La sostenibilidad es una de las cuestiones críticas tanto a nivel administrativo como particular. Tanto las empresas privadas como los municipios buscan cada vez más formas de reducir su impacto ambiental, y por eso, los gases renovables se están convirtiendo en una opción muy atractiva para contribuir en la lucha contra el cambio climático y el impulso de la economía circular.

Los hogares no solo están considerando las fuentes de energía ecológicas como una de las alternativas para reducir la factura de la luz, sino también porque los gases renovables están destinados a procurarnos un espacio más saludable, menos contaminante, más sostenible. Los gases renovables pueden producirse a partir de diversas fuentes, como la biomasa, el biogás y otros materiales de desecho. Al utilizar estos recursos en lugar de los combustibles fósiles, las empresas y los municipios pueden reducir sus emisiones y ayudar a proteger nuestro planeta. Además, pueden inyectarse en la red, lo que permite utilizarlos para suministrar energía a hogares y empresas. Una de las ventajas es que pueden utilizarse sin necesidad de costosas infraestructuras. Esto los convierte en una fuente de energía económicamente viable y supone un incentivo para que empresas y municipios inviertan en ellos. Además, los gases renovables pueden producirse a menor escala, lo que permite a las empresas y municipios adaptar su producción energética a sus necesidades específicas. Estos combustibles se generan mediante los procesos de degradación de la materia orgánica (residuos animales, vegetales y aguas residuales) y también pueden generarse a través de la biomasa o del exceso de electricidad renovable. Además, pueden utilizarse para las mismas aplicaciones que el gas de origen fósil y utilizan el mismo sistema gasista para su transporte, distribución o almacenaje.

Al entender los beneficios de utilizar gases renovables, las empresas y los municipios pueden tomar decisiones más informadas sobre su producción de energía y ayudar a crear un futuro más sostenible. Pero cuando hablamos de sostenibilidad, nos referimos a la capacidad de un sistema de permanecer funcional y estable a lo largo del tiempo. En otras palabras, es la capacidad de un sistema para regenerarse. Por ejemplo, un campo sostenible es aquel que es capaz de volver a crecer después de ser cosechado.

Las energías renovables están jugado un papel fundamental en la búsqueda de la sostenibilidad. Los usos de las eólicas, solares, hidráulicas, maremotrices, geotérmica, biomasa… junto al biometano o el hidrógeno renovable son claves para reducir las emisiones contaminantes y ayudar a conservar el planeta para las futuras generaciones.

Sin embargo, este camino comienza a nivel particular, en nuestras calles, en nuestras casas. Por eso, centrar estas acciones en el hogar es el punto de partida para generar procesos cerrados en los que la sostenibilidad marca la pauta tanto en el ahorro energético como en la generación de energías sostenibles. Esto es:

