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Galicia

Las dieciséis vidas que se tragó el Miño

En la última década se han registrado 14 trágicos sucesos en el río a su paso por Ourense y Pontevedra

Efectivo de la Policía Marítima durante la búsqueda de los cuerpos de los dos hermanos marroquíes que se ahogaron en el Miño en 2013. RICARDO GROBAS

La provincia de Pontevedra fue testigo este fin de semana de un terrible suceso en el río Miño que acabó en tragedia. Buzos de la Unidad de Buceadores de Ferrol, pertenecientes a la Armada, localizaban alrededor de las cuatro de la tarde de ayer el cuerpo sin vida del menor de 10 años de Vigo al que buscaban en el Miño, a su paso por Arbo, desde el sábado por la tarde, cuando tanto él como su padre, un vigués de 42 años de edad, fueron arrastrados por la corriente río abajo.

En esta ocasión, la tragedia se desencadenó, al parecer, cuando el niño se cayó al agua mientras trataba de recuperar una chancla que se le había escapado y el padre se tiró a rescatarlo. Con ellos estaban la madre y otra hija, de 8 años de edad. Inmediatamente se puso en marcha un operativo de rescate, pero si bien al progenitor lo encontraron con vida y los sanitarios trataron de reanimarlo, finalmente no se pudo hacer nada por su vida. En la jornada de ayer, tras horas de búsqueda, los efectivos de rescate hallaban el cadáver del menor, que apareció unos 350 metros río abajo, sumergido y enganchado en una rama en la zona de la pesqueira dos Frades, según informó la Guardia Civil.

Este dramático suceso se suma así a una larga lista de incidentes en las aguas del Miño, puesto que no es la primera vez que se tragan una vida. En la última década, se han registrado al menos 14 trágicos sucesos en el río más importante de Galicia a su paso por Ourense y Pontevedra, en los que han perecido 16 personas, de las cuales cuatro eran menores de edad. Estos fueron los sucesos que dejaron conmocionado al sur de la comunidad gallega.

Un experto marinero que volcó con su barca

A principios de enero de 2008, Jesús Álvarez, de 60 años edad y más conocido como Suso "Tute", había salido con su barca Isabel a faenar, sabiendo, como experimentado pescador que con el temporal "corre o meixón". En el tramo de río, frente a la isla Canosa, en Tabagón, donde le vieron por última vez otros dos pescadores, un "golpe de agua", como ellos denominan, les puso en alerta y cuando miraron hacia donde estaba Suso, solo vieron la barca volcada.

Tareas de búsqueda del pescador de angulas Jesús Álvarez desaparecido en 2008 tras volcar su barca en el Miño por el temporal. Ricardo Grobas

Sus compañeros rescataron la red, pero sin rastro del pescador que llevaba traje de aguas, cuyo chaleco posteriormente se comprobó que no estaba homologado, lo que no le permitió flotar. Enseguida dieron la alerta y comenzó de inmediato una interminable jornada para hallar al hombre desaparecido. Los pescadores encontraron, a la altura de la barca volcada, la brújula y una de las botas del desaparecido. Dos días después, el equipo de rescate hallaba el cadáver del angulero en el fondo del río, a unos 2,20 metros de profundidad y 150 metros río arriba del lugar en donde habían aparecido sus pertenencias y en donde había volcado su barca por el fuerte oleaje.

Un baño mortal tras una noche de fiesta

Pasaban de las doce del mediodía del 27 de agosto de 2011, cuando una noche de fiesta que terminó trágicamente en las aguas del Miño. Un joven de 18 años se ahogaba en el río, en una zona de la margen derecha próxima al Puente Romano, donde había acudido con un amigo para tomarse un baño después de una noche de ocio. El joven fallecido, identificado como B.F.R.A., se hundió en una zona con pozos profundos, de unos tres metros profundidad, a pesar de que el nivel del río a su paso por Ourense se encontraba en aquella jornada bajo mínimos por el período estival y las fases de regulación de los embalses aguas arriba.

Efectivos de Protección Civil y Policía Local junto al cadáver del joven de 18 años que falleció en una zona próxima al puente romano de Ourense en 2011. Iñaki Osorio

Un corte de digestión o cualquier otra indisposición que pudiera estar asociada a las horas de ocio nocturno acumuladas fueron las primeras hipótesis de las causas del fallecimiento. El joven se ahogó y todo sucedió súbitamente sin que su acompañante pudiera hacer nada por evitarlo. Dos socorristas con la ayuda de los ocho bomberos que acudieron al lugar del suceso emplearon una lancha de rescate y recuperaron el cuerpo, que se había hundido en una depresión del cauce.

