Calma. Es el primer mensaje que envían las organizaciones de consumidores y usuarios ante la cancelación del festival. "Ahora hay otros problemas más importantes y tienen que ver con la seguridad y bienestar de las personas heridas", expresa Vicente Inglada, responsable de la Unió de Persones Consumidores, quien añade que sí que se podría pedir una compensación, una de las quejas que ya expresan por redes sociales algunas de las personas que acudieron al festival.

"Se podría estudiar una compensación económica, bien devolver una parte proporcional de la entrada porque no se ha podido disfrutar hasta el final o bien ofrecer la posibilidad de disfrutar una rebaja para la próxima edición", explica Inglada. No obstante, indica que no es seguro que se pueda garantizar esta devolución ya que la suspensión se puede considerar que es por "causa mayor" y que depende de las condiciones de venta de esas entradas.

La reflexión es similar a la que realiza el responsable de Facua en la Comunitat ValencianaPau Bernard. "Si la cancelación es por el mal tiempo se puede argumentar que es excepcional", indica. En este sentido, una de las claves será si, como las investigaciones apuntan hasta el momento, el festival contaba con todos los permisos en regla ya que de no ser así la situación sería diferente y sí que podría ser obligatoria una compensación económica.

Es necesaria una solución

Bernard considera que el festival "tiene que dar algún tipo de solución". "Sea como sea la solución siempre tiene que elegirla el usuario", indica. Así, desgrana que la fecha de celebración de un acontecimiento es un hecho esencial y que en caso de ser modificado y que el usuario no pueda acudir este "tiene que tener la opción de elegir esa nueva fecha, una alternativa o elegir la devolución del dinero".

Más difícil cree que sería reclamar otros gastos además de los que conlleva la entrada como el alojamiento o el desplazamiento. "Al ser una cancelación no imputable al 100 % a la empresa sino al mal tiempo, totalmente imprevisible, sí que sería mucho más complicado y habría que valorar si era previsible este mal tiempo o si se podría haber celebrado", indica al tiempo que añade que hay conciertos que sí que se celebran pese a que llueva porque está "todo preparado".

Sin embargo, Inglada apunta a no ir solo a las obligaciones legales que tenga finalmente el festival para la devolución de la entrada sino también a la "buena voluntad" de los organizadores y la relación que establece con sus clientes, en este caso, los miles de jóvenes que acudieron o pensaban acudir hasta Cullera.

Así, el secretario general de la Unió de Persones Consumidores asegura que por su parte optaría "por una solución que fuera buena para el usuario". En este sentido, defiende la devolución "proporcional" de la entrada no consumida o una compensación para la entrada del próximo año como ocurrió con las ediciones anteriores anuladas por la pandemia.

No obstante, se muestra consciente de que esto dependerá también del resto de contratos que tenga la organización con los propios artistas y el percance económico que le pueda suponer y los seguros que tengan los usuarios y la organización en la compra de las entradas.