En la actualidad se está viviendo a nivel global una transformación verde sin precedentes con el foco puesto en la reducción de la huella de carbono. En este contexto, el tratamiento de los purines para producir gas renovable surge como una gran oportunidad y apuesta de valor circular para la producción de energía limpia.

Test: ¿Cuánto sabes de biogás?

España es el país de Europa con mayor producción de ganado porcino. Se estima que genera unos 50 millones de toneladas de purines al año.

El biometano es un biogás de gran calidad que no necesita de adaptación de infraestructuras, por lo que, además, se puede inyectar en las actuales redes de gas natural. Aunque comparando las instalaciones a nivel europeo que inyectan biometano a la red con las que se cuentan en España queda claro que aún queda camino por recorrer, el biogás se presenta como una solución climatológica fundamental. Se trata de una gran oportunidad para las zonas rurales que pueden tener la ocasión de impulsar un desarrollo económico e incluso, aumentar la población en la “España vaciada”, creando valor, empleo y una importante actividad alrededor de esta práctica, contribuyendo a la reactivación económica de estas zonas.

Gas "pata negra"

Una alternativa ecológica y de bajo impacto ambiental

En los últimos años la producción en España del porcino no ha dejado de aumentar. Según la oficina de estadística comunitaria Eurostat, el país ocupa el primer puesto en cuanto a número de cabezas de ganado porcino en la UE con casi 30 millones de cerdos. Esta producción acarrea la generación de una gran cantidad de purines, que puede ser aprovechado para dar una vuelta a la situación y de este modo obtener un rédito ecológico.

En Catalunya, la granja de cerdos Porgaporcs en Vila-sana (Lleida) ha logrado transformar el biogás producido con purines porcinos a biometano, equiparable al gas natural, y, por tanto, permite inyectarlo directamente a la red.

El proceso de producción de biogás se llama digestión anaeróbica. Se trata de un proceso en el que los microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno. Los productos finales de la digestión anaeróbica son el metano y el dióxido de carbono. El metano puede utilizarse como combustible, y el dióxido de carbono puede utilizarse para otros fines, como la carbonización de bebidas.

Planta de biogás de Vila-Sana

La planta agroalimentaria Porgaporcs de Vila-sana funciona desde el 2006 con purines de porcinos y ecosustratos que provienen de residuos de la industria agroalimentaria, transformando el biogás generado con purines porcinos a biometano, equiparable al gas natural, pero producido de una manera sostenible, que posteriormente se inyecta a la red de distribución actual para uso residencial.

En el próximo año la instalación inyectará 11,8 GWh/año de biometano en la red de distribución de gas, equivalente al consumo anual de 3.150 hogares. La generación y consumo de este gas renovable evitará la emisión a la atmósfera de más de 2.450 toneladas equivalentes de CO2/año, lo que equivale a plantar más de 4.900 árboles.

Lo que es evidente es que este biogás posee un gran potencial; aprovecha todos los recursos para la producción, especialmente el que proviene del sector agroalimentario y de la gestión de residuos. Con su contribución, estas industrias pueden tener un papel decisivo en la gestión eficiente de los residuos, fomentando así, la economía circular.

El biogás no solo es una fuente de energía renovable, sino que también tiene el potencial de dar un impulso a la economía de las zonas rurales. Además, puede utilizarse para abastecer de energía a todo tipo de hogares, granjas y empresas. Y, a diferencia de otras fuentes de energía renovables, puede utilizarse incluso cuando no brilla el sol o no sopla el viento. En la actualidad ya se encuentran casos de éxito en todo el mundo, y no hay razón para que esto no pueda reproducirse a mayor escala. Con el apoyo y la inversión adecuados, el biogás podría desempeñar un papel importante en la creación de un futuro más sostenible.