El cuidador de un hombre con síndrome de down severo y una discapacidad reconocida del 83,5% adujo ayer en la Audiencia de Palma que sufría impotencia para negar que hubiera abusado sexualmente de él. La fiscal no encontró convincente su explicación y solicitó para el acusado una pena de nueve años de prisión.

Los hechos que se juzgaron ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma tuvieron lugar sobre las 17.50 horas del 1 de febrero de 2017 en el polígono Son Castelló de Palma. El acusado, de 57 años, se encontraba entonces con la víctima, de 55 en el interior de un vehículo.

Por su parte, el acusado alegó en su descargo que no podía mantener relaciones sexuales porque sufría disfunción erectil. En concreto, estaba sometido a un tratamiento de diálisis peritonea «que me dejaba muy cansado». También argumentó que padece diabetes, hipertensión y de los nervios que agravan su problema. «Era imposible. Hace diez años que no tengo una erección», subrayó. El procesado aseguró que solo había llevado a su hija al polideportivo y que reclinó el asiento del coche debido al cansancio. La comparecencia de su esposa respaldó su versión.

Ante las grandes dificultades que presentaba la víctima para expresarse, debido a su síndrome de down severo y a su discapacidad del 83,5%, la fiscal y la abogada defensora del acusado renunciaron a tomarle declaración.

Varias testigos comparecieron ayer en el juzgados para relatar lo que presenciaron. Así, dos de ellas precisaron que observaron cómo, en el coche de al lado, un individuo obligaba, supuestamente, a un hombre con síndrome de down a que le practicara una felación. De acuerdo con su testimonio, el acusado le cogía la cabeza a la víctima. A continuación, llamaron a la Policía Nacional y los agentes le detuvieron poco después.

«No se cortaba»

Así, una de estas testigos indicó que acababa de salir del trabajo con otra compañera cuando se toparon en el coche de al lado con este individuo abusando, presuntamente de un discapacitado. «No se cortaba», puntualizó. «No le vi el pene, pero era evidente lo que le estaba obligando a hacer», prosiguió. La amiga de esta testigo se expresó en términos similares. «La imagen la tengo grabada. No tengo dudas de lo que pasaba. Pondría la mano en el fuego», recalcó.

En sus conclusiones, la fiscal pidió nueve años de cárcel para el acusado por un presunto delito de abusos sexuales. Mientras, la defensa solicitó su libre absolución.