  • Reducir, reciclar y reutilizar. Ya sabes: reduce los consumos de agua, baja la temperatura de la calefacción en la medida de lo posible, separa las basuras y reutiliza antes de comprar. Los consumos sin control están haciendo de nuestro mundo un lugar menos sostenible y todos podemos poner algo de nuestra parte para evitarlo.
  • Merece la pena una pequeña inversión y revisar los revestimientos de las ventanas. En primer lugar, el aislamiento ayuda a mantener la casa caliente en invierno y fresca en verano. Esto significa que no tendrás que utilizar tanta energía para calentar o enfriar tu casa, lo que puede ayudar a reducir los costes energéticos. Es importante tener en cuenta el tipo de aislamiento que se utiliza. Los distintos tipos que existen se adaptan mejor a diferentes climas. Además, el aislamiento tiene diferentes valores R, que son medidas de la resistencia a la transferencia de calor. Los valores R más altos significan un aislamiento más eficaz. Es importante comprender los beneficios a largo plazo de acometer ciertas mejoras en el hogar. Al aislar correctamente tu casa, es posible reducir tus facturas de energía y ayudar a proteger el medio ambiente. Además, puede ayudar a que tu casa sea más confortable, manteniéndola más cálida en invierno y más fresca en verano.
  • Menos plásticos en tu vida. Si puedes, sustituye todos los materiales que tarden en regenerarse por materiales sostenibles y reutilizables. Las bolsas de plástico son necesarias, sí, pero recuerda que tienen múltiples usos antes de que te deshagas de ellas. Llevar una vida con menos plásticos es una excelente manera de reducir tu huella medioambiental y ayudar a proteger el planeta. Puede parecer una tarea difícil, pero en realidad hay unos cuantos pasos sencillos que puedes dar para marcar una gran diferencia:
  • Elige artículos reutilizables. Siempre que sea posible, opta por artículos reutilizables, como bolsas de tela para la compra, botellas de agua, tazas de café y fiambreras.
  • Compra a granel. En lugar de comprar artículos individuales, busca artículos que vengan en envases a granel y lleva tus propias bolsas o contenedores para guardarlos.
  • Intenta evitar los plásticos de un solo uso, como pajitas, utensilios y envases de plástico. Hay muchas alternativas como las pajitas de papel, los utensilios de bambú y los envases de vidrio.
  • Reciclaje y upcycle. El reciclaje y el upcycling son formas de reducir la cantidad de plástico en tu vida. Artículos como las botellas, los contenedores y las bolsas de plástico pueden reciclarse o convertirse en algo nuevo.
  • Apoya a las empresas que reducen el plástico, como las que ofrecen productos con un embalaje mínimo, utilizan materiales reciclables o se han pasado a las bolsas de papel.
  • El origen de la energía que consumes en casa también es una cosa que puedes cambiar fácilmente. Pásate a una energía verde. Aquí es donde juegan un papel muy relevante los gases renovables. Además, el gas renovable puede ofrecer oportunidades de empleo local y contribuir a reducir la contaminación atmosférica. El uso de gases renovables puede contribuir a reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, que son la principal fuente de gases de efecto invernadero.
  • ¿Te sobra comida? Piensa que haciendo una lista de la compra sostenible y lógica ahorrarás dinero y evitarás tirar la comida que se te pasa de fecha. Si aún es así, reaprovéchala. Pures, mermeladas… ¿sabes la de recetas que puedes hacer antes de decidir tirar nada a la basura?

Antes de hacer una compra, es importante pensar en lo que realmente necesitas y asegurarte de que no estás comprando demasiado de un artículo. Comprar a granel es una forma estupenda de ahorrar dinero, pero también puede suponer un gran desperdicio de alimentos si no se planifica con antelación y se utiliza toda la comida que se ha comprado.

Otra parte fundamental de la compra sostenible es comprar en el ámbito local siempre que sea posible. Comprar en los mercados de agricultores locales o en los programas de agricultura apoyada por la comunidad es una forma estupenda de apoyar a los negocios locales y de reducir la cantidad de alimentos que tienen que ser enviados a largas distancias. Además, los alimentos locales suelen ser más frescos y sabrosos que los que vienen de lejos.

Por último, es importante ser consciente de los envases al hacer la compra. Evita comprar alimentos envasados en materiales como el plástico, la espuma de poliestireno y otros materiales no biodegradables. Esto no sólo es malo para el medio ambiente, sino que también genera muchos residuos innecesarios. Cuando sea posible, busque alimentos envasados en materiales ecológicos como el cartón o el papel.

El reto del transporte

Uno de los grandes focos de contaminación radica en el transporte, que representa el 23% de las emisiones mundiales de CO2 y el 28% de la demanda de energía final en el mundo. Sin embargo, el 50% del transporte pesado solo puede descarbonizarse a través del gas natural y en un futuro próximo con gases renovables, según destaca la Agencia Internacional de la Energía.

Esto ha convertido al gas natural comprimido (GNC) y al gas natural licuado (GNL) en una alternativa real para reducir las emisiones de CO2 y mejorar la calidad del aire, especialmente en el transporte pesado y marítimo, donde las soluciones eléctricas no son viables a corto y medio plazo. La implantación del gas natural en el transporte marítimo y terrestre permitiría, además, el uso en un futuro de los gases renovables: hidrógeno verde, biometano y gas natural sintético.

Por todos estos motivos, y porque el camino de la sostenibilidad no es un destino, se necesita una visión global que nos permita conocer que la ruta hacia la descarbonización está despejada. En este sentido podemos fijarnos en los siguientes tips generales con los que podremos reconocer si lo estamos haciendo bien o si por el contrario… nos queda un sendero por recorrer.

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