Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Actividad volcánica

Más de cien terremotos en dos meses sacuden un volcán submarino de Canarias

Las aguas entre Tenerife y Gran Canaria se convierten, junto a La Palma, en la zona con más actividad sísmica | En todo el Archipiélago se han producido 372 seísmos

Representación artística del volcán de Enmedio basado en su perfil batimétrico hallado por el IEO. Felipe Galve

Un total de 111 terremotos –cuatro de ellos durante los últimos tres días– han sacudido las aguas entre Tenerife y Gran Canaria, en el lugar donde se ubica el volcán de Enmedio, desde que dio comienzo el año 2023. Esta cifra supone ya más de un cuarto de los seísmos que se produjeron en esta misma zona durante el año anterior, aunque los investigadores aún no consideran que sea síntoma de un incremento de su actividad.

"No creemos que se haya producido un aumento de la actividad, sino que al haberse registrado un enjambre el 27 de enero, se eleva el número de terremotos final", resalta Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). "En general, la actividad sigue siendo la misma", resalta. En el último mes, según los datos extraídos de la página del IGN, se han producido en esa zona 68 terremotos, de los que el 63% ocurrieron durante el 27 de enero, coincidiendo con un enjambre en la zona. Que, sin embargo, no ha sido el primero. "Hemos tenido en otras ocasiones", rememora Domínguez. De hecho también ocurrió el 15 de septiembre de 2022 y en abril y octubre de 2018.

En toda Canarias se han registrado desde inicios de año 372 terremotos, 111 en La Palma y entre Tenerife y Gran Canaria, respectivamente; 96 en Tenerife y 11 en El Hierro. Durante el año 2022, el IGN registró 3.241 terremotos, 1882 en La Palma, 714 en Tenerife, 404 entre las islas capitalinas y 39 en El Hierro.

La zona no solo suscita interés por tener una actividad sostenida y continua en el tiempo–de una treintena de terremotos al mes– sino también por la magnitud que han llegado a tener alguno de estos terremotos. El más fuerte registrado en la zona, y en Canarias, ocurrió el 9 de mayo de 1989, con u terremoto de magnitud 5,2. En los últimos años se han producido algunos terremotos "fuertes", como en 2019, cuando un seísmo de magnitud 4,4 sacudió la zona o este mismo 23 de enero con uno de 3,4.

Los seísmos en esa zona se suelen detectar a unos 30 o 40 kilómetros de profundidad y su fuerza no suele sobrepasar los 3 mbLg. Aunque debido a las dificultades para acceder a la zona y la falta de estaciones, los sismólogos insisten en que la localización puede tener un margen de error. Para tratar de solventar este vacío en el conocimiento, los investigadores del IGN han empezado un proyecto para poder mejorar la detección de terremotos así como su localización. "Hemos empezado a instalar nuevas estaciones", explica Domínguez, que señala que la mayoría se ubicarán en Gran Canaria a partir de marzo. "Estamos buscando emplazamientos, ya hemos hecho varios viajes", resalta el investigador, que agradece la colaboración del Cabildo isleño, varios ayuntamientos y hasta particulares para dejarles espacio para colocar estaciones.

No obstante, el motivo último para llevar a cabo esta investigación es el de resolver el misterio del origen de los seísmos en la zona. El enigma lleva más de tres décadas sin respuesta aunque han sido muchas las hipótesis que se han realizado para tratar de explicarlo.

Cuatro teorías

Una de estas teorías correlaciona los terremotos con la existencia de una falla que separa ambas islas y provoca terremotos. "Se ha teorizado que quizás exista una estructura de este tipo como prolongación del Atlas", señala Domínguez. Pero esta teoría no cuenta con demasiado apoyo entre el colectivo científico, y menos aún, después de que varios análisis de la zona no hayan encontrado absolutamente nada. Entre otras cosas, como explica Domínguez, "porque la distribución de los terremotos no es lineal", como suele pasar en las zonas separadas por una falla. Escéptico también se muestra el vulcanólogo del IGN, Stavros Meletlidis, que afirma que, de ser así, "tendríamos que haberla encontrado, porque para generar terremotos de esa magnitud debería ser bastante grande", resalta.

Histograma de los eventos sísmicos registrados en el último año entre Tenerife y Gran Canaria. IGN

Otra de las teorías que barajan los investigadores es la que considera que los terremotos se generan por los cambios de peso entre los edificios de Tenerife y Gran Canaria que, además, están "uno encima del otro". Se trataría, como explica el IGN, de un movimiento relativo de aproximación entre las dos islas debido al proceso de desmantelamiento de Gran Canaria y de crecimiento de Tenerife y que podría explicar la existencia de esta sismicidad. "Pero si fuera así esto también tendría que ocurrir en La Gomera y no lo estamos viendo", relata Domínguez.

Luego está una de las más famosas, la del volcán de Enmedio, nombre con el que popularmente se ha llamado a la zona. Entre ambas islas se alza un coloso submarino, de 470 metros de altura, uno de los volcanes más grandes de Canarias bajo el mar. La estructura se descubrió poco después de que se produjera el seísmo más fuerte que ha sufrido Canarias en su historia reciente. el de 1989. Los científicos se lanzaron a intentar descubrir qué había causado tal movimiento terrestre. De esa expedición surgió la primera "fotografía" del volcán realizada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) en 1990 y, más adelante, se empezó a relacionar con los movimientos sísmicos. 

Esta última teoría explicaba que entre ambas islas hay un punto caliente donde el magma "tiene un camino más fácil para salir" porque la corteza oceánica es más delgada. Eso explicaría por qué hay tantos "pequeños conos" alrededor del volcán de Enmedio y la propia existencia del gran coloso que descansa sobre tres kilómetros y medio de terreno en su base (del tamaño del Puerto de la Cruz). Pero esta teoría también suscita dudas. "No creemos que sea actividad magmática porque los seísmos que vemos no son intensos ni en forma de enjambre, como cabría esperar si se tratara de este tipo de origen", recalca Domínguez.

Con el inminente comienzo del proyecto los investigadores esperan lograr respuestas, que en dos o tres años podrían finalmente resolver uno de los enigmas mejor guardados del océano canario.

Compartir el artículo

stats