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Monumento natural

Cómo cuidar un roble de 500 años

Seis de los ocho monumentos naturales de Galicia tienen un plan para delimitarlos y definir cómo conservarlos

Dos mujeres ante el vetusto tronco de unos 500 años de “A carballa da Rocha” en el municipio de Rairiz de Veiga. EFE

En un frondoso bosque del término municipal de Rairiz da Veiga, en la provincia de Ourense emerge A Carballa da Rocha, un espacio protegido de 0,64 hectáreas, en el que yergue un majestuoso ejemplar de roble (Quercus robur L.), que mide el equivalente a un edificio de unas diez plantas y cuyo tronco que solo consiguen abrazar al menos cuatro personas adultas. Este ejemplar de corteza agrietada por el paso de los años cuenta con unos casi siete metros de perímetro y su tronco se bifurca en dos grandes ramas que superan los 31 metros de altura, lo que lo convierten en uno de los ejemplares de su especie más altos de Europa y de España, con una antigüedad estimada de 500 años. Aunque quizás pocos lo conozcan, este será el sexto monumento natural gallego declarado por la Xunta que se dotará de un instrumento de planificación propio: un Plan de gestión que permita realizar una diagnosis precisa del estado de este espacio natural y de los valores que es necesario proteger

La Consejería de Medio Ambiente acaba de someter a participación pública el Plan de gestión del monumento natural A Carballa da Rocha, que se cerró ayer, para –a través de esta recopilación de información–, establecer las medidas de planificación y gestión que permitan asegurar su mantenimiento en un estado de conservación favorable. Este nuevo instrumento de gestión, que tendrá vigencia indefinida, deberá incluir la delimitación de su ámbito de protección; los posibles riesgos que puedan afectar a sus valores naturales; los objetivos de conservación; o las normas de uso y aprovechamiento del suelo.

Asimismo, el plan también incluirá las normas relativas al uso público, así como las actividades científicas y educativas a desarrollar; el programa de seguimiento; la identificación de las medidas para garantizar la conectividad ecológica, estableciendo y restableciendo corredores con otros espacios naturales de singular importancia para la biodiversidad y los instrumentos presupuestarios para cumplir esos fines.

La Xunta de Galicia presentó este año en la Feira Internacional de Turismo los ocho monumentos naturales declarados en Galicia: la Costa de Dexo, la Praia das Catedrais, el plegamiento geológico de Campodola-Leixazós, los Soutos da Retorta e de Rozabales, la citada Carballa da Rocha, la sierre de Pena Corneira e la Fraga de Catasós. Son “espacios o elementos de la naturaleza constituidos por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza, que merecen ser objeto de una protección especial”, en palabras de la conselleira. Pues bien, según fuentes de Medio Ambiente, seis de ellos ya están dotados de este órgano de gestión que garantice su correcta conservación. Para los dos restantes, avanzan, está prevista a finales de año.

La administración autonómica explica que en los monumentos naturales gallegos se limitará, con carácter general, la explotación de los recursos, excepto cuando esta explotación sea plenamente coherente con la conservación de los valores que se pretenden proteger o –por razones de investigación o conservación o actividades económicas compatibles con un mínimo impacto y que contribuyan al bienestar socioeconómico de la población–, se permita tras autorización administrativa.

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