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Análisis

Tamara Falcó, la nueva versión chic (y mucho más peligrosa) del discurso ultracatólico

Activistas ultracatólicos y LGTBI llegan a un extraño consenso: el icono rosa, con sus palabras sobre la sexualidad y “el mal”, puede llegar a mucho más público que los referentes reaccionarios de siempre

Tamara Falcó. Netflix

El Papa no suele mostrar su enfado. Al menos, no en público. El pasado marzo, sin embargo, Tamara Falcó logró sacar a Francisco de sus casillas. Marquesa de Griñón, hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó, icono de la prensa rosa, ‘influencer’ y chef, Falcó viajó a Roma con 87 rosarios y una figura de la Virgen para recibir la bendición del Pontífice. Cuando se arrodilló ante él, llevaba en sus brazos a la madre de Jesucristo, de forma que María también parecía estar postrada. El Papa, sentado e inmerso sin querer en una escena iconoclasta, incluso sacrílega, comenzó a mover con energía la mano derecha para que Falcó se levantara. “Vi al Papa enfadado y yo no entendía nada. Mi cerebro no daba para eso”, contó después en un ‘reality’ de Netflix.

Otros creyentes hubieran superado con dificultad una ruptura tan flagrante del protocolo católico, en pleno Vaticano y ante la máxima autoridad de la Iglesia. Pero ella es distinta. Para Falcó, que acude a misa todos los días, aquello no tuvo importancia. “Me pareció superbonito y superhumilde por parte del Papa”, añadió en el documental.

“Tamara siempre habla en positivo”, dice Álvaro Ortega, presidente de Más Vida, una fundación de jóvenes que se declaran “comprometidos con la defensa de la vida y la maternidad”. Su vicepresidente es Duarte Falcó, hermano menor de Tamara. “Él es mi mejor amigo”, continúa Ónega, que conoce a la marquesa desde hace años.

Si la tesis de que Falcó solo transmite mensajes “positivos” tenía cierta base, quedó fulminada el pasado domingo. Aquel día, con los focos dirigiéndose más que nunca hacia ella, después de romper su compromiso con Íñigo Onieva al comprobar su infidelidad a través de un vídeo retransmitido en cada esquina de España, la marquesa de Griñón participó en México en el Congreso Mundial de las Familias junto a lo más granado del ultracatolicisimo. Allí estaba, por ejemplo, Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír, la asociación española de extrema derecha. O el cardenal Gerhard Müller, exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Santa Inquisición, a quien el Papa relevó por ser demasiado conservador.

La presencia de Falcó en esa cita tenía algo de nota discordante, pero no lo que dijo. “Estamos viviendo un momento muy complicado para la humanidad. Hay tantos tipos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal. Creo que en otras generaciones no era tan evidente”, dijo ante un entregado auditorio, en unas palabras que ha tardado cinco días en matizar, para asegurar que se habían "sacado de contexto".

Un acuerdo poco común

Los consultados para este reportaje no podrían estar más lejos ideológicamente: representantes de movimientos ultraconservadores y virulentamente contrarios al aborto, activistas LGTBI y representantes de las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo. Todos, sin embargo, coinciden en algo: Falcó, de 40 años de edad, es un nuevo tipo de figura dentro del espectro reaccionario.

Definida en los platós televisivos y las revistas del corazón como “natural” e “inocente”, elogiada por su “desparpajo” y “cercanía”, suele caer bien. Lo que dice, sea lo que sea, y todavía más en este momento en el que ha generado tanta empatía por su separación, suscita un enorme interés. Tiene casi un millón y medio de seguidores en Instagram. Participa en un programa tan popular como ‘El Hormiguero’ (Antena 3). Es joven, derrocha estilo. El diario ‘El Mundo’ publicó el pasado sábado un sondeo en el que preguntaba a los ciudadanos por sus problemas sentimentales: “El 61,6% de los encuestados piensa que también rompería como Tamara con Íñigo”, tituló. La revista ‘¡Hola!’ la lleva en portada en su último número.

Falcó poco o nada tiene que ver con los referentes de siempre en estos ambientes, como Jaime Mayor Oreja, exministro del PP, o Antonio María Rouco Varela, expresidente de la Conferencia Episcopal Española. Y eso es lo que hace que sea mucho más “atractiva” para unos y “peligrosa” para otros.

La musa de los ultracatólicos

En apenas una semana, la marquesa de Griñón se ha convertido en la musa del ultracatolicismo, un espectro aupado en España durante los últimos tiempos por la llegada de Vox y que cuenta con importantes recursos económicos. Un reciente informe del Foro Parlamentario Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos cifró en “al menos” 707,2 millones de dólares el dinero que estas organizaciones destinaron entre 2009 y 2018 a intentar frenar los avances sociales en Europa. Pero el movimiento tiene problemas para que determinados sectores conecten con sus ideas.

