En el Congreso de los Diputados, este martes, se ha hablado de suicidios. De que 11 personas se quitan la vida cada día, por ejemplo. De que es la principal causa de mortalidad entre los más jóvenes, por ejemplo. Se ha hablado de datos como éste: de las 1.949 llamadas de menores con ideas suicidas que recibió la Fundación ANAR (Ayuda a niños y adolescentes) desde 2020 a 2022. O como éste: las más de 62.000 consultas que ha atendido el servicio telefónico 024, del Ministerio de Sanidad, especializado en prevención. Es un servicio, por cierto, que no tiene ni un año de vida.

Alrededor de las 18.00 horas ha comenzado en la Cámara el debate sobre la cuestión. Lo ha propiciado el diputado de Más País, Íñigo Errejón, gracias a una proposición no de ley con la que pide al Gobierno la activación de "las reformas legales necesarias para poner en marcha un permiso de acompañamiento a personas en riesgo de suicidio", el cual responderá a cinco requisitos: 1. Lo concederá un profesional. 2. Lo podrán solicitar las personas en esa situación de "alto riesgo". 3. Se dará a la persona acompañante que haya designado el paciente. 4. La renovación se hará semanalmente y por 14 días más. 5. La financiación correrá a cargo del erario.

Cuentan fuentes parlamentarias a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, que Errejón va a negociar una enmienda de PSOE y Unidas Podemos que, en esencia, plantea retoques técnicos. Es más que probable que entre las partes haya acuerdo, y entonces los grupos que sostienen al Gobierno darán su voto a favor el jueves, que es cuando se celebrará la votación. No dudan las fuentes de que la proposición no de ley saldrá adelante porque ERC, EH Bildu y hasta Cs han expresado este mismo martes que apoyan la iniciativa.

Vox, PP y PNV no parece que estén en la misma posición. Los primeros porque prefieren poner el acento en el modelo de sociedad que provoca que la mayoría de los suicidios sean de varones, que provoca que haya un millón de hogares unipersonales y que fomenta un "invierno demográfico" y un "infierno de aborto", según las expresiones de la diputada Rocío de Meer. Los segundos porque no comparten una propuesta "alejada" del criterio de los profesionales y porque, según la parlamentaria Rosa Romero, no incide lo suficiente en la responsabilidad del Ministerio de Sanidad. Los terceros porque, como ha destacado Iñigo Barandiaran, se sale del "contexto adecuado".

Como siempre en el Congreso, el debate concreto sobre una proposición concreta termina coqueteando con otros ámbitos concretos. Romero, sin ir más lejos, ha aprovechado la ocasión para criticar la gestión de la ministra Carolina Darias, más pendiente, ha dicho, de "hacer oposición a las comunidades gobernadas por el PP". De Meer tampoco ha perdido la oportunidad de denostar las políticas feministas del Gobierno.

Y como siempre en el Congreso, se ha librado una disputa soterrada por la bandera de la iniciativa. La lucha por la mejora de la salud mental, en este sentido, es un tesoro codiciado. Es más o menos generalizada la atribución del mérito a Errejón por aquella pregunta a Pedro Sánchez que aderezó aquel desafortunado comentario de un diputado del PP ("vete al médico", le profirió).

Ahora bien, que el origen de la discusión pública sobre los problemas mentales de la población esté tan claro no diluye la contienda política, es decir, la pugna por quién hace más por la salud mental. Así, Rosa Medel, de Unidas Podemos, ha recordado que su grupo tiene olvidada en la Cámara una proposición de ley al respecto. No se trata de una proposición no de ley, no, que estas carecen de alcance legislativo. Se trata de una proposición que, si se aprueba, se va directa al Boletín Oficial del Estado. El problema es que no se aprueba. Peor aún: que ni siquiera se tramita.

Sara Giménez, de Cs, ha lamentado que ninguna de las numerosas propuestas de su partido en pro de la salud mental se hayan quedado fuera por el simple hecho de provenir de su formación. No harán lo mismo, sin embargo, los diputados liberales, así que votarán a favor de la propuesta de Errejón.

Pastillas y más pastillas

Mientras el Senado digería un cara a cara más entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el Congreso atravesaba una tarde apacible, políticamente hablando. Comenzó la sesión plenaria con una discusión sobre el cannabis. Siguió sobre una modificación de la ley de enjuiciamiento criminal, y luego, con unos convenios autonómicos. Y así hasta la propuesta de Más País.

No mide la relevancia de un debate la actitud de los diputados. Si fuera por esto, la salud mental no importaría lo más mínimo. En la bancada del PP, indiferencia y conversaciones paralelas; en la del PSOE, prevalencia de miradas a los móviles. En la de Vox, un trajín que tenía más que ver con ir y volver de la cafetería que con escuchar al orador. Había diputados y diputadas atentos, sí, pero eran menos. No fue extraño que Mireia Vehí, de la CUP, lamentara tanta desidia ambiental.

Ahora bien, los portavoces que tomaron la palabra se lo han tomado muy en serio. Errejón, el defensor de la propuesta, se ha prodigado en expresiones rotundas. "Nuestro modelo de sociedad no se sostiene", ha dicho. "Sin psicofármacos, España colapsaría", ha añadido. Para este parlamentario, vivimos bajo "la dictadura sonriente de la ideología del éxito". Muchas pantallas, mucho miedo al futuro, a la precariedad. "Estamos cada vez más solos" a pesar de estar "cada vez más comunicados", ha proclamado.

Urgen políticas públicas, en palabras de Errejón, para combatir tan dura realidad. Urge aumentar la ratio de psicólogos de la sanidad pública e incrementar recursos. El diputado del PSOE Omar Anguita no ha sido tan pesimista. El Gobierno ha actuado, según sus declaraciones. Ahí están la Estrategia de Salud Mental y los 100 millones del Plan de Prevención aprobado por el Consejo Interterritorial de Salud.

El suicidio está presente en la realidad española. Numerosas personas y familias lo sufren de cerca. Es la manifestación de un problema más profundo, el de la salud mental, para la que no corren buenos tiempos. "Somos una sociedad de yonquis", ha enfatizado Mireia Vehí, de la CUP. "Tristeza: pastillas; bloqueo: pastillas". Pastillas, pastillas, pastillas... "Que el miedo colonice cada minuto no se soluciona con pastillas", ha zanjado.