No escucharon gritos. Ningún vecino del piso donde Francisco Javier Almeida se llevó con engaños al niño Álex antes de matarlo ha declarado que escuchó al crío. La hipótesis de la Guardia Civil, según ha sabido CASO ABIERTO, el canal de investigación y sucesos de los diarios de Prensa Ibérica, es que el pederasta y asesino forcejeó con el niño de nueve años dentro de su piso y acabó asfixiándolo, muy probablemente tapándole la boca para evitar que chillara y lo delatara.

Vecinos y un policía local descubrieron menos de veinte minutos después del secuestro, según fuentes policiales, al hombre con el niño en brazos, agonizante, en el rellano de la escalera. Almeida dijo entonces que se le había "desmayado". Lo rescataron, pero no pudieron salvarlo. El niño tenía algunas marcas en el cuello, pero ningún hueso roto, según ha sabido este medio.

Restos de la peluca

La autopsia establecerá finalmente las causas de la muerte, pero fuentes de la investigación han explicado a CASO ABIERTO su hipótesis de lo que ocurrió aquellos minutos de la tarde del 28 de octubre: Ya en su casa, Almeida descubrió que la que él creía que era una menor disfrazada con una peluca de la niña del exorcista era en realidad un niño de nueve años. Restos de la peluca de ese disfraz fueron hallados en la casa de Almeida, además de otros pelos que la Guardia Civil está analizando en el laboratorio.

Entonces, según las fuentes consultadas por CASO ABIERTO, debió producirse un forcejeo entre los dos, que ocasionó las señales visibles en el cuello del crío. "Es posible que le tapara la boca para que no gritara", subrayan fuentes de la investigación, "que se la tapara tan fuerte que lo asfixiara por sofocación", añaden. De ahí que la jueza encargada del caso lo haya enviado a prisión acusado por el momento "solo" de un delito de homicidio, a la espera de los datos del examen del cadáver de Alex. Dependiendo de lo que revele el informe forense, Almeida podría ser acusado de asesinato con alevosía.

Abusó de una niña y mató a una mujer

En 1989, un joven Almeida atacó y abusó sexualmente de una niña de 13 años; en 1998 agredió y mató a una joven de 25 en Logroño. Nunca, que se sepa, ha cometido ataques contra personas de su mismo sexo. Por aquellos delitos fue condenado a 7 y 30 años de prisión, respectivamente. Cumplió cuatro años de cárcel por el primer ataque y casi 23 más por el segundo, hasta que en octubre de 2020 salió en libertad condicional.

Entonces pasó unos meses viviendo con su hermana en Logroño, pero tras algún desencuentro, se instaló en la urbanización Villa Patro, en Lardero. Pagaba 500 euros mensuales de alquiler por un piso en el número cinco de la calle Río Linares, muy cerca de un parque y un colegio.

Fotografía que le hizo uno de los niños al asesino de Lardero.

"El Viejo"

Algunos niños sospecharon de ese hombre, a quien llamaban "El Viejo" y que merodeaba por el parque y les ofrecía subir a su casa para ver los pájaros que tenía allí o enseñarles un supuesto cachorrito de perro. Uno de ellos, incluso llegó a hacerle una fotografía con su teléfono móvil.

La tarde del 28 de octubre, un grupo de niños jugaba en el parque celebrando la fiesta de Halloween. Allí estaba también Almeida, al acecho. Los críos mayores se fueron y allí se quedó, un minuto, solo, el niño Álex, de nueve años. Almeida se acercó a él y le engañó para que subiera a su piso. A las ocho y veinte de la tarde, la madre denunció la desaparición. Vecinos y amigos comenzaron desesperadamente a buscar a Álex y se acordaron de aquel hombre que rondaba a los críos. A las nueve menos veinte, varios de ellos, policías locales y guardias civiles encontraron a Almeida en el rellano de su escalera con el niño en brazos, se lo quitaron y llamaron a una ambulancia. No pudieron salvarlo.