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Movilidad

Aspirantes a maquinista: "Llevar un tren era mucho bocata y poca familia; ahora es estabilidad"

Cerca de 150 personas compiten por una de las 37 plazas del curso que imparte Renfe en Barcelona, una profesión que en el pasado era todo incertidumbres y que hoy, dicen los que se presentan, es sinónimo de seguridad laboral

Elvira, justo antes de entrar para realizar el examen que debería darle acceso al curso de maquinista, el sábado en la UAB. CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Sábado por la mañana, Bellaterra, Facultad de Derecho de la Universitat Autònoma de Barcelona. Cerca de 150 hombres y mujeres se someten a un examen para acceder al curso de maquinista que imparte Renfe. A las puertas del edificio se ha quedado un grupo de cinco veteranos, bromistas, dicharacheros, cercanos; maquinistas jubilados que han venido a acompañar a familiares que, si todo sale bien, prolongarán la saga ferroviaria. Son un volquete de anécdotas con patas, pero también la viva representación de cómo ha llegado a cambiar la profesión y también el filtraje para elegir a los profesionales que a diario se ponen a los mandos de un bicho de hierro de 160 toneladas.

Antes de ir a los jubilados, veamos cómo andan los cachorros ferroviarios. Los aspirantes, que deben acreditar como mínimo haber superado el Bachillerato, se enfrentan a una prueba de Matemáticas y Física (nivel de 1º de Bachillerato) y a una de Historia de España, Lengua y Literatura (nivel de 2º de Bachillerato), y luego tienen que pasar un psicotécnico. Para el caso de la escuela de formación de Renfe en L'Hospitalet hay 37 plazas, así que la cosa va a estar disputada. Entrarán los que obtengan mejor nota y hayan superado satisfactoriamente un chequeo médico. Luego tendrán que pasar nueve meses en la academia (el precio es de unos 20.000 euros) para obtener el título de maquinista, que les habilitará tanto para Renfe como para los operadores de la competencia.

De izquierda a derecha, Manuel, Antonio, Salvador y Manuel. Todos, menos Antonio, que sigue en activo, maquinistas jubilados con un familiar en el examen, CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Los cuatro candidatos consultados por este diario tienen tíos, padres, hermanos o primos "en la Renfe". Porque aquí no es Renfe; es La Renfe. Sucede lo mismo en el gremio del taxi, con licencias que pasan de padres a hijos, e incluso en Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), donde también es habitual encontrar apellidos que se perpetúan en la compañía. Da una cierta tranquilidad saber que quien tiene tantas vidas en sus manos lo hace casi porque lo lleva en la sangre.

Esfuerzo familiar

Elvira ha venido desde Zaragoza con su marido, Fernando. Tienen dos hijos y ella se ha hartado de su trabajo en el sector de la energía. "Me veo llevando un tren, sin problema. Y además, te ofrecen estabilidad, un buen contrato y unas buenas condiciones". Está pendiente de que Renfe abra un centro de formación en su ciudad. Si eso no sucede, valorarán la posibilidad de que ella se traslade entre semana a Cataluñ para realizar el curso. "Tenemos que hacer números porque el esfuerzo sería muy grande". Fernando, poco hablador, hará lo que ella diga: "Estoy muy orgulloso, la apoyo en cualquier decisión que tome".

Más claro lo tienen Lorena, también de Zaragoza, también con su marido, también cos dos hijos. Si pasa el examen de este sábado y entra en la academia, vendrá a vivir a casa de una amiga de la familia, la misma en la que se hospedó su hermano cuando se formó para obtener el curso de maquinista. "También mi padre trabajó en Renfe, así que te puedes imaginar cuál es el tema de conversación en las comidas de Navidad". José Manuel, su pareja, asiente con la cabeza. Lorena y Elvira son aspirantes a engrosar la lista de mujeres maquinistas en la compañía. Y buena falta que hace: según el sindicato SEMAF, ellas son menos del 5% de la plantilla.

Los aspirantes consultan el aula en el que tendrán que examinarse. CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

José Luis Garcés es el representante institucional de Renfe en esta convocatoria. Cuenta que hasta el 2007, la única opción para conseguir la credencial pasaba por Madrid. La formación se empezó a descentralizar, y hoy ya hay centros en nueve ciudades de toda España. Y no es para menos, porque solo Renfe (operadores privados y metropolitanos al margen) tiene cerca de 5.000 maquinistas. Y para más inri, la empresa está en pleno relevo generacional. Sobre la convocatoria de Cataluña, Garcés explica que es la única de todo el Estado "que no se llena con gente de aquí". Por eso en la UAB hay tantos pretendientes de otras Comunidades Autónomas.

Siete arrollamientos

Tiempo ahora para los jubilados, que atienen a este diario sin prisas "y todo el tiempo del mundo". Majísimos. Antes de entrar en materia cae la inevitable pregunta sobre los arrollamientos. "Raro es encontrar un maquinista retirado que no haya tenido como mínimo uno", explica Manuel, que salió de la cabina hace seis años tras más de cuatro décadas en la empresa. En su caso han sido siete las ocasiones en las que una persona se ha colocado en las vías delante suyo. Siete... Admite que estuvo a punto de dejar la empresa "porque aquello era muy duro". Aunque el tiempo lo relativiza todo e incluso comparten alguna que otra broma de maquinistas que es absolutamente irreproducible.

Un maquinista de un tren de Rodalies abandona el convoy tras cumplir su jornada laboral en Sants. Ferran Nadeu

Hijo de maquinista, Manuel, con dos hijas que no han querido saber nada de trenes, ha venido a acompañar a su sobrino. Se alegra de que las condiciones hayan cambiado tanto, y a mejor. Porque antes todo era "mucho bocata y poca familia", con horarios muy cambiantes, con jornadas maratonianas, con sueldos bajos. Relata que se formaban "en la vía", al lado de un veterano que hacía de guía. Aquello, lo de tener a dos personas en la cabina, se acabó con el cambio de siglo, y además los centros de formación se reforzaron con simuladores.

14 horas a los mandos

Salva está recién jubilado y lo lleva "muy bien". Acompaña a su hijo, con una carrera de Ingeniería Informática bajo el brazo que, sostiene, no le ha servido para encontrar lo que quería. Y por eso están hoy aquí, "porque ahora las condiciones son mucho mejores". "Antes sabías a qué hora salías de casa, pero no a qué hora volvías". Manuel interviene porque se acuerda del trayecto Can Tunis-Zaragoza con un mercancías que le tenía 14 horas a los mandos del tren. Eso hoy, con los controles de jornada laboral, sería imposible.

Antonio Ramírez, maquinista y representante de CCOO en la empresa, vuelve al tema de la formación y asegura que el curso es muy exigente, que la gente sale preparada y que si hay tanto interés es por "el boca oreja". "La gente busca estabilidad", aporta. "Y en el fondo es una vida muy bonita", cierra Manuel.

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