La mayor institución pública de España dedicada a la investigación científica y técnica -en la que se agrupan un total de 121 centros de investigación y más de 13.000 trabajadores en todo el país- afirma que solo ha recibido ocho denuncias por acoso laboral y una más por acoso sexual en los últimos cinco años. Este es el escueto balance que ha proporcionado la secretaría general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a petición de El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, sobre los casos de acoso y discriminación detectados en el conjunto de sus centros de investigación. En total, según informa la institución, hay al menos tres profesionales sancionados por estos motivos. "Estas cifras no son creíbles. En el mundo académico hay muchísimos más casos de acoso que no están saliendo a la luz", explica Sandra González, presidenta de la Oficina Española de Integridad en Investigación, una de las principales plataformas contra el acoso en las academias.

Una encuesta de clima detectó al menos 628 casos de acoso sexual entre leves, moderados y graves más en la institución

Sobre el papel, esta institución cuenta con un protocolo frente al acoso laboral y con otro frente al acoso sexual y a las discriminaciones de género. En ambos casos existen varios mecanismos habilitados tanto para prevenir como para denunciar este tipo de situaciones. Pero en la práctica, según denuncian varios profesionales vinculados al CSIC en declaraciones a El Periódico de Catalunya, "los protocolos se quedan cortos". "Están diseñados para desincentivar las denuncias", explica Mario (nombre ficticio), un exinvestigador del CSIC que sufrió una situación de abuso de poder continuado en su centro de trabajo y que, según explica, tras denunciar su caso quedó totalmente desamparado por parte de la institución. 

"Los protocolos están diseñados para desincentivar las denuncias"

Alejandro Pedregal - Víctima de acoso en el CSIC

Uno de los principales escollos que denuncian al unísono varios afectados por acoso en el CSIC es, justamente, la "ineficacia" de los protocolos actuales. De hecho, el mismo protocolo contra el acoso laboral describe una serie de conductas que, "aunque podrían ser constitutivas de infracciones", no se pueden considerar estrictamente como acoso y por lo tanto no pueden ser perseguidas con la misma contundencia. Entre estas se incluyen, por ejemplo, "las conductas despóticas dirigidas indiscriminadamente", "las ofensas puntuales y sucesivas dirigidas por varios sujetos sin coordinación entre ellos", "las presiones para aumentar la jornada o realizar determinados trabajos" y "las modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo sin causa [justificada] y sin seguir el procedimiento legalmente establecido", entre otras. "La suma de estas situaciones suponen un caso de acoso de manual. Negarlo es negar la realidad", afirma Álvaro Peralta, también miembro de la Oficina Española de Integridad en Investigación.

Casos ocultos

El balance sobre casos de acoso proporcionado por el CSIC dista mucho de la realidad que, según alertan los trabajadores, se vive en los propios centros. También difiere respecto a las cifras que se desprenden de los estudios realizados para entender la magnitud de este fenómeno. En 2019, la misma institución intentó trazar la primera gran radiografía sobre acoso en sus centros. Para ello encuestó a un total de 6.284 profesionales para explorar, por un lado, su percepción del "ambiente laboral" y, por el otro, su experiencia con temas de acoso. El objetivo principal del estudio, liderado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), era indagar en las situaciones de acoso sexual pero, de forma colateral, también se acabaron recogiendo datos sobre diferentes tipos de discriminaciones, malos tratos y violencia en el ámbito laboral. 

Según constata el estudio, el 9,6% de los hombres y el 12,3% de las mujeres consideran que viven en un ambiente laboral hostil. Las conductas más repetidas por las personas en esta situación son, por ejemplo, aquellas que "obstaculizan la carrera (o promoción) profesional", la asignación de tareas no adecuadas al lugar de trabajo o la exclusión de encuentros formales o informales. También hay un 3,6% de los profesionales que reconoce de forma directa que son "tratados mal" de forma habitual en su centro de trabajo y un 20,3% que afirma sufrir situaciones de malos tratos de forma ocasional. Esto supondría al menos 226 casos de malos tratos habituales y cerca de 1.275 que se dan de forma ocasional pero que, aun así, no suponen un caso aislado. 

Las cifras sobre acoso sexual recogidas en este estudio también son mucho más elevadas respecto a la única denuncia recibida por el CSIC. Según recoge la propia encuesta, un 1,9% del personal reconoce haber sufrido una situación de acoso sexual en su centro de trabajo. Estas cifras suponen al menos 119 casos declarados sufridos en centros del CSIC, de los cuales 105 corresponden a mujeres y 14 a hombres. Más allá de estos, la encuesta también recoge un porcentaje todavía más elevado de personas que han sufrido situaciones de acoso sexual, aunque 'a priori' no las identifiquen como tal. El 10% de los encuestados afirma haber sufrido "chistes y bromas, piropos o comentarios de contenido sexual" así como "acercamientos excesivos y tocamientos". Esto supone al menos 628 casos de acoso sexual entre leves, moderados y graves más en la institución.