En el centro de nuestra galaxia, a unos 26.000 años luz de nuestro planeta madre, hay una parcela del cosmos donde la fuerza gravitatoria es tan y tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Se trata del agujero negro supermasivo Sagitario A* (o SgrA*, con asterisco final, sí); un monstruoso objeto astronómico en el medio de la Vía Láctea con una masa equivalente a cuatro millones de veces la de de nuestro Sol. Su existencia fue detectada por primera vez en 1974 pero no ha sido hasta hoy, casi cincuenta años más tarde, que por fin hemos podido ver su sombra. Un equipo internacional de científicos, con varios españoles entre sus filas, ha presentado este jueves la primera fotografía del agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra.

La imagen ha sido captada gracias al consorcio internacional conocido como Telescopio Horizonte de Sucesos (EHT, en sus siglas en inglés); una red global de ocho instrumentos científicos de altísima precisión que, trabajando de manera sincronizada, han conseguido emular la potencia de un "gigantesco telescopio virtual" del tamaño de nuestro planeta. Para que se hagan una idea de la magnitud de este instrumento, el 'equivalente terrestre' sería tener una cámara con la suficiente resolución para poder leer un periódico en Nueva York desde una cafetería en París. O para fotografiar desde Barcelona una pelota de golf situada en las costas de Groenlandia. O retratar una naranja en la superficie de la Luna.

La espectacular imagen de este monstruo gravitatorio de 44 millones de kilómetros de diámetro supone "la primera la primera confirmación visual de que el objeto del centro de la galaxia es un agujero negro", ha explicado el investigador José Luis Gómez, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), durante la presentación oficial del hallazgo. "Estas observaciones sin precedentes han mejorado enormemente nuestra comprensión de lo que sucede en el centro de nuestra galaxia y ofrecen nuevos conocimientos sobre cómo los agujeros negros gigantes interactúan con su entorno", ha añadido Geoffrey Bower, del Instituto de Astronomía y Astrofísica, Academia Sínica (Taipei), en una de las ruedas de prensa celebradas este jueves. 

Imagen histórica

El primer retrato de Sagitario A* es, en realidad, una imagen de su sombra. O mejor dicho, de los objetos que rodean este pozo gravitacional. Dado que el epicentro de este objeto astronómico es técnicamente imposible de retratar (pues si no hay luz tampoco hay fotografía posible), la imagen de este agujero negro recoge la estela de los objetos que orbitan a su alrededor. Como el pequeño conjunto de estrellas que viajan 1.500 kilómetros por segundo en los confines de este agujero negro. O la nube de gas brillante que orbita el agujero negro del centro de la Vía Láctea y que, en su recorrido, emite una intensa radiación.

La primera instantánea de Sagitario A* debuta tan solo tres años después de la publicación de la primerísima imagen jamás obtenida de un agujero negro. A principios de 2019, el mismo equipo científico que protagoniza la noticia del día presentó la imagen (hasta entonces inédita) del 'monstruo gravitacional' situado en el centro de la galaxia elíptica Messier 87, a unos 50 millones de años luz de la Tierra. Pero a diferencia de aquella primera imagen, Sagitario A* se presenta como un agujero negro mucho más convulso. Mientras en el agujero negro de Messier 87 el gas tardaba entre días y semanas en completar su órbita, en Sagitario A* las órbitas apenas duran un día. Por eso mismo, según explica el equipo científico encargado de su estudio, se han tenido que calibrar cerca de 10.000 millones de observaciones para dibujar la silueta de este cuerpo astronómico. 

El parecido entre la imagen de Sagitario A* y la de Messier 87, explican entusiasmados los investigadores, también sugiere que todos los agujeros negros del universo deben tener una estructura parecida. "El universo está lleno de rosquillas", ha bromeado Rocco Lico, uno de los científicos que ha contribuido a capturar esta espectacular instantánea, señalando las primeras imágenes de este objeto astronómico.

Hito sin precedentes

Tras la publicación de la imagen del agujero negro al centro de la Vía Láctea, ya son dos las instantáneas que disponemos de unos enigmáticos objetos celestes que, hasta hace un puñado de años, solo había probado su existencia sobre el papel. En 1921, el físico alemán Albert Einstein predijo, en su teoría de la relatividad general, la presencia de unos lugares en los que el tejido del espacio-tiempo se distorsiona de tal manera que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ellos.

Durante casi cien años, la única manera de probar la existencia de los agujeros negros era a través de pruebas indirectas que mostraran que, efectivamente, había algo que deformaba la malla espacial. Pero la publicación de las primeras imágenes de estos monstruos masivos confirma, de manera inequívoca, la existencia de estos objetos astronómicos. También corrobora que el marco teórico que ha guiado el estudio del universo en las últimas décadas sigue siendo válido. 

"Puede que esta imagen no resulte tan revolucionaria como la de hace unos años, porque ya habíamos visto la primera fotografía de un agujero negro. Aun así, lograrla supone un hito técnico sin precedentes", Mar Mezcua, investigadora del Institut d'Estudis Espacials de Catalunya (IEEC, ICE-CSIC) y experta independiente al recién publicado hallazgo. "Obtener esta imagen del centro de nuestra galaxia es técnicamente muy complicado por la cantidad de polvo y materia espacial que hay entre nosotros y Sagitario A*. Y por si eso no fuera suficiente, saber cómo es el centro de la Vía Láctea resulta fascinante", comenta, entusiasmada, la experta.