La naturaleza está llena de sorpresas y anomalías. Algunas de ellas son casi imposibles de creer por muy raras que parezcan o suenen. Es el caso de Olivia Farnsworth, una niña que bajo su apariencia totalmente normal esconde uno de los grandes 'milagros' o rarezas de la naturaleza humana. Olivia podría ser perfectamente la protagonista de una película de superhéroes porque una extraña mutación en su ADN le otorga una particular característica única: no siente dolor, ni hambre, ni sueño.

Como suena. Olivia es diferente al resto de personas y no siente igual que el resto, de hecho no siente.

Aunque pueda parecer un superpoder, en realidad no lo es. Olivia sufre una anomalía bastante grave en sus cromosomas. Exactamente, le falta parte del cromosoma 6 y eso le hace única en el mundo. Que Olivia no sienta dolor cuando se cae o cuando, por ejemplo, se quema o se corta no quiere decir que no se lesione. De hecho, sí lo hace, pero su cuerpo no reacciona como lo hace el de resto de seres vivos. Su sistema nervioso no recibe la señal nerviosa que desencadena el dolor y sin dolor no hay reacción por parte de la persona.

Los peligros de no comer, no beber y no dormir

Lo mismo sucede con el hambre. Olivia nunca tiene hambre porque nunca experimenta esa sensación, así que si por ella fuera nunca comería. En el caso del sueño pasa lo mismo. La niña nunca tiene sueño y, por tanto, nunca tiene ganas de dormir. ¿Y entonces? Si Olivia no come ni bebe ni duerme... Olivia no podría seguir viviendo y así donde esa mutación se convierte en una maldición.

Los primeros en darse cuenta de que algo no iba bien con su hija fueron los padres de Olivia. La niña nunca se quejaba de las heridas. Da igual que se cayera en la calle, ella nunca se quejaba. Pensaron que era una niña dura, pero todo cambió el día en que un coche atropelló a Olivia y la arrastró 20 metros. Ella, en lugar de llorar, se levantó y preguntó qué había pasado.

Ahí saltaron todas las alarmas y los médicos comenzaron a investigar qué le sucedía a la niña. Fue entonces cuando descubrieron la mutación que padece Olivia. De momento, y hasta que se detecten más casos, el de Olivia es un caso único en el mundo y esa singularidad la hace especialmente vulnerable. Sus padres tienen que vigilar constantemente para que coma y beba. Además, necesita somníferos para poder conciliar el sueño.