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Educación sexual

Padres acuden ya a psicólogos para ayudar a sus hijos a frenar la adicción al porno

Los expertos les dan pautas para hablar de sexo y les aconsejan controlar el acceso a internet y potenciar otras formas de ocio | Impulsividad e irritabilidad, síntomas de los adictos

Dos niños viendo un video en su móvil. P.

Hay padres que empiezan a acudir a centros especializados en el tratamiento de adicciones, buscando ayuda con la que gestionar el problema que detectan en casa: menores con adicción a la pornografía. “Tuvimos el caso de un padre de treinta y tantos que llegó a nuestro centro a pedir orientación sobre qué tenía que hacer en casa, porque pensaba que su hijo de 9 años estaba empezando a ver demasiado porno”, cuenta una de las psicólogas consultadas, quien le indicó que lo primero que se debería hacer era trabajar con él como progenitor y responsable de la educación de su hijo.

El problema que supone la pornografía entre los menores es que tiene un índice adictivo muy alto. Primero porque verlo es una actividad muy placentera. Y en segundo lugar, por la enorme facilidad con la que se consume a través de cualquier teléfono con internet y de las mismas redes sociales donde se comunican los menores, como indican los expertos. “Es importante tener en cuenta que la familia modela a sus hijos a través de su comportamiento y el refuerzo afectivo”, señala la presidenta de la Sociedad Gallega de Sexología, Purificación Leal. Hace referencia a que lo primero es cundir con el ejemplo y si el móvil y las redes sociales son determinantes en el desarrollo de una adicción como esta, los padres deben limitar también el uso que ellos mismos hacen de estos aparatos y plataformas delante de los niños.

Los psicólogos enseñan a los progenitores esta y otras pautas para ayudar en casa a sus hijos. Para los especialistas, “la familia es la principal herramienta de intervención”, es decir, los padres son claves en el reaprendizaje de conductas, para volver a tener una relación sana con la tecnología por eso, es importante que tengan una actitud activa y abierta a la comunicación con sus hijos.

Entre las pautas a seguir en casa, los psicólogos destacan: limitar el uso de aparatos electrónicos y pactar las horas (también controlar), fomentar una relación cara a cara con otros niños de su edad, incorporar otras actividades de ocio en las que emplear el tiempo (como la lectura o el cine), potenciar la práctica de algún deporte (descarga la tensión que provoca la adicción y deja sensación de bienestar) y estimular la comunicación y el diálogo con los hijos de forma abierta. En este punto y una vez detectada la adicción, es importante prevenir las recaídas. Para ello hay que hablar con el niño sobre qué le hizo engancharse, las consecuencias que supone para él hacerlo otra vez y enseñarle qué tiene que hacer si vuelve a sentir ganas de ver pornografía. “La familia como educadora sexual tiene que estar disponible para sus hijos desde el intercambio y el aprendizaje recíproco, cuestionándose lo que se piensa y se siente”, sentencia Leal.

Es posible también trabajar en la prevención para evitar que un niño desarrolle este tipo de adicciones pero para ello, “la familia tiene que recuperar el rol de educadora sexual y acompañar a sus hijos en el descubrimiento y construcción de su sexualidad, en la búsqueda de información y contenidos y tener un diálogo permanente. No se puede dejar de acompañar a los menores en el mundo virtual, sobre todo en el momento actual de exposición pública de lo privado e íntimo. No todo vale”, explica Leal.

¿Mi hijo es adicto al porno?

Detectar una adicción no es difícil. Aunque, los psicólogos consultados indican que el consumo de porno en sí es perjudicial en edades muy tempranas, los daños que genera la adicción son diferentes. Lo que determina la adicción es: cuando se dedica más tiempo a ver porno que a hacer otras actividades de ocio, si se hace a solas, el aislamiento, la irritabilidad, la impulsividad y la pérdida de la noción del tiempo al ver porno.

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