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Aniversario 17-A

"El ambiente es el mismo que antes de los atentados, la Rambla es vida"

Vecinos de Barcelona reviven el ataque yihadista de hace cinco años y señalan que la ciudad afronta hoy esa experiencia con normalidad | Solo los pivotes de seguridad rememoran lo ocurrido

Gran afluencia de turistas pocos días después del atropello múltiple en Barcelona (2017). Alberto Estévez

Barcelona es una de las ciudades españolas que más nacidos en la Comunitat Valenciana acoge. El 17 de agosto de 2017 una furgoneta irrumpió en la Rambla asesinando a catorce personas e hiriendo a más de un centenar.

En el quinto aniversario del atentado yihadistas, valencianos que residen en la capital catalana desde hace décadas, y que continúan transitando el lugar que tantos titulares acaparó, comentan los cambios que ha experimentado desde entonces.

Francesc Viadel, periodista nacido en Algemesí, vivía por entonces muy cerca del lugar donde sucedió todo. De hecho, para ir a trabajar cruzaba siempre a la altura de la vía por donde irrumpió la furgoneta. 

De aquella tarde se acuerda especialmente de la rápida respuesta que ofrecieron las autoridades y los cuerpos de seguridad, que asocia al alto nivel de alerta en el que se encontraban las principales ciudades europeas: "Estaba muy asumido que en cualquier momento podía pasar". 

Durante las semanas posteriores, recuerda, hubo un intenso debate acerca de las medidas de prevención en espacios públicos y si el Ayuntamiento podía haber hecho algo más para evitar lo sucedido. La realidad es que la polémica, apunta Viadel, se diluyó rápido. No hay que olvidar el contexto político y social que vivía Cataluña. Pocos meses después, el 1 de octubre, tuvo lugar el referéndum de independencia

La sociedad barcelonesa reaccionó de forma colectiva muy rápido

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En el día de hoy se conmemora el quinto aniversario de la tragedia, pero el periodista cree que la ciudad se recuperó mucho antes. "Barcelona tiene una sociedad muy articulada que ante situaciones como esta reacciona de forma colectiva muy rápido", señala Viadel. 

Caminando por las calles próximas no se percibe en este momento un incremento en la seguridad con respecto a la que había antes de que la Ciudad Condal se convirtiese en víctima del terrorismo yihadista, asegura. 

Aunque la sociedad en este sentido puede haber pasado página, "la Rambla no deja de ser una arteria principal para los que vivimos aquí y un lugar de referencia para los turistas, que hace muy complicado olvidar lo ocurrido".

Neus Castellano se encontraba aquel 17 de agosto disfrutando de la Fira de Xàtiva, su ciudad natal. Pero a medida que iba recibiendo noticias de lo ocurrido fue consciente de que sentía Barcelona como su verdadera casa. "Me sentía mal por no estar allí", señala cinco años después.

Desde mayo dirige la biblioteca Gabriel García Márquez, situada a cinco kilómetros de la Rambla, lugar que atraviesa con frecuencia porque allí se encuentran las oficinas centrales de la red municipal de bibliotecas. 

Los que nos movíamos cerca lo hemos tenido muy presente cada vez que pasamos por allí

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Aunque no estuvo la tarde que sucedió el atentado, durante los meses posteriores reconoce que lo tuvo muy presente: "Los que nos movíamos cerca, lo pensábamos mucho al principio".

Castellano describe la Rambla como "un río muy vivo", que en la actualidad mantiene el mismo ritmo frenético que tenía antes del atropello masivo. "Los barceloneses la cruzamos, y los turistas la suben y la bajan", dice. 

La única diferencia con respecto a como era hace cinco años es la colocación de barreras al inicio de la zona peatonalizada, aclara, pero se trata de un cambio meramente físico, pues como señala la bibliotecaria, "el ambiente es el mismo, la Rambla es vida". Unas barreras que también encontró de regreso en Xàtiva, y que cree que "escenificaban el miedo" que se extendió por toda España tras aquel atentado.

Vicent Sanchis, valenciano y director de TV3 cuando se produjo el atentado, se encontraba en la plaza de Cataluña aquella tarde. Al ver a la gente correr, trató de llegar al lugar de los hechos, pero la policía municipal le impidió seguir. No obstante, suyas son algunas de las primeras imágenes que se tuvieron del atropello masivo e intencionado.

Se asumió, pero siempre queda la secuela. Es una historia dura.

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Sanchis considera que la sociedad ha sabido sobreponerse al miedo, como suele ocurrir en las grandes tragedias: "Se asume, no se olvida, pero la vida sigue". No obstante, incide en que "siempre quedan las secuelas de una historia muy dura que no se cierran fácilmente". 

Al igual que Viadel y Castellano, Sanchis asegura que la vida en la Rambla se ha recuperado. "Hay la misma actividad que antes de los atentados, y también los mismos problemas cotidianos". "Barcelona conserva su energía", sentencia el veterano periodista.

València aumentó la seguridad y la policía incrementó los controles 

El atentado de Barcelona que rompió la calma de aquel verano y confirmó a España como país objetivo de una nueva oleada de terrorismo yihadista puso en guardia a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a las Administraciones en toda España. También en València. Aunque el nivel de alerta antiterrorista se mantuvo en nivel 4, la presencia de agentes se hizo más visible durante las semanas posteriores en puntos sensibles, como el paseo marítimo, el centro o las estaciones.

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