuncias cada día. El volumen total del fraude es astronómico.

Todas estas denuncias son investigadas por los miembros del Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional. Este grupo de expertos, dirigido por los inspectores Miguel Ángel López y Simón Sánchez, se enfrenta a una tarea ingente y complicada, por el amplio abanico de delitos que abarca y por el hecho de que los autores pueden estar en cualquier lugar del mundo.

«Las modalidades de fraude a través de la red no tienen límites», explica el inspector López, «abarcan todo lo que alcanza el ingenio». Los timos más habituales son el del CEO, como el que sufrió el Ayuntamiento de Palma, o el phishing. Un ejemplo de este último sería el caso de una persona que recibe un correo, aparentemente de su sucursal bancaria. Le informa de que hay una alerta de seguridad y le pide que pinche en un enlace, donde debe confirmar sus claves de seguridad. Si lo hace, la organización criminal accederá a sus datos bancarios y tratará de vaciar su cuenta mediante compras y transferencias.

Las redes criminales lanzan envíos masivos de correos engañosos, suplantando a una entidad bancaria. Los envían a tanta gente que siempre hay alguien que cae en el engaño.

Pero hay otras muchas modalidades. Como los cargos fraudulentos, que los estafadores realizan comprando numeraciones de tarjetas en la internet oscura. O la oferta de pisos de alquiler que no existen, en la que los delincuentes solicitan el pago previo de una fianza. Una vez abonada, el contacto desaparece.

También difunden anuncios de inversiones en criptomonedas, con promesas de altas rentabilidades. Y cuando pretendes recuperar el dinero invertido te exigen nuevos pagos para abonar unos impuestos. El dinero entregado nunca se recupera.

O simplemente ofrecen en páginas de venta de productos de segunda mano artículos que no llegan nunca.

También utilizan whatsapp. La víctima recibe un mensaje de una persona que dice ser su hija, diciendo que ha tenido que cambiar de teléfono y le pide dinero urgente porque está en un apuro.

La Policía Nacional de Palma recibe cada día entre diez y quince denuncias por toda clase de timos en internet. De hecho, estos delitos suponen el 85% de las estafas que se registran. Y los autores son muy difíciles de localizar, porque pueden estar en cualquier parte del mundo. Los investigadores tienen constancia de la existencia de auténticas factorías en Latinoamérica, África o países de Europa del Este, donde cientos de empleados se dedican a enviar correos fraudulentos a todo el mundo.

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