Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Medicina

Trabajar en Traumatología con muletas: la denuncia de una sanitaria de Asturias con graves secuelas tras un cáncer

Leticia Rodríguez se ha tenido que dar de baja en la bolsa de empleo del Sespa al no poder realizar sus funciones y no ser reasignada a otro puesto que sí pueda cubrir

Leticia Rodríguez, apoyada en la muleta, en el hospital Álvarez Buylla de Mieres.

Corría el año de 2021. Leticia Rodríguez estaba en su puesto de trabajo, como auxiliar de enfermería. Forma parte de la bolsa de eventuales del Sespa (Servicio de Salud del Principado), pero por su puntuación suele trabajar regularmente. Lo hace en el hospital Álvarez-Buylla de Mieres (Asturias), y en aquel momento estaba en Urgencias. Allí, durante uno de esos turnos, le descubrieron un sarcoma en el glúteo, esto es, en cáncer del que tuvo que ser tratada. Aquello fue el principio de un calvario para esta profesional sanitaria, que a día de hoy ha tenido que darse de baja de la bolsa de empleo ante lo que denuncia una falta de sensibilidad de los responsables del área sanitaria de Mieres y de los doctores del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). "Yo solo quiero poder trabajar en un puesto adaptado a mi situación, y no que me manden a traumatología, donde los pacientes entran viendo que quien les va a atender va con una muleta", afirma.

Pero volvamos al principio para contextualizar toda la situación. Tras descubrirle el cáncer, Leticia Rodríguez cae en depresión y ansiedad, por lo que le dan la baja. Tiene una primera operación en diciembre de 2021, y una segunda en febrero de 2022. Todo ello unido a los tratamientos de radioterapia y quimioterapia necesarios para tratar de eliminar el sarcoma. "Me encuentro débil, apenas puedo moverme, además de la ansiedad que padezco por todo esto", rememorar. Las intervenciones le han dejado dos graves secuelas: una es la fibromialgia, y la otra que ha perdido parte de los músculos del glúteo en las operaciones. El resultado es que para caminar necesita una muleta.

La auxiliar de enfermería, con su muleta, en una sala del hospital mierense.

Tras un año de baja -que le habían dado por ansiedad y no por la operación y el tratamiento-, recibe una llamada de los inspectores del INSS. La citan el 11 de enero, y a las seis días le dan el alta. A trabajar. "Se lo comunico a los jefes del hospital, pero la única solución que me dan es que me salga de la bolsa, algo que no puedo hacer porque mi sueldo es mi sustento y el de mi hija", apunta. El destino quiso que el primer contrato al que accediera fuera en el área de Traumatología: "Imagínate ver que una de las auxiliares que te va a atender va en muletas y además no puede hacer su trabajo".

La situación se complica. Relata que para muchas de sus tareas requiere de la ayuda de compañeros, ya que "mis secuelas y mi estado me impiden por ejemplo levantar pacientes, o darles la vuelta, hay muchas cosas que no puedo hacer". Lo atestiguan las llamadas de sus compañeros a retenes para echar una mano en los turnos de Leticia, "que tiene que venir a trabajar con muletas". Esta auxiliar de enfermería denuncia la falta de empatía de los gestores del área VII, la del valle del Caudal: "Desde un primer momento fui a Salud Laboral para pedir un puesto adaptado a mis características, pero las respuestas fueron continuamente negativas". "Quiero trabajar, pero solo puedo hacerlo en un puesto que requiera menos carga física, porque no puedo más", afirma Leticia Rodríguez, que agrega que "tengo 46 años y una discapacidad del 55%, y sin embargo, nadie me quiere enviar a un puesto adaptado".

Denuncia que toda esta situación le ha provocado episodios graves de ansiedad y depresión, y que solo pide que se solucione. "Quiero que queden claras dos cosas, una la injusticia por un lado de los médicos del INSS que me mandan a trabajar como estaba, y por otro lado, la inhumanidad de la jefatura del hospital de Mieres, que viéndome así no fueron capaces de ponerme en un sitio con menos carga física por más que lo intenté". El resultado, apunta Leticia Rodríguez, es que han podido con ella: "Me han obligado a darme temporalmente de baja en la bolsa porque no puedo más ni física ni psicológicamente. Y todos miran hacia otro lado".

Por último, además de reclamar soluciones para su problema, también quiso agradecer el trato de sus compañeras: "Pude estar trabajando gracias a ellas, que se hicieron cargo de tareas que yo no podía". También a los pacientes, "en ellos encontré la empatía y la humanidad". "Solo quiero volver a trabajar en un puesto en el que sea capaz", finaliza.

Compartir el artículo

stats