«Estaba KO y temí por mi vida». Con estas palabras, la víctima describió ayer, en el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma, las sensaciones que tuvo tras recibir, presuntamente, machetazos en la cabeza por el inquilino de su piso en Alcúdia, al que había arrendado una habitación. La fiscal pidió ayer para el encausado siete años y medio de prisión con la atenuante de embriaguez.

Los hechos que se juzgaron ayer tuvieron lugar sobre las seis de la tarde del 4 de noviembre de 2020 en un domicilio de Alcúdia. Una discusión por las tareas domésticas derivó en una brutal agresión con un machete de treinta centímetros, que se encontraba en la cocina, en la cabeza de la víctima. Las cuchilladas dejaron un gran charco de sangre.

Durante la vista, el procesado dijo estar «muy arrepentido» por lo ocurrido. Aunque aseguró que era el casero que le había alquilado la habitación el que supuestamente había esgrimido el arma blanca contra él y achacó sus lesiones a una caída fruto de un empujón.

Su versión quedó rebatida por otro testigo, que tenía otra habitación alquilada. «El cuchillo siempre estaba en la cocina», apuntó.

Por su parte, una forense precisó que las cuchilladas asestadas a la víctima en la cabeza «podrían haber sido mortales en el caso de que fueran más profundas», puntualizó la facultativa.

Por su parte, el acusado, al ejercer su derecho a la última palabra ante el tribunal, expresó su arrepentimiento de una forma muy particular. «Si hubiera querido matarlo, lo mato», sentenció.