“Ella es una comunicadora nata. Maneja muy bien el lenguaje de ahora. Los ‘influencers’ se han convertido en referentes de esta sociedad, cada vez más. Arrastran muchísimo público y tienen una misión importante”, dice Ortega, de Más Vida, la fundación en la que el hermano de Falcó ejerce de vicepresidente. En el fondo, según estas tesis, si estos perfiles pueden convencerte para que te compres determinada crema o camisa, también te puedan empujar a creer que la homosexualidad es “el mal”. Hay una estrategia detrás. La propia Más Vida fichó hace un año como director general a Joan Folch, un joven que hasta este momento era conocido por su perfil de Instagram, donde cuenta con 29.500 seguidores.

"Es una comunicadora nata, los ‘influencers’ se han convertido en referentes y tienen una misión importante”, afirman desde Más Vida

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“Por su personalidad, sencillez, naturalidad y forma de hablar, y también por ser quien es, puede llegar a mucha más gente que otros”, coincide José Castro Velarde, presidente de Enraizados, una asociación que suele organizar protestas ante las clínicas que practican abortos. Arrastrando una gigantesca cruz de madera, gritan “¡viva Cristo Rey!”, rezan el Ave María y leen con un megáfono versículos bíblicos sobre las “llamas del infierno” y el “sagrado fruto de tu vientre”.

"Campaña de márketing"

José Antonio Bosch, asesor jurídico de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), lleva años viendo cómo estos colectivos acosan a las mujeres. “Esto es una campaña de márketing como otra cualquiera. Se trata de vender el producto de forma atractiva. Tienen que buscar envoltorios distintos, porque los Mayor Oreja y Hazte Oír han agotado su cuota de mercado. Falcó supone un envoltorio magnífico”, argumenta.

"Tienen que buscar envoltorios distintos, porque los Mayor Oreja y Hazte Oír han agotado su cuota de mercado”, dicen desde la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo

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“Hasta hace poco, este tipo de discursos venían de los jerarcas de la Iglesia. Ahora son perfiles más jóvenes, que llegan a otro público, un público que está en una edad complicada y busca a sus referentes para despejar dudas –señala Paula Iglesias, vicepresidenta de la Federación Estatal LGTBI+-. Falcó cultiva una imagen cercana, cándida, ingenua, pero el discurso de odio es el mismo. Está creando un caldo de cultivo muy peligroso. Porque si se dice que la homosexualidad es el mal, se están dando argumentos para ir más allá y acabar cometiendo algún tipo de agresión”. Todo en un contexto en el que los delitos contra la orientación sexual crecieron entre 2019 y 2021 un 67,63%, según las cifras divulgadas esta semana por el Ministerio del Interior.

La estrategia

Saúl Castro es abogado. Como presidente de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión Sexual y autor del libro ‘Ni enfermos ni pecadores’ (Ediciones B), lleva años investigado los movimientos homófobos y ultracatólicos. La invitación a Falcó por parte del Congreso Mundial de las Familias, un foro que en ediciones anteriores ha contado con políticos de extrema derecha como Viktor Orban, primer ministro de Hungría, o Giorgia Meloni, ganadora de las recientes elecciones italianas, estaba perfectamente medida, explica. “Aquí es todo muy estratégico. Han utilizado a esta persona, que se presenta como una rica inocente y despierta mucha empatía por lo que le ha ocurrido con su expareja –señala-. Lo que más me preocupa es que este discurso se empiece a normalizar. Porque se podía intuir que Falcó era homófoba, pero hasta ahora no lo había dicho así de claro”.

"Falcó cultiva una imagen cándida, pero el discurso de odio es el mismo, está creando un caldo de cultivo muy peligroso", mantienen desde la Federación Estatal LGTBI+

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Hasta ahora, más allá de aparecer en 2013 en un vídeo contra el aborto para la fundación de su hermano, Falcó había hablado de su religiosidad en términos básicamente personales. Cómo entró en 2011 en una librería y salió de allí con un ejemplar de la Biblia que lucía una portada “blanca y azulita, con una palmera”. Cómo empezó a acudir a misa, tras años “sin rumbo”. Su peregrinación a Medjugorje, un pueblo de Bosnia Herzegovina donde dicen que se aparece la Virgen. Su costumbre de llevar siempre en el bolso un vaporizador de agua bendita

Duras críticas

Pero sus palabras sobre los “distintos tipos de sexualidades” y “el mal” van mucho más allá. La cuestión es si Falcó seguirá por una senda que le ha llevado a recibir durísimas críticas de personajes de la prensa del corazón tan relevantes como Jorge Javier Vázquez, el presentador de ‘Sálvame’ (Tele 5). “Eres un absoluto fraude (…), un elemento muy dañino para esta sociedad”, le dijo el pasado lunes desde el plató.

Castro, de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión Sexual, lo duda. “Se le ha caído todo el mundo encima. Su equipo de márketing le dirá que pare, porque dinamitaría su perfil”, sostiene. En el otro bando, Ortega, de Más Vida, no lo tiene tan claro. “Ella es lo suficientemente inteligente para saber mejor que nadie qué tiene que hacer” dice. Y Castro Velarde, de Enraizados, cree que las consideraciones económicas son aquí irrelevantes. “Eso no tendría que preocuparle –contesta-. Al fin y al cabo, nosotros, los católicos, seguimos a un hombre que murió en la cruz”. Su nuevo público pide más. Falcó, sin embargo, dijo el jueves, cinco días después de sus reaccionarias palabras, que todo se había "sacado de contexto".

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