Desaparecido a la altura del Puente Romano de Ourense

Un año más tarde, en abril de 2012, las proximidades del Puente Romano de Ourense fueron testigo de otro fatal desenlace. Un hombre de 39 años de edad y natural de Monforte de Lemos era tragado por la inmensidad del río Miño a la altura de los pilares centrales del viaducto. Según declararon en su momento, testigos presenciales vieron cómo el varón se había metido en el cauce desde una orilla.

Efectivos de Bomberos buscando con una lancha en el cauce del Miño al hombre que vieron tirarse desde la orilla. Iñaki Osorio

En aquellas fechas, el río presentaba un alto caudal debido a las fuertes precipitaciones de los días anteriores y los primeros indicios apuntaban a que podría haber sido arrastrado por la corriente río abajo, en donde se llegaban a alcanzar profundidades de hasta seis o siete metros. En la zona se activó un operativo de búsqueda y poco antes del Puente Romano, apareció una mochila del desaparecido, un cuchillo y botellas de alcohol que habría dejado antes de entrar al agua.

Dos hermanos ahogados en Salvaterra

El Miño volvía a ser el escenario de una tragedia que conmocionó a toda la comarca de O Condado en el verano de 2013. Dos hermanos de 12 y 8 años de edad y de nacionalidad marroquí perdían la vida al ser engullidos por las aguas del río a su paso por el municipio de Salvaterra de Miño. Uno de ellos cayó al agua mientras jugaban en las rocas y el otro se lanzó al cauce para intentar rescatarlo. El más pequeño fue rescatado por los equipos de emergencias, que intentaron reanimarlo sin éxito, mientras que el mayor permaneció desaparecido durante varias horas.

Vecinos de Salvaterra a orillas del río Miño cuando se ahogaron los pequeños en 2013. Ricardo Grobas

Al día siguiente, un equipo de buzos localizaba a mediodía el cadáver del menor de 12 años de edad sumergido a unos cinco metros y muy cerca del lugar donde se ahogó con su hermano. Los pequeños estaban jugando en las inmediaciones de la 'pesqueira' 800 metros arriba del puente internacional, sobre una roca en forma de cuña que apunta al agua. A Mohamed Sidky, de 8 años, se le cayó un bocadillo que quiso recuperar y lo engulló el Miño. Su hermano Yunes Sidky intentó salvarle a pesar de sus escasos conocimientos de natación, y se ahogó también. Un vecino recuperó el cuerpo del niño más pequeño al poco rato y los servicios de emergencias intentaron reanimarlo, puesto que salió del agua con vida, pero fue imposible. El cuerpo de Yunes se hundió y el equipo de rastreo lo recuperó al día siguiente.

Se fue de casa y dijo que no volvería

Fue el monitor de un grupo de piragüistas, menores de edad, del club Kayak Tudense el que se encontró en julio de 2014 con un cuerpo flotando en la orilla del río Miño a pocos metros del nuevo puente internacional que une Tui y Valença, en Portugal. El cadáver era el de un hombre de mediana edad del que posteriormente se supo que se trataba de Juan G.P., natural de Ponteareas y de 54 años de edad.

La lancha de la Armada española de Tui que trasladó el cuerpo del vecino desaparecido en Ponteareas en 2014 y apareció flotando en la zona de Areas. SXENICK

El hombre le había dicho a su mujer unos días antes que se "iba de casa" y que "no pensaba volver", momento en el que se cursó una denuncia por desaparición. El hallazgo tuvo lugar en la zona de Areas, cuando el grupo navegaba por el Miño y el cadáver chocó contra la embarcación del monitor. Inmediatamente, este ordenó a los niños que lo acompañaban en la ruta que se alejaban para que no vieran el cuerpo, que estaba flotando boca abajo, indicativo de que llevaba varios días en el agua.

Fatalidad en Goián

En el verano de 2015, fue el municipio de Tomiño el que se tiñó de luto por otro incidente mortal en el río Miño. Adrián G. F., de 16 años de edad, fallecía ahogado tras intentar cruzar a nado el río hasta la orilla portuguesa junto a un amigo sin conseguirlo. Fue un vecino del entorno el que logró salvar al amigo de Adrián desde su barca en el momento en el que había perdido las fuerzas para llegar hasta la otra orilla. No tuvo tanta suerte el joven de 16 años, cuyo cadáver fue hallado días más tarde unos 150 metros del puente internacional que comunica Goián con Vila Nova de Cerveira (Portugal).

