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Nina Masó: «La buena iluminación es clave para aumentar el bienestar»

La cofundadora de Santa & Cole, diseñadora y artesana de la luz, se encuentra estos días en Palma para un encuentro privado con arquitectos y profesionales del interiorismo

Nina Masó en pleno proceso de trabajo. ©KIMISA H.

Nina Masó (Barcelona, 1956), interiorista por vocación, siempre ha sentido debilidad por la luz. Piensa que, según esté diseñada, hace que las personas luzcan guapas o no tanto, lo que afecta directamente a su estado de ánimo. Una de sus observaciones se repite en el día a día de las personas. «Curiosamente la peor iluminación que existe la he encontrado en los ascensores. Si te miras en el espejo cuando sales por la mañana, con esa la luz que no favorece, ya te fastidia el día. Lo mismo que a última hora de la tarde, cuando vuelves a casa cansado», señala.

Ha sido invitada a Mallorca por algo que la diferencia de otros creativos; le gusta emocionar con lo simple a través de objetos que comparten una manera de entender el diseño y una particular forma de vivir. «Le ponemos mucha pasión a lo que hacemos desde hace 37 años», subraya.

Al principio de la fundación de Santa & Cole en 1985, con Javier Nieto Santa y Gabriel Ordeig Cole, diseñaba lámparas singulares para locales de moda, hasta llegar a lo que es hoy, diseños con sello propio marcados por tres características: calidez, atemporalidad y calidad. Desde el primer momento siguieron a rajatabla su propio decálogo de lo que se puede definir como diseño. «Mi marido (Cole, ya fallecido) quería establecer lo que es una editorial de diseño y a Santa, que es emprendedor y venía del mundo editorial, le fascinó la idea. En los 80 a cualquier cosa la consideraban diseño y no todo vale».

La preferencias de Nina Masó se decantan por la iluminación sobria, suave, sin estridencias, que conmueva y acompañe. Cuando remaban los tres juntos, establecieron unos criterios fundamentales de acuerdo con los principios del diseñador industrial alemán Dieter Rams, figura clave del funcionalismo alemán que pronto se convertiría en racionalismo en los años 60.

Los diez requisitos básicos del buen diseño son los siguientes: 1) Es innovador. Continuamente se desarrolla a la par con nuevas tecnologías. 2) Provee de utilidad a cada producto. 3) Es estético, por lo que tiende a tener un efecto indirecto en las personas y su bienestar. 4) Es un producto comprensible e intuitivo para todo usuario. 5) Es discreto, debe ser simultáneamente neutro y sobrio. 6) Es honesto. Nunca intenta manipular al consumidor mediante promesas de una utilidad inexistente o más allá de su realidad física. 7) Tiene un valor anacrónicamente duradero. 8) Concibe exhaustivamente hasta el último detalle, sin dejar nada al azar. Cada error es una falta de respeto al consumidor. 9) Respeta el medio ambiente. 10) Es diseño en su absoluta mínima expresión. «Hace poco me emocioné cuando se me acercó un chica que había heredado de su abuela una lámpara nuestra que era vigente en estética y funcionaba a la perfección», explica Nina, y añade: «hay una frase muy bonita de Miguel Milá que dice: Moda es lo que pasa de moda. Por ello un buen diseño deber ser atemporal».

La comodidad del consumidor es fundamental, destaca. A lo largo de los años ha creído siempre en el proceso artesanal y en la protección del diseño exclusivo, pero piensa que puede convivir con las series y las tecnologías contemporáneas. «Los países nórdicos están más avanzados en el diseño y el confort de la iluminación por su condicionamiento geográfico de horas de luz natural». Nina explica que la pandemia ha hecho replantearse al individuo la comodidad de su hogar, por lo que es un sector que ha sufrido un fenómeno de consumo exagerado, en especial en España, a pesar de que en su caso vende el 75% de sus productos en el extranjero.

Nina Masó en pleno proceso de trabajo. ©KIMISA H.

Contaminación lumínica

En España, el único error que cometemos es querer tener la misma luz en casa por la noche que en la calle durante el día, lo que acarrea la problemática de la contaminación lumínica no solo en el exterior sino también en el interior. Cada luz debe tener su importancia, así como una función específica que afecta al estado de ánimo. En los puestos de trabajo la iluminación es algo que se cuida muchísimo, por lo que el light designer es un oficio cada vez más especializado, ya que la luz influye tanto en el bienestar como en la consecuente productividad del ser humano. «El efecto Ikea es maravilloso, debemos darle las gracias, ya que ha conseguido llevar el diseño a todos los estratos de la sociedad», señala.

En cuanto a producción, Nina se lamenta de la falta de artesanos en España, un oficio cada vez más desarraigado, lo que le lleva a tener que buscar proveedores artesanos en otros países.

La carrera de Nina Masó se desarrolló en un mundo de hombres, porque las carreras de arquitectura, ingeniería y diseño estaban destinadas a ellos. Para las mujeres se reservaba decoración, un oficio casi en exclusividad llevado a cabo por ellas, ahora llamado interiorismo. No obstante, supo hacerse respetar e imponerse. En la actualidad esta situación ha cambiado, ya que han ido surgiendo hombres profesionales del interiorismo con un gran sentido estético. Así como muchas mujeres arquitectas, algo casi impensable en esa época. «Los prototipos se han equilibrado y evolucionado. Es un sector en el que no he percibido ningún tipo de machismo» concluye.

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