Los infectados con los linajes BA.4 y BA.5 de ómicron, más transmisibles y ahora dominantes en Galicia y otras zonas de España y Europa, refieren con más asiduidad respecto a BA.1 –el linaje de ómicron original– síntomas como la astenia y la fatiga, la secreción nasal, pérdida de gusto y de olfato y disnea. Así lo indica un estudio realizado por Sanidad Pública de Francia y el Centro Nacional de Referencia de Virus de Infecciones Respiratorias del país vecino.
La fatiga es el síntoma más apuntado por los pacientes objeto del informe: cerca del 76% afirman haberla padecido, seguida de la tos (58%), la fiebre (58%) y la cefalea (52%). Los síntomas diferenciales respecto a BA.1 –la variante que causó la ola de infecciones de diciembre de 2021 y enero de este año– son la fatiga (que refiere el 76% de los infectados con BA.4 y BA.5 y el 56% de los de BA.1), la secreción nasal (50% contra 26%); la pérdida de gusto (17% contra 9%), la pérdida de olfato (16% contra 8%); dificultad para respirar (15% contra 6%), diarrea (15% contra 6%) y disnea (7% contra 2,5%).
Estos datos proceden de un cuestionario completado por cerca de 600 personas que dieron positivo: aproximadamente la mitad, 281, por BA.1 hace varios meses; y la otra mitad, 288, por BA.4 o BA.5 en las últimas semanas.
Los autores de este “Análisis de riesgo de las variantes emergentes”, con fecha del pasado día 15, advierten que los datos deben tomarse con cautela, por lo limitado de los números pero también porque los dos períodos de estudio corresponden a contextos diferentes. También hay diferencias en cuanto a edad, ya que entre los infectados por BA.4 y BA.5 tienen mayor representatividad (45%) los mayores de 50 años, mientras que entre la muestra de pacientes de ómicron BA.1 son amplia mayoría (78%) las personas entre 20 y 39 años.
No hay estudios concluyentes que indiquen que BA.4 y BA.5 causen una enfermedad más grave en humanos que BA.2 y BA.1, aunque el aumento de la transmisibilidad puede derivar en un aumento de hospitalizaciones y muertes. Los nuevos sublinajes siguen siendo susceptibles a las vacunas, que evitan enfermedad grave y fallecimiento, aunque son menos eficaces a la hora de atajar los contagios.
BA5 ha vuelto a cambiar el tropismo para usar la TMPRSS2 (proteasa transmembrana de serina 2) como vía de entrada a la célula. Todas las variantes del SARS-CoV-2 utilizan la ACE2 para unirse a la célula, pero necesitan otra proteína para traspasar o fundirse con la membrana celular. Las variantes anteriores a ómicron utilizaban principalmente TMPRSS2, mientras que ómicron BA.1 y BA.2 cambió a una alternativa a TMPRSS2 y, al hacerlo, infectó mejor las células del tracto respiratorio superior (bronquios) y peor los pulmones. Esta circunstancia derivó, en general, en enfermedad de COVID menos grave.
Reinfecciones
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Pekín publicado en “Nature” ha concluido que las personas que se infectaron con la variante ómicron pueden reinfectarse con sus subvariantes incluso aunque hayan recibido dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID.
El trabajo señala que los vacunados e infectados con ómicron BA.1 produjeron anticuerpos tanto contra esa subvariante como contra la cepa ancestral del virus, pero no así contra otras subvariantes como BA.4 o BA.5, que se están expandiendo actualmente con mayor rapidez porque poseen algún mecanismo que les permite eludir esos anticuerpos.
Además, advierten que las vacunas en desarrollo adaptadas a ómicron BA.1 “pueden no lograr una protección de amplio espectro contra las nuevas variantes de ómicron”.