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Una reyerta en la cárcel de Palma es el incidente más violento desde la pandemia

Varios internos amenazaron de muerte a algunos funcionarios de prisiones tras un enfrentamiento en el patio del módulo 13

Centro Penitenciario de Palma, situado en la carretera de Sóller. B. Ramon

«Hijos de puta os vamos a matar. De aquí no vais a salir con vida». Con estas palabras, algunos internos del módulo 13 del Centro Penitenciario de Palma amenazaron de muerte a los funcionarios de prisiones. Se trata de reclusos de los módulos más conflictivos del penal. Al menos seis presos fueron trasladados al módulo de aislamiento. Este incidente está considerado el más grave registrado en la cárcel palmesana desde que empezó la pandemia del coronavirus y aumentaron exponencialmente las restricciones a la población reclusa para impedir que se propagara la enfermedad tras sus muros.

Los hechos ocurrieron la tarde del pasado 26 de junio en el módulo 13 de la prisión palmesana. Sin motivo aparente, dos internos se enzarzaron en una pelea. Al tener conocimiento de esta reyerta, varios funcionarios acudieron rápidamente al lugar. Uno fue trasladado a aislamiento y otro a la enfermería.

Un fuerte empujón

Sin embargo, otro interno se acercó y propinó un empujón a un funcionario. De inmediato se formó un tumulto y dos trabajadores se vieron rodeados por reos en actitud amenazante. A continuación, cuatro funcionarios tuvieron que acudir en su auxilio y redujeron al preso que había empujado al compañero.

«Os voy a matar cabrones. Os voy a arrancar la cabeza», profirió el recluso mientras presentaba una activa resistencia. Uno de los funcionarios se golpeó una rodilla contra el suelo cuando intentaba reducirle. Un compañero, por su parte, se dañó ambos antebrazos y la muñeca derecha.

Cuando trataban de sacar a este interno del patio, un recluso se colocó en la puerta para tratar de impedir que los funcionarios salieran. Mientras tanto jaleó a otros internos. «No les dejeis salir, de aquí no se va nadie», arengó el reo. Dos de los presos más conflictivos acudieron allí y amenazaron de muerte a los trabajadores. «Os vamos a matar. De aquí no salís con vida», espetaron. Estos dos internos también tuvieron que ser trasladados hasta el módulo de aislamiento del Centro Penitenciario.

Estos reclusos también se resistieron de manera activa. De hecho, los funcionarios les tuvieron que colocar grilletes para poder materializar su traslado.

Cuando parecía que se había instalado la calma, otro reo amenazó a los funcionarios. «Esto no va a quedar así. Mañana volveremos a liarla», anunció. Los trabajadores también le tuvieron que trasladar a aislamiento. Estos incidentes ocurridos el sábado 26 han sido los más graves ocurridos en el penal de Palma desde que se iniciara la pandemia.

«Estoy muy satisfecho con la profesionalidad de los funcionarios»

El director del Centro Penitenciario de Palma, Francisco Baldonedo, ensalzó la labor realizada por los trabajadores del penal desde que empezara la pandemia para mantener a raya a la covid-19 tras los barrotes, aplicar las duras restricciones en las comunicaciones por motivos sanitarios y que apenas hubiera habido que lamentar incidentes. «Estoy muy satisfecho con la profesionalidad mostrada por los funcionarios» recalcó.

El doble confinamiento al que se enfrentaban los reclusos para evitar los contagios del coronavirus garantizaban de antemano un aumento de la tensión entre la población reclusa. Las comunicaciones estuvieron suspendidas dos meses en 2020 y uno en 2021. Mientras, los encuentros vis a vis se suspendieron desde el 4 de marzo del año pasado al pasado 5 de abril. Las videollamadas se convirtieron en la única forma que tenían los internos de contactar con sus familias.

Cuarentena «contextualizada»

«La plantilla ha hecho gran esfuerzo ante una situación tan compleja e inédita», resaltó el director de la prisión palmesano. Buena parte del éxito de esta ausencia de incidentes significativos ha sido el empeño del personal en «contextualizar», explicó Baldonedo, los motivos de estas restricciones.

La principal preocupación desde que se produjo el estallido del coronavirus, en marzo del año pasado, era impedir a toda costa que la pandemia traspasara los muros de la cárcel de Palma y contagiara a la población reclusa. Unas medidas sumamente estrictas lograron este objetivo. Hubo cero contagios de presos.

Así, cualquier nuevo interno que entrara en el penal tenía que cumplir una cuarentena de 14 días. Los reos que volvían de permiso, una vez que estos se reactivaron, tenían que estar diez días confinados. Otro tanto las personas que mantenían un vis a vis. Por último, Baldonedo también alabó el buen comportamiento de los internos para encajar estas limitaciones añadidas.

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