La joven que mató a un motorista en Palma cuando circulaba ebria «se reía» cuando fue interceptada por la Policía Local y «seguía de fiesta» cuando estaba en el calabozo, según explicó ayer al jurado popular uno de los agentes que intervino en el siniestro. La mujer llegó a negar tras su detención que se hubiera producido accidente alguno y «se derrumbó» cuando le comunicaron que había fallecido una persona. El mismo policía consideró inverosímil que no se percatara del choque, que calificó de «impacto brutal.» Un conductor que pasaba por el lugar dijo que tras la colisión la acusada «miró por el retrovisor, dio un acelerón y se fue» y una vecina apuntó que el coche «frenó un poco» pero siguió circulando.

La propia acusada admite su implicación en el accidente mortal, pero sostiene que no fue consciente del impacto y, por tanto, que no se fugó. Así, el juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia de Palma se centra en aclarar si huyó a sabiendas del lugar.

Un agente de la Policía Local declaró ayer que es imposible que no se diera cuenta de la colisión con el motorista. «Estoy seguro de que vio la moto y tenía clarísimo que había provocado un accidente. Cualquier persona lo habría tenido claro; el impacto fue tan brutal que por mucho estado de embriaguez tuvo que ser consciente de que había pasado algo», afirmó con rotundidad.

Este y otro policía explicaron que acudían el lugar del siniestro mortal cuando se toparon con el coche de la acusada. «Iba sin luces y a gran velocidad. Iba por el centro de la calzada, dio un volantazo y el coche se puso a dos ruedas, casi nos mata. Entonces chocó contra unos arcos metálicos de un aparcamiento de bicicletas», señaló. Cuando se acercaron a la joven comprobaron que «se estaba riendo, olía a alcohol y no se aguantaba de pie». La chica fue detenida y trasladada a comisaría. Allí, «negó que hubiera habido algún accidente» y «seguía de fiesta en el calabozo», contó uno de los agentes. Sorprendido por esta actitud, el policía le comunicó que el motorista había muerto. «Entonces se derrumbó y se puso a llorar», señaló.

También prestaron declaración ayer varios testigos presenciales del siniestro, que coincidieron en que el coche de la acusada se llevó por delante a la víctima tras saltarse un semáforo en rojo y realizar un giro prohibido y que aminoró la marcha tras la colisión. «Oí un golpe muy fuerte y vi caer al motorista. La conductora miró por el retrovisor y se dio a la fuga», contó un hombre que circulaba por el lugar en ese momento. «Vimos como el motorista pasaba lentamente con el semáforo en verde y de repente llegó un coche a toda velocidad, giró hacia él y se empotró», explicó una joven que estaba a las puertas de un bar. Una vecina de la zona señaló que el coche de la acusada «pareció frenar un poco» pero luego siguió la marcha.

La sospechosa tuvo que abandonar ayer la sala de vistas durante media hora al sentirse indispuesta cuando uno de los policías narraba con detalle las lesiones sufridas por el motorista.

Está previsto que el juicio oral continué hoy con las declaraciones de familiares de la víctimas, policías y una psicóloga que ha tratada a la acusada. El jurado comenzará a deliberar el jueves.

El siniestro ocurrió poco después de la medianoche del 15 de febrero de 2019 en la calle Alfons el Magnànim. La fiscalía solicita cuatro años de cárcel para la joven por delitos de homicidio imprudente, contra la seguridad vial y omisión del deber de socorro, mientras la acusación particular reclama diez años de prisión.