Labores de búsqueda del menor de 16 años desaparecido en Goián, cuando trataba de llegar a nado a Portugal con un amigo desde la playa de Atalaya. ADRIAN IRAGO

La fatalidad hizo que los jóvenes eligiesen la playa de la Atalaya para su baño veraniego, una zona donde el río Miño es peligroso, como saben muy bien los vecinos, por lo que apenas nadie la utiliza. En su travesía, los remolinos les impidieron avanzar y acabaron con sus fuerzas para sostenerse, cuando ya estaban en la parte española y a unos 20 metros del puente internacional.

La muerte de un músico de Salceda tras una actuación

Tras seis días y doce horas de intensa búsqueda, otra tragedia en las aguas del Miño tenía lugar en 2016. Un equipo de rescate localizaba el cadáver del músico David Fernández Suárez, de 38 años y vecino de Entenza (Salceda de Caselas), flotando a la altura de Tui. Finalizaban así el operativo desde que, la madrugada del sábado 28 de mayo, el músico se separara de sus compañeros, tras actuar con su trombón de varas en la charanga Os Trouserghas, en Lapela-Monçao (Portugal).

Labores de búsqueda del músico de Salceda, David Fernández "Michiño", desaparecido en Monçao en 2016.. Jose Lores

El cuerpo fue localizado flotando en el río Miño, cerca del pantalán náutico de Tui, saliendo a la superficie del agua después de un proceso natural en el que fue arrastrado por el fondo. Una persona que estaba pescando fue la que alertó a las autoridades al descubrir un cadáver. La hipótesis de que David Fernández pudiese haberse ahogado, puesto que nadie lo había visto caer al agua, tomó fuerza posteriormente, cuando los buzos sumergidos en el Miño, en la zona del margen portugués a la altura de O Sobral (Salvaterra de Miño) y Lapela (Monçao), hallaron el trombón. Previamente, habían sido encontradas las llaves de su coche y su casa también sumergidas en el río, así como la boquilla del instrumento en una rampa de acceso desde Lapela al Miño.

Gran despliegue sin éxito en Salvaterra

El Miño volvía a tragarse una nueva vida ese mismo año, en mayo de 2016, cuando un joven portugués de 19 años de edad se ahogaba en las aguas del río a su paso por la comarca de O Condado. La alarma la daba los vecinos tras la desaparición del joven a la altura de la localidad de Salvaterra de Miño e inmediatamente se activaba un gran despliegue de efectivos para rescatarlo con vida.

Efectivos de la Comandancia Naval del Miño durante el rescate del cuerpo sin vida del joven portugués ahogado en Salvaterra en 2016. FDV

Medios de la Comandancia Naval del Miño y del Patrullero "Cabo Fradera" se desplazaron hasta la zona junto a otros efectivos de Portugal y O Porriño para iniciar las tareas de búsqueda, que tuvieron que posponer ante la falta de visibilidad en la zona. El cadáver fue localizado al día siguiente y fue trasladado a la orilla portuguesa.

Un pescador luso desaparecido

El siguiente suceso que tuvo lugar en el Miño se registró en el año 2018, cuando tuvo que habilitarse un amplio operativo de búsqueda para tratar de localizar a un pescador portugués, de 67 años de edad, en la parte lusa del río y cerca del municipio de Arbo. El sexagenario había acudido a una pesqueira y no regresó a casa. Su tractor fue hallado en las cercanías.

Se activó el dispositivo bajo la dirección de la Capitanía de Caminha (Portugal), con la participación, entre otros, de Comandancia Naval del Miño y Guardia Civil. La búsqueda, a la que también se incorporaron drones, tuvo que ser finalmente suspendida.

Un choque térmico al bañarse

En julio de 2018, el cadáver de José M. M. N., angoleño de 20 años, apareció sumergido a dos metros de la superficie a la altura del hórreo junto al Puente Romano de Ourense. El cuerpo del joven, que estudiaba en la ciudad lusa de Porto, aparecía así 19 horas después del suceso. Estaba cerca del margen derecho, sumergido a unos dos metros de la superficie, más o menos a la altura del lugar donde se le perdió la vista, en un instante, después de que un amigo y otros bañistas lo vieran en apuros en el agua, pidiendo auxilio justo antes de desaparecer.

