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El problema de la vivienda

Una familia okupa, víctima de la precariedad: "Alquilar un piso es imposible"

Santos Gabarre, su mujer y sus cinco hijos no tienen ingresos estables. Él tiene trabajo pero no contrato

Gabarre, su mujer y una de sus hijas en la casa en la que viven como okupas. Jaime Galindo

"No teníamos otro remedio", explica Santos Gabarre, que junto a su mujer y sus cinco hijos viven en una casa okupada en el barrio de La Magdalena de Zaragoza. "Es de un banco. Era antes de un familiar pero se lo quitaron aunque él siguió. Y entonces me dijo a mí si quería quedarme que tenía hijos pequeños y nos vinimos. No tuvimos que tirar la puerta ni nada", cuenta el hombre.

Anteriormente vivían en un piso alquilado, pero el contrato se les acabó y no quisieron renovarles el contrato. Fueron entonces a la casa de su padre, "pero ahí no podíamos estar con todos nuestros hijos", cuenta.

Entonces emprendieron una búsqueda para conseguir un piso, pero "fue imposible". "Ahora trabajo pero no tengo contrato. Y cuando he trabajado son siempre contratos temporales de tres o cuatro meses con los que no me dejan alquilar nada", explica Santos.

Es por eso que tuvieron que recurrir a la okupación. "Es la primera vez que lo hacemos, pero ya llevamos tres o cuatro años en la misma casa. Al principio sí que vino un cerrajero para cambiar la cerradura pero como tenemos hijos nos dejaron estar", recuerda. Desde entonces, y gracias también al decreto aprobado por el Gobierno de España al inicio de la pandemia, no han vuelto a reclamarles su salida. Por norma, los desahucios están paralizados a no ser que el caso se lleve por la vía de lo penal y un juez determine que cuando hay okupación prevalece el delito de usurpación antes que el derecho a la vivienda.

Desahucios paralizados por decreto

"Vamos viendo. De momento existe ese decreto pero no sabemos qué esperar", cuenta. Sus hijos tienen 17, 16, 12 y 8 años y la pequeña tiene 18 meses. "Si no fuera por ellos mi mujer y yo nos iríamos donde fuera y nos buscaríamos la vida, pero con ellos no podemos irnos de aquí, aunque estemos de okupas", explica Gabarre.

El suyo es uno de los muchos casos con los que trabajan en Stop Desahucios. "Ahora mismo casi no hay desahucios. La mayoría entran en el decreto 11/2020, que está prorrogado hasta el 30 de junio de este año", explica la portavoz de esta entidad en Zaragoza, Concha Cano.

"La mayoría de personas con las que trabajamos que están okupando un piso son familias con menores que tienen muchos problemas para acceder a una vivienda, incluso cuando tienen trabajo y dinero", asegura Cano, que apunta al racismo como otra de las causas que limitan el derecho a una vivienda que tienen todas las personas. 

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