"¡Nos pillaron! . Llegó una luz llena de amor a mi oscuridad. Ya nunca volveré a estar sola. He vuelto a vivir". Fueron las primeras palabras que, en redes sociales, pronunció la presentadora Ana Obregón tras conocerse que ha sido madre de una niña por gestación subrogada en Miami (Estados Unidos). Un sentimiento de felicidad que analiza para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la psicóloga Raquel Huéscar, experta en duelo perinatal y acostumbrada a ver a madres que, tras perder a su hijo, intentan suplir esa ausencia con el nacimiento de un nuevo bebé. Sostiene lo complejo que es "elaborar un duelo" por el trágico fallecimiento de un hijo con la llegada de otro.

Este diario habla con Raquel Huéscar el mismo día en el que se conoce una noticia que ha generado incontables reacciones en todas las esferas. Ese mismo día, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se mostraba especialmente dura y recordaba que este procedimiento es ilegal en España y constituye una forma de violencia contra las mujeres recogida por la Ley de Derechos Sociales y Reproductivos, la conocida Ley del Aborto.

El interés del menor

La psicóloga comienza aludiendo al tema de la gestación subrogada, ilegal en España, insiste. "El debate es muy complejo porque la evidencia nos demuestra que separar a un bebé de su madre biológica genera consecuencias para el bebé, consecuencias que, en unas condiciones óptimas de cuidado, se pueden reparar. Pero hacer algo así por el deseo de tener hijos, de forma intencionada, habla de cómo la sociedad recoge los derechos de la infancia", indica.

Huéscar, coordinadora del Grupo de Trabajo de Psicología Perinatal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, insiste en que el interés que hay que preservar, por encima de cualquier otro aspecto, es el de los menores. "Es importante cuidar el bienestar de los bebés que, aunque no hablan, tienen que tener voz por parte de la sociedad y hay que proteger su seguridad", añade.

Por eso, cuando se le pregunta a la psicóloga, qué le sugiere la decisión de Ana Obregón, responde: "Es muy importante saber qué lugar se le otorga a ese menor en esas circunstancias. Es una pregunta que me hago. No puedo decir nada más porque ni conozco a Ana Obregón, ni sé nada más allá de lo que conocemos todos. Pero, lo primero, es esa bebé"

Además, sobre la edad de la madre, apunta: "No conozco a madres de 70". Dice que, por ejemplo, en el caso de los tratamientos de fertilidad no sabe "quién se cuestiona o dice no" cuando (por límite de edad) alguien acude a un procedimiento de este tipo. "El otro día, en un seminario, hablando de esto en el Colegio de Psicólogos, surgió cómo es posible que a los padres que van a adoptar se les pida un informe idoneidad, y las personas que están en reproducción asistida, legítimamente, no pasen por esto y se llegue a situaciones muy extremas, que no es lo habitual. No sé quien pone el límite y parece que no es fácil hablar del no", señala la psicóloga.

El duelo de un hijo

Ajena -o no- al revuelo que se ha organizado tras conocerse su nueva vida, y a punto de cumplirse tres años del fallecimiento de su hijo Aless Lequio, la actriz y presentadora, de 68 años, admitía haber recuperado las ganas de vivir tras la pérdida de ese hijo con la que ahora será su hija. Es ahí, donde la psicóloga muestra más dudas. "El vacío del hijo que perdiste nada lo va a llenar. Porque no va a volver. Habrá que dar hueco a lo que viene, que será distinto", explica Huéscar.

Por su especialidad, la psicóloga indica que ve mucho de duelo perinatal, el que se produce tras la pérdida de un bebé durante el embarazo, o en los momentos previos o posteriores al parto. "Y, al final, siempre hay una parte de qué lugar se le da al hijo que viene después. Lo importante diferenciar. Que tú puedas haber elaborado tu duelo para darle su espacio a ese hijo que perdiste. Es muy obvio, pero a veces cuesta", admite.

Raquel Huéscar insiste: "Perder un hijo es como quien pierde un brazo, al final uno se acostumbra a vivir con el que le queda, pero nunca a ser igual. Es una tragedia terrible y superar ese duelo, significa reorganizar tu vida, pero no sé si darle al nuevo bebé el lugar de venir a cubrir un vacío, es darle libertad al hijo que viene, que llega con una serie de cargas y circunstancias que, a lo mejor, no son del todo justas. Elaborar un duelo a través de otro hijo, no es elaborar el duelo por el perdido, ni darle libertad al que viene. Es muy complejo", concluye.