Detrás de cada llamada, hay un niño o una niña que sufre. Un adolescente que pide auxilio. Un adulto solidario que quiere que ese pequeño salga del infierno en que vive. Hay llamadas de 50 minutos. Otras, de tres horas. Las hay infinitas. Vitales. El tiempo no puede medirse cuando ese niño es capaz de verbalizar qué le sucede y alerta que, por su mente, se cruzan ideas oscuras. Por eso, a veces, pese a dimensionar los problemas, son tan frías. Porque son eso: cifras. Lo ha advertido este miércoles la Fundación ANAR al presentar sus informe anual de 2022. Que, una vez más, hablan de la fragilidad de la salud mental de los niños y adolescentes españoles.

Por primera vez desde que se puso en marcha el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños, Niñas y Adolescentes en 1994, el bloque de los problemas de salud mental supera al de la violencia -aunque están íntimamente ligados- y representa casi la mitad de las consultas realizadas por menores de edad (45,1%). La conducta suicida -que engloba tanto la idea como la tentativa- se convierte en el principal motivo de llamada por parte de esos menores, con un 17,5% del total de sus peticiones de ayuda. En 2022, atendieron 7.928 consultas por este tipo de ideas, que representaron 4.554 casos.

Hay que desglosar bien los datos: esas llamadas representaron 4.554 casos atendidos, de los que 3.279 era niños o adolescentes que tenían ideas suicidas y 1.275, que lo intentaron. Es decir, que estaban en altísimo riesgo. En la última década, indicaron en rueda de prensa celebrada esta mañana los responsables de ANAR, este tipo de consultas se han multiplicado por 34,8 (tasa de crecimiento del 3.376% desde 2012).

Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR, habló de ese más de millar de menores que "más o menos tenían un plan estructurado". A los que los psicólogos de la entidad han acompañando para no hubiera un desenlace fatal y, sobre todo, para que, a través del teléfono, ese menor pudiera "verbalizar el miedo y el sufrimiento" que padecía en ese momento. Habló de intervenciones de emergencia, en casos de alto riesgo, pero después, también, del seguimiento de los casos. Importantísimo.

Las redes sociales

Tanto Diana Díaz como Benjamín Ballesteros, director técnico de Programas de la Fundación ANAR y portavoz, mostraron en este aspecto -cuando se habla de conducta suicida- su preocupación por la implicación de las tecnologías. Por ese uso de las redes sociales para las despedidas o por la facilidad para obtener informaciones "peligrosas sobre procedimientos" en muchas páginas de Internet. Ballesteros pidió rigor a la hora de abordar un tema tan delicado y donde no hay nada de romanticismo. Porque, admite la entidad, les preocupa y mucho: nunca en su historia se había dado ese fenómeno. Que el primer motivo para levantar el teléfono sea las pocas ganas de vivir.

"La conducta suicida es un auténtico tsunami que no podemos dimensionar aún porque crece cada año" señala ANAR

El uso de las tecnologías y el acceso a las redes sociales están implicados en todos estos fenómenos "y los atraviesan y potencian de forma transversal", alerta esta entidad. Para Ballesteros "la conducta suicida es un auténtico tsunami que no podemos dimensionar aún porque crece cada año. Y que está directamente relacionado con la soledad, el uso de la tecnología y cómo se está informando sobre la conducta suicida".

Niños de toda España

En 2022, las líneas de la Fundación ANAR recibieron 217.693 peticiones de ayuda procedentes de toda España. La entidad atendió 17.896 casos graves que necesitaron orientación psicológica, jurídica o social. El informe anual -realizado por su Centro de Estudios e Investigación- arranca señalando que el número de casos graves se ha duplicado en los últimos seis años.

Se han realizado 4.923 intervenciones urgentes en situaciones de riesgo y extremas, como esos intentos de suicidio iniciados, agresiones sexuales, maltrato físico…, que suponen una media de 13 al día, cuando hace seis años no llegaban a tres diarias, remarca el informe. Además, se han llevado a cabo 74.428 derivaciones a recursos profesionales de protección al menor (204 al día) por parte de sus departamentos jurídico y social.

La mayoría de los problemas referidos a las Líneas de Ayuda ANAR han tenido "una urgencia, gravedad y frecuencia alta"

La mayoría de los problemas referidos a las líneas de ayuda han tenido "una urgencia, gravedad y frecuencia alta". Otro porcentaje terrible: el padecimiento sufrido se ha venido prolongando, en el 56,6% de los casos, más de un año. Por género, siete de cada diez casos recibidos son de mujeres, mientras que los varones lo hacen en menor medida (26,1%). Si se trata de las consultas realizadas por adultos, más de la mitad (54,8%) se han referido a las mujeres y cuatro de cada diez (42,9%) a los varones, pero la diferencia porcentual entre ambos es menor.

Las autolesiones

Por peso, a las llamadas relacionadas con la conducta suicida, le siguen las autolesiones, los problemas de ansiedad, la tristeza o depresión y los trastornos de la alimentación, que se incrementan un 291%. Los casos de autolesiones se han multiplicado por 45,7 en esta década (con una tasa de crecimiento en los últimos once años de 4.468%), pasando de 71 casos en 2012, a 3.243 en el año 2022.

Aumentan las autolesiones: un fenómeno "íntimamente relacionado con los intentos de suicidio, por su alta probabilidad de desenlace fatal"

La Fundación lo considera un fenómeno "íntimamente relacionado con los intentos de suicidio, por su alta probabilidad de desenlace fatal cuando los niños, niñas y adolescentes cambian de procedimiento". También aumentan significativamente, respecto a 2021, los problemas de baja autoestima (+494% respecto al año 2021), obsesiones relacionadas con la autoimagen (+440%) y complejos (+350%).

Violencia sobre menores

La violencia ejercida contra los menores de edad tampoco desciende. Sigue siendo el principal motivo de llamada de los adultos que contactan (en seis de cada diez consultas) y ocupa el segundo puesto en las peticiones de ayuda de niños y adolescentes (34,7%).

La violencia de género sigue creciendo de manera continuada desde hace 13 años (se ha multiplicado por 16,5), con 3.471 casos registrados en 2022. La que más crece (asciende a un 13,2%) es la que se ejerce contra adolescentes.

El informe destaca también el número de casos de agresión sexual, 1.088, que la Fundación atendió en 2022

La entidad considera "especialmente preocupante" que el 47,5% (3,9% más respecto a 2021) de las jóvenes manifieste que no eran conscientes del problema. No admiten estar siendo víctima de este tipo de violencia a juicio del psicólogo u orientador. El informe destaca también el número de casos de agresión sexual, 1.088, que la fundación atendió en 2022. Ese año se atendieron, también, 3.045 casos de maltrato físico y psicológico.