La Policía Nacional de Baleares ha tramitado sesenta denuncias por delitos de odio a lo largo del año pasado. La mayoría de estas denuncias se refieren a casos de xenofobia o racismo y homofobia, aunque ha habido varios casos de misoginia y el de la mujer que a lo largo de los últimos meses ha atacado en varias ocasiones a sacerdotes católicos.
Según los datos recopilados por el inspector Federico Chacón, delegado de Participación Ciudadana de la Jefatura, durante el segundo semestre del año se doblaron el número de casos. Si entre enero y junio se denunciaron veinte delitos de odio, entre julio y diciembre han sido cuarenta. Del total de sesenta denuncias del año, 25 se refieren a casos de xenofobia y 19 a homofobia. En el resto hay varios casos de misoginia y el de la mujer que ha atacado a varios sacerdotes.
Según este experto, la mayoría de los casos no tuvieron consecuencias graves, pero destaca que la sociedad está cada vez más concienciada sobre este problema y que los policías están más formados para dar una respuesta adecuada, tanto por lo que respecta a los agentes de servicio en la calle como los destinados en las oficinas de denuncias.
La mayoría de las denuncias se refieren a casos de injurias, calumnias, amenazas o denegación de servicios públicos, como el de una mujer de color al que el conductor de un autobús no dejó subir al vehículo.
Uno de los casos más destacados fue el de una mujer cubana que siente animadversión hacia los sacerdotes, y que ha protagonizado varias agresiones. En el último semestre del año ha acumulado cuatro denuncias y se le han impuesto unas medidas cautelares, que le prohíben acercarse a la parroquia de Sant Sebastià, en Palma.
La Policía cuenta con una guía de buenas prácticas para identificar los delitos de odio que incluye un listado de indicios para determinar que se trata de un delito de odio. Entre ellos está la pertenencia de la víctima a un grupo vulnerable, los comentarios del agresor, la gratuidad de los actos violentos o que ocurra en una fecha significativa.
