Todavía se mantiene una imagen del feminismo dentro de ciertos sectores que incluye un único modelo de mujer. Suele estar representada de aspecto masculino, enfadada con el mundo, agresiva en sus gestos y con escasa vida sexual. Una idea muy parecida a la que se proyectaba en Reino Unido de las sufragistas que lucharon por el voto femenino a principios del siglo XX. Por aquel entonces, ellas buscaron contrarrestarla y transmitir la impresión opuesta. Estudiaron con sumo cuidado las comparecencias públicas y llevaron a cabo una estrategia que incluyó la elaboración y venta de diferentes objetos promocionales, entre ellos joyas.

Las alhajas, que se incluyeron pronto en la política de visualización del movimiento, estaban cargadas de simbolismo. Las piezas de joyería las diseñaban artistas vinculadas al sufragismo con carácter recaudatorio y las lucían con orgullo en manifestaciones y concentraciones. "Otros, sin embargo, escaparon a su control y fueron introducidos en el mercado sin que mediera la intervención de ningún grupo de militantes", explica Manuel Lorca, profesor de Historia de la Comunicación Gráfica en la Escola d'Art i Superior de Disseny de València (EASD), quien ha estudiado la transformación de la imagen del sufragismo.

El diseño de estas joyas respondía a las modas y tendencias estéticas de la época. "Solían estar trabajadas en oro o plata, metales a los que se engarzaban gemas y piedras semipreciosas con los colores identificativos de las distintas agrupaciones sufragistas, siendo tonalidades prevalentes el blanco, verde y morado de la Women's Social and Political Union (WSPU). También se usó con frecuencia la técnica del esmalte", relata.

Muchas de estas alhajas fueron confeccionadas en la joyería londinense Mappin & Webb que, hacia 1897, llegó a disponer de un catálogo de joyas sufragistas gracias a su propietario Stanley Mappin, un partidario de la WSPU. Incluía broches y colgantes engastados en oro con esmeraldas, perlas y amatistas.

El broche de Holloway

Para Lorca, el aspecto más interesante de las joyas sufragistas lo ofrece su iconografía: "No estamos ante objetos meramente suntuarios, sino ante piezas con un carácter reivindicativo muy concreto cuyos motivos, seleccionados cuidadosamente, poseen una intencionalidad específica que da sentido y coherencia a la alhaja".

El broche Holloway, diseñado por Sylvia Pankhurst, es una de las piezas que mejor simboliza el sentido de la joyería sufragista. Su diseño, recrea una estructura reticular que evoca las rejas de los vanos de las prisiones. Manuel Lorca explica que la diseñadora dispuso sobre la retícula una punta de flecha, esmaltada en blanco, verde y morado. Este elemento recuerda el motivo muy similar estampado en los uniformes de los prisioneros en las cárceles británicas, que identificaba las prendas como propiedad del gobierno. La elaboración de la pieza corrió a cargo de la joyería londinense Toye & Co.

"El broche Holloway se entregaba como galardón a las sufragistas cuando eran liberadas de la prisión que le dio nombre. Por eso, de los ángulos superiores de la pieza cuelguen dos cadenas sueltas que tienen ese sentido. Con él también se les hacía entrega de un illuminated address o diploma de agradecimiento, diseñado por Sylvia Pankhurst y firmado por su hermana Emmeline", asegura. Todos estos actos se enmarcaban en el contexto de la fiesta organizada tras la puesta en libertad de la sufragista homenajeada. Adelaide McCarthy fue una de las activistas a las que se festejó tras su liberación.

Jailed for freedom

Nina Evans Allender fue la autora en 1917 de otra pieza emblemática: la Jailed for Freedom (Encarcelada por la libertad). Era una joya de factura similar al broche Holloway, que fue diseñada como homenaje a la sufragista norteamericana Amelia Himes. Junto a otras 15 mujeres, estuvo dos meses encarcelada en el Lorton Reformatory de Virginia por defender el derecho al sufragio femenino a base de piquetes a las puertas de la Casa Blanca, obstaculizando la fluidez del tráfico. Aunque todas fueron indultadas por el presidente Wilson, ellas rechazaron su perdón.

También tuvo gran importancia la Hunger strike medal, un galardón del que eran merecedoras aquellas sufragistas que superaban las huelgas de hambre en las prisiones británicas. La medalla, confeccionada por Toye & Co., servía para elevar la moral y fortalecer el espíritu de unidad y lealtad entre las militantes más comprometidas. El diseño se inspira en la Victoria Cross (la Cruz Victoria), máximo galardón que concede el Estado británico y cuyo origen se remonta a 1856. Generalmente, apunta el experto, en el reverso de la medalla se grababa el nombre de su receptora.

Ernestine Mills fue otra artista joyera y militante sufragista que creó en 1909 el diseño del colgante Angel of Hope (Ángel de esperanza) que se le entregó como regalo a Louise Eates, secretaria honorífica de la sección de Kensington de la Women's Social and Political Union. Lo hizo justo después de que saliera de la cárcel de Holloway donde estuvo un mes encarcelada. "El medallón está hecho en cristal esmaltado sobre una base de plata y en él la alegoría de la Esperanza adopta la apariencia de un ángel que, arrodillado ante un vano enrejado, conforta a un prisionero con el sonido de su lira", señala. Los colores dominantes, como en casi todos aquellos objetos, son el blanco, el verde y el morado.

"La imagen del Ángel de la Esperanza se inspira o reinterpreta la figura que aparece en Hope, el óleo sobre lienzo del pintor George Frederic Watts, fechado en 1886. En él, una mujer arrodillada y con los ojos vendados escucha, absorta, el sonido del instrumento que tañe", añade.

Doble significado

Manuel Lorca señala que en la joyería sufragista también abundaron las piezas elaboradas a base de eslabones de metal, cuya interpretación admite un doble significado: "Por una parte, eran un homenaje a las sufragistas encarceladas y recordaban su sufrimiento. De otro lado, eran una denuncia de la opresión que imponía la sociedad a las mujeres cuando les negaba sus derechos ciudadanos".

Entre las sufragistas británicas se hizo popular el broche dedicado a Boudica o Boudicea, una reina guerrera que, según cuenta Tácito, lideró una rebelión de los britones contra las tropas romanas que ocupaban las Islas Británicas. El experto señala que muchas sufragistas se sentían más identificadas con ella que con Juana de Arco porque era británica y no católica, a diferencia de la heroína francesa. La iconografía suele presentarla encaramada a un carro de guerra arrastrado por un par de caballos encabritados.

Más de un siglo después, lugares de internet como Etsy, Amazon o Ebay están llenos de réplicas de aquellas joyas. Algunas, como una medalla encontrada en 2019, han sido subastadas por miles de libras esterlinas. Esta, en concreto, a unos 30.000 euros al cambio.