Momento en el que el equipo de rescate trasladaba el cadáver a la orilla. Brais Lorenzo

El cuerpo fue localizado por tres efectivos de la agrupación de voluntarios de Protección Civil de Ourense, que rastreaban el cauce en una lancha de goma. En la primera inspección ocular en el acto de levantamiento, no se apreciaron signos externos que indicaran que el joven se hubiera golpeado, por lo que se concluyó que una indisposición, con una pérdida posterior de conciencia en el agua, fue la causa del posterior ahogamiento.

¿Accidente o suicidio?

En agosto de 2019, la localidad de Salvaterra de Miño volvía a sufrir un duro varapalo al hallar el cuerpo de una mujer de 47 años de edad que se había ahogado en el río Miño, en una zona ubicada en la entrada del parque de A Canuda, junto al puente internacional con Portugal y a un paseo fluvial.

Equipos de rescate localizaron el cadáver de la de 47 años en el Miño en 2019. José Lores

El cadáver, que no presentaba signos de violencia, fue hallado tras casi tres horas de búsqueda cerca del lugar donde se encontraban las pertenencias de la víctima. La Guardia Civil abrió en su momento una investigación sobre los hechos para tratar de determinar si se había tratado de "un accidente o de un suicidio", según fuentes del cuerpo policial. La búsqueda en el río se complicó debido a la existencia de numerosas algas aunque, según fuentes del dispositivo, a favor de los rastreos se encontraba la circunstancia de que en la jornada anterior las corrientes no eran fuertes. La fallecida, J.D.R., de origen brasileño, tenía varias de sus pertenencias en una rampa junto al río.

La pérdida de un joven atleta durante un triatlón

Tan solo un mes más tarde, el Miño volvía a cobrarse una vida. En esta ocasión, fue un joven deportista portugués de 23 años el que desapareció en las aguas del río mientras disputaba el segmento de natación de una prueba de triatlón. El triatleta, natural de Barcelos, afrontaba el tramo a nado cuando se perdió su contacto visual. Un equipo de barcos y dos helicópteros iniciaron el escrutinio de las aguas para intentar localizarlo antes de la caída de la noche.

El triatleta portugués Rafael S.A., de 23 años de edad y natural de Barcelos, cuyo cuerpo apareció sin vida flotando en el Miño hacia Vilanova de Cerveira. FDV

El Triatlón da Amizade, organizado en el marco de la Eurocidade, contaba con la participación de más de 300 atletas, que tenían que nadar un total de 750 metros, para posteriormente encarar 20 kilómetros de ciclismo y una carrera a pie de 5.000 metros. Las pruebas transcurrieron entre Goián, en el municipio de Tomiño, y Vilanova de Cerveira. Según fuentes de la investigación, el joven se sentía indispuesto ya en el primer test, pero continuó la competición con el fatal desenlace. Días después fue hallado su cuerpo en un tramo próximo del río a Vilanova de Cerveira.

Tragedia en el embalse de Castrelo

El último incidente mortal hasta este pasado fin de semana en las aguas del Miño se produjo en julio del año pasado, cuando un joven fue localizado a 12 metros de profundidad en el embalse de Castrelo de Miño, en Ourense. Yoandro Ibarra Álvarez, Yoyo, de 23 años, natural de Cuba y con domicilio en Ourense, murió ahogado en el embalse en uno de los sucesos más trágicos que recuerdan los trabajadores de la zona.

Pantalán desde el que se zambulló en el embalse el joven fallecido. Fernando Casanova

El joven fue nadando hasta las boyas y cuando regresaba empezó a gritar pidiendo auxilio. Se hundió antes de que sus amigos pudiesen ayudarle. El joven cubano, que trabajaba en un gastrobar de Ourense, se encontraba en el parque náutico con su novia y otra pareja, y acudieron al salir de trabajar para dar un paseo y refrescarse. Yoandro se tiró desde el tercer pantalán y fue nadando hasta las boyas, en la parte central del embalse. Cuando regresaba, según relataron sus compañeros en su día, empezó a agitar los brazos y a gritar pidiendo auxilio. Decía que se ahogaba. En un primero momento sus amigos se lo tomaron a broma pero enseguida percibieron que algo iba mal de verdad. Se tiraron a por él pero no pudieron ayudarle. El joven se hundió y ya no salió a flote.

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