Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Presión social

¿Qué es la violencia estética a la que Irene Montero quiere poner coto?

Es el conjunto de narrativas que bombardean con los cánones de belleza a las mujeres, un fenómeno en aumento debido a las redes y los filtros

Irene Montero.

El Ministerio de Igualdad ha impulsado la campaña 'Soy real, soy auténtica' destinada a "sensibilizar sobre los estereotipos de género basados en los modelos de belleza" que presionan a las mujeres y que pueden llevar a la "violencia estética en su manifestación más extrema". Se trata de la segunda campaña realizada por el departamento dirigido por Irene Montero para promover que las mujeres se sientan seguras y cómodas con su físico, aunque este no responda a los cánones establecidos. No será la última acción del ministerio, dado que luchar contra la "violencia estética" está entre sus prioridades para el 2023.

Fuentes de Igualdad indican que el año próximo se avanzará en esta línea de trabajo a través del Observatorio de las Mujeres, que vela porque la publicidad no ofrezca una imagen estereotipada de las mujeres. Asimismo, se va a impulsar la 'Cátedra Extraordinaria de Filosofía Social de la Discriminación Corporal' en la Universidad de Granada, con el fin de "fomentar la investigación sobre la discriminación corporal". Pero, en concreto, ¿a qué hace referencia el término violencia estética?

"Es un conjunto de narrativas, representaciones, prácticas e instituciones que bombardean con los estereotipos y cánones de belleza, que presionan a las mujeres a responder a ellos, que discrimina a aquellas que no satisfacen esa expectativa", explica Esther Pineda, doctora en Ciencias Sociales, autora de 'Bellas para morir. Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer'.

Se caracteriza por ser "sexista, racista, gordofóbica y gerontofóbica (el miedo patológico a envejecer) porque exige feminidad, blanquitud, delgadez y juventud; además contempla las consecuencias físicas, psicológicas y sociales que conllevan la realización de procedimientos estéticos para responder a esa expectativa de belleza que previamente fue creada en las mujeres", continúa.

Las redes sociales

La violencia estética ha aumentado en los últimos años debido a internet y a las redes sociales, dado que hace años los estereotipos de belleza llegaban a través de las revistas, las películas o la televisión pero ahora el "bombardeo" es "mayor, más masivo y permanente" porque muchas personas viven continuamente pendientes de las redes y los 'me gusta' que reciben sus aportaciones. Antes las críticas sobre el aspecto físico procedían de familiares, amigos o conocidos, pero ahora la "imagen y al corporalidad está expuesta a infinidad de personas, conocidas o desconocidas, que evalúan, juzgan, comentan, se burlan y agreden de forma nunca antes vista, lo cual, por supuesto, tiene mayor impacto en cómo las personas se perciben a sí mismas", explica Pineda.

A todo ello se añaden los filtros fotográficos, que producen imágenes de pieles perfectas y facciones distorsionadas y que se han convertido en la referencia para muchas personas, especialmente para los jóvenes, que son más influenciables. Las redes y los filtros están provocando un aumento de la dismorfofobia, que es el trastorno mental que genera una percepción distorsionada del propio cuerpo. Las personas que lo padecen ven defectos en su físico que les hace desarrollar comportamientos obsesivos-compulsivos. Y, según los expertos, las redes han agudizado el problema. El Boston Medical Center ha bautizado como dismorfia del selfi a las personas que acuden a los cirujanos plásticos porque quieren parecerse a las fotos que publican en las redes sociales después de usar los filtros.

Los filtros y los adolescentes

El fenómeno afecta especialmente a los adolescentes porque "en esa etapa es básica la comparación con otros". "Buscas grupos de iguales, tu lugar. Los referentes externos son muy importantes. Si en esa búsqueda tienes referentes que no son reales, estamos perdidos: te comparas con algo que no existe y tu nivel de exigencia es tremendo", avisa Montserrat Lacalle Sisteré, profesora colaboradora de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Todo ello está provocando un aumento de visitas a los centros de estética, los gimnasios, las dietas y, último término las operaciones de estética. Cada año se producen casi 400.000 intervenciones en España, un fenómeno en aumento, en todas las edades y también en los jóvenes que han pasado de representar el 22% en 2010 al 27% en 2018 (en referencia a los menores de 29 años, según los últimos datos disponibles). Los menores de edad suponen el 1,9%, seis décimas más que en 2014.

Frente a ello, la mejor herramienta es la "información". "En la medida en que tenemos más información sobre los cánones de belleza, cómo se han creado, quienes los han creado, que hay detrás de esos ideales de belleza, de la publicidad, de los riesgos a la salud de estos procedimientos, tenemos más posibilidades de resistir a los mensajes e ideales con los que nos bombardean, y a los productos y servicios que ofrecen las industrias cosméticas, farmacéuticas y quirúrgicas", sostiene la autora de 'Bellas para morir'.

Compartir el artículo

stats