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Derecho a la educación

Críos de una escuela de Barcelona se plantan: no irán a piscina hasta que pueda hacerlo su compañera autista

Tras saber que no llegaría el monitor necesario para que la pequeña Abril participara del programa 'Jo nedo' toda la clase decide no ir a la piscina en señal de solidaridad y protesta

Los alumnos de primero de la Escola Teixidores de Gràcia se han plantado: no irán a piscina hasta que pueda hacerlo su compañera Abril.

Pese a la ilusión que tenían por empezar piscina, la asamblea matinal de La Llibertat -nombre de esta clase de primero de primaria de la Escola Teixidores de Gràcia- decidió este martes que se quedarían en el colegio. Si su compañera Abril no podía participar del programa 'Jo nedo' -clases de natación en horario escolar-, no la dejarían esa hora sola en clase mientras ellos disfrutaban del agua. Y así lo hicieron, para orgullo de su tutora, convencida de que habían aprendido mucho más esa mañana, en ese gesto de solidaridad y lucha, que lo que habrían aprendido en piscina (algo que recuperarán, ya que las familias de las escuela, y la de Abril, por supuesto, no pararán de pelear hasta que el monitor necesario para que Abril vaya a piscina llegue).

Abril cuenta con la ayuda de una cuidadora -aunque menos horas que el curso pasado, igual que muchos otros niños y niñas con necesidades especiales-, pero esta no puede meterse en el agua con ella, por lo que tanto desde la escuela como desde el EAP -quien hace seguimiento de la pequeña- pidieron al Ayuntamiento de Barcelona -promotor del programa- un monitor específico para el agua; monitor que el lunes, el día antes de la actividad, que empezaba esta martes, les dijeron que no llegaría.

Pese a que el padre de la pequeño movió cielo y tierra para intentar solucionarlo, la respuesta que recibió fue que la demanda les había superado y que no podían llegar a todos los niños. Esa misma tarde noche -pocas hora antes del primer día de natación, y cuando todas las familias tenían ya la mochila de piscina a punto- Marcos Tornero, padre de la niña, lo comunicó al grupo de whatsapp de familias de la clase y la indignación corrió de casa en casa, cada vez que una madre de la clase leía el mensaje. No dejaron pasar ni un día y esa misma noche la comisión de inclusión del AFA del centro hizo un escrito de protesta, que entregaron el martes en la escuela, y un compañero de la clase escribió en un papel lo que ha acabado siendo un eslogan: "Si Abril no se baña, yo tampoco".

Falta de previsión

"Es injustificable la falta de previsión. Que a la escuela se le comunique que no tendremos monitor el día antes. Y esta pelea es eterna. El decreto de inclusión del 2017 no se aplica. No es real. La ley está tremenda, pero hace falta aplicarla, y para eso faltan recursos y dinero”, concluye Tornero, quien lamenta que en asociaciones de las que forma parte hay familias con hijos que tienen ya 20 años y explican que la situación "es la misma".

El peso de la responsabilidad en las familias, y la distribución de los insuficientes recursos en función de las familias más movilizadas, las que hacen más ruido. "Desde todas las entidades me dicen que aproveche que el tuit denunciando el caso de Abril se ha hecho viral para denunciar la situación, pero esto se tiene que resolver de raíz, de forma estructural. Todos los niños que lo necesiten tienen que tener un monitor y eso tiene que planificarse con tiempo, las escuelas conocen a los niños, que las escuchen", concluye.

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