En Ucrania jamás pensaron que un buen día se convertirían en víctimas de la guerra, en personas refugiadas en un país a miles de kilómetros de sus hogares. Pero así ha sido y así es. La ONG Damark trabajaba en Ucrania por la educación, el medioambiente, la salud y la desigualdad. Desde València, envían comida y alimentos a su país y mientras los pequeños hacen velas, los mayores tejen mallas de camuflaje para los tanques. Todo ello en la sede de la asociación de Castilla La Mancha en València, un lugar de encuentro y de trabajo para los mil ucranianos que forman parte de esta asociación.

Este mes de febrero se cumplirá un año del inició del conflicto bélico que les obligó a huir de sus casas. Agradecen las buenas palabras, los actos se decoran en azul o amarillo o hacen referencia a su bandera. Pero denuncian una realidad muy diferente. Necesitan financiación y voluntarios. Necesitan ayuda, pero se sienten solos. Atienden de forma individual a cada persona, a cada familia. Y trabajan de forma grupal, para reafirmar esa sensación de grupo y de pertenencia en quienes lo han perdido todo. Muchas actividades se centran en los más pequeños, criaturas que arrastran los traumas de la guerra y del exilio. Para trabajar con ellos, piden voluntarios. De lo que sea. Cualquier taller es bienvenido. De baile, de teatro, de música, de dibujo, de expresión corporal, de informática… En el mundo adulto, los voluntarios que trabajan en la asociación se centran en tejer mallas de camuflaje para los tanques y en guiar a los más pequeños en la fabricación de velas. Eso es lo que les indican que necesita su país y que ellos pueden ofrecer: mallas para camuflar los tanques y velas.

"Cada vela de este tamaño tiene llama unas tres horas". Es la voz de Liudmyla Zadorozhina, presidenta de la asociación Damark. Le falta soltura con el español, un idioma que nunca pensó que tendría necesidad de aprender así que a su lado, Igor, hace las funciones de traductor en una entidad que trabaja mucho y quiere darse a conocer.

Lo más llamativo que hace esta entidad es tejer mallas de camuflaje para los tanques. Lo más importante es la atención a los más pequeños y a las familias vulnerables. Las «de aquí» y las «de allí». Por eso, recogen ropa de abrigo, mantas y alimentos que envían de forma periódica a Ucrania, junto con las mallas de camuflaje y las velas. Entre los envíos también destacan los grupos electrógenos para suministrar energía a un país en guerra.

Presente y futuro

Las mujeres – la asociación esta formada en su gran mayoría por mujeres, habida cuenta de que los hombres están llamados a filas—tejen las mallas cortando trozos de tela que anudan a unas grandes redes de pesca que llegan desde Galicia. Unos dibujos con instrucciones en ucraniano muestran cómo deben ir entrelazando las telas. Trabajan para ayudar a su Gobierno, a su ejército y a esa población civil que no ha podido salir del país. Les preocupa una guerra que está a punto de cumplir un año, les ha destrozado el presente y les ha cambiado el futuro. Piden ayuda y explican lo que han realizado hasta ahora para darse a conocer y tener una credibilidad que consiga fondos que no tiene. Porque esta entidad se financia cien por cien con fondos privados. Y tienen mucha necesidad y pocos recursos.

La asociación Damark tenía experiencia en ayuda humanitaria así que, dos días después de la invasión de Rusia la entidad abrió un centro de crisis en Ucrania y estableció 19 puntos de recepción. En autobús organizados se encargaron de la evacuación de más de 675 mujeres, niños y personas mayores, incluidos 14 niños con discapacidad y sus familias. Además, fletaron un avión medicalizado para evacuar a 52 personas. En su país de origen organizaron el trabajo de más de 60 voluntarios y desde València han enviado 11 convoyes humanitarios y más de 350 toneladas de alimentos y suministros básicos.

"Nuestra asociación trabaja día a día para proteger a los sectores más vulnerables de la población. Hemos abierto puntos centrales de distribución de alimentos y artículos de primera necesidad para los refugiados de Ucrania y un Centro de Adaptación Social de los Refugiados", explican desde su sede en València.