Después de semanas jugando al despiste, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, despejó este miércoles la gran duda: la mascarilla dejará de ser obligatoria en interiores a partir del 20 de abril salvo tres contadas excepciones (hospitales y centros de salud, transportes públicos y residencias de todo tipo). Deja de ser obligatoria, sí pero a la espera de que el anuncio de Darias se concrete negro sobre blanco, el borrador del documento de consenso al que se llegó en la Ponencia de Alertas (en la que participan expertos del ministerio y de las comunidades autónomas) incluye toda una retahíla de recomendaciones para el "uso responsable" del tapabocas en diferentes espacios. El ministerio vuelve así a dejar en manos de los ciudadanos la responsabilidad de hacerlo bien (la sensación de peligro y la costumbre todavía lleva a muchos ciudadanos a usarla en exteriores) y ofrece una guía bastante prolija para hacerlo. La conclusión es clara: aplicar el sentido común.

  • Los que tengan riesgo. Las personas más vulnerables a la covid-19 y que han concentrado los ingresos y las defunciones en estos dos años de pandemia, serán un mundo a parte a partir del 20 de abril. La recomendación de Sanidad para los mayores de 60 años, las personas inmunodeprimidas y las embarazadas es que prescindan del tapabocas en sus casas pero lo usen "en cualquier situación en la que tengan contacto prolongado con personas a distancia menor de 1,5 metros". Aquí el sentido común para protegerse dicta utilizarla más que menos por propia protección.
  • En los trabajos. El borrador de la Ponencia de Alertas deja en manos de los servicios de prevención de riesgos laborales la decisión. Tendrán que hacer una evaluación de riesgo específica, teniendo en cuenta el trabajo que se hace, a cuánto están los trabajadores unos de otros y si se puede garantizar una ventilación adecuada. O sea que cada empresa/fábrica/oficina será un mundo. Los expertos ya han advertido que la empresa sí podrá obligar a su uso y es más que probable que se mantenga en aquellos trabajos de cara al público "por estética", al menos hasta que la pandemia deje realmente de serlo.
  • En reuniones familiares y de amigos, celebraciones privadas... Aquí el ministerio reconoce que el riesgo de transmisión es elevado y el impacto puede ser alto -sobre todo si en la reunión participan los abuelos- pero que la gente no suele seguir la recomendación de usarla, algo que han aprendido después de meses de rebrotes en el ámbito social y después de las comidas, por ejemplo, de Navidad. Consideran que el