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Salud mental

Alarma por la racha de suicidios: "Nunca vimos algo así", sostienen los especialistas

Psiquiatras y psicólogos denuncian las carencias de la sanidad pública en salud mental y lamentan la falta de una estrategia de prevención

Alarma por la racha de suicidios.

Asturias sufre desde hace unos meses un aumento de los suicidios (y también de los intentos de quitarse la vida) que tiene alarmados a los expertos en salud mental. "En los 44 años no había visto una situación así", resume de manera gráfica la psicóloga gijonesa Isabel Menéndez. El problema está focalizado en los adolescentes y las causas del incremento van desde los últimos coletazos de la pandemia hasta el ascenso de los casos de acoso que se propagan con una tremenda rapidez a través de las redes sociales. Aunque sobre cuáles son las razones protagonistas de esta alza no hay consenso. Lo que sí está más claro es que la ola también está llegando a los jóvenes y a los adultos. Por razones diferentes. En estos casos priman justificaciones económicas; heridas familiares mal curadas; algunos trastornos psicológicos, como la depresión; o un carácter que tiende hacia los estados de tristeza u otras alteraciones de la personalidad. Mientras tanto, las consultas psicológicas y los esfuerzos realizados por el sistema público de salud no están logrando frenar el ascenso. No dan abasto.

El Principado suele ocupar desde hace años el primer puesto por regiones en la clasificación que mide la tasa de suicidios (en 2021 fue del 12,9 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de la nacional, del 8,4) que con la pandemia repuntó, aunque no con la intensidad prevista por muchos expertos. Matilde Bousoño, doctora en psicología, apunta que "desde la pandemia han aumentado los intentos de suicidio en los adolescentes, que luego se ha extendido a los jóvenes. A los adolescentes el covid les pilló en una edad muy vulnerable para las relaciones sociales". Otra consecuencia arrastrada desde entonces ha sido el incremento de los trastornos alimentarios que, en muchos casos, aún persiste. Aquella situación de tremendo estrés social a la que fue sometida la población para frenar la expansión del virus, sostienen algunos expertos, continúa dando coletazos. "Mientras estás en el estado de estrés (en este caso la pandemia) este tipo de problemas no afloran", asegura Isabel Menéndez, "pero a los jóvenes aquello les pilló en plena maduración cognitiva".

Aunque no todos están de acuerdo con la teoría que apunta a la pandemia como culpable del incremento. Para Esther Blanco, psicóloga en Oviedo, "hay un aumento de casos, pero no una epidemia, los problemas son los de siempre, aunque ahora llegan más pacientes a las consultas". Durante muchos años primó asociar la depresión al suicidio, pero el problema es mucho más amplio. "Lo que no se está evaluando o teniendo en cuenta es el suicidio ‘caracterológico’, es decir, relacionado con el carácter, son casos que a veces no se ven venir. Hoy sabemos que se suicidan unas personas que tienen un carácter depresivo, algo malhumorados; los histriónicos; los narcisistas; los antisociales; los que tienen trastorno del límite de personalidad; la mayoría suelen pasar desapercibidos", asegura.

Tampoco ve que la pandemia tenga mucho que ver con este incremento de los casos de suicidio el presidente de la Sociedad Asturiana de Psiquiatría, Luis Jiménez Treviño. "Los casos van en aumento, pese a todos los esfuerzos que se hacen desde el sistema sanitario, pero seguir echándole la culpa al covid me parece aventurado", apunta. Aunque sí reconoce que la pandemia jugó un papel importante en su momento. En su opinión, la situación económica es la que está jugando ahora un papel decisivo. Pero no el único. "El del suicidio es un fenómeno muy complejo, multicausal en el que aspectos como las crisis económicas o la salud tienden a empeorar las cifras", resalta. Ahora mismo la situación económica presenta ciertas turbulencias y se ha juntado, agrega Jiménez Treviño, que el sistema de salud, que debería ser la puerta de entrada de muchos de los que tienen problemas mentales, se encuentra muy tensionado. Y agrega: "Los psiquiatras llevamos años pidiendo que se articule una estrategia nacional de prevención del suicidio que ha quedado en nada".

Lo de que Asturias lidere las tasas de suicidio viene de lejos. El psicólogo ovetense Raúl Casasola apunta que es ya "una cuestión endémica" en la región. "Incluso podría decirse que cultural, eso de quitarse de delante es y ha sido una forma de no enfrentar el sufrimiento por causas psicológicas", agrega. "Si trazamos una línea imaginaria entre Oviedo y Tineo es en esa franja en la que encontramos las tasas de suicidio más altas del Principado. En esa zona podría decirse que ésta es una repuesta más arraigada ante el sufrimiento". Ahora el suicidio comienza a ser motivo de conversación y está dejando de convertirse en un tema tabú, como venía ocurriendo. De hecho, Jiménez Treviño asegura que la mejor forma de prevenirlo está en la comunicación, en hablar con los familiares y con quien se tenga cerca. Y Raúl Casasola agrega: "Este es un tema que siempre se había silenciado, pero está comenzando a normalizarse".

Esa misma tesis defiende la psicóloga Leticia Sagues. "Es probable que ciertas estrategias para visibilizar, concienciar y mejorar la información sobre este asunto estén llegando a la población y lo perciban como algo sobre lo que es posible intervenir y, por tanto, algo que se pueda tratar con una adecuada intervención psicológica", destaca. "Tomar la decisión de suicidarse no es algo repentino, sino que es una idea que se va gestando poco a poco. Existen algunos indicios que nos deben advertir de que una persona está pensando en llevar a cabo un suicidio y, por tanto, intentar evitarlo".

La psicóloga asturiana Elena Alameda resalta que "en realidad, la conducta suicida tiene varias paradas. Comienza con la ideación suicida. Suele ser un pensamiento puntual del tipo ‘no quiero vivir así, mi vida no tiene sentido’. La segunda es la planificación suicida. Los pensamientos suicidas aumentan, al igual que la desesperanza y empieza a gestarse, de manera premeditada, cuál sería el ‘plan’. La tercera es el intento suicida. Estas tres paradas es importante identificarlas bien, especialmente la primera, porque es ahí cuando podemos prevenir el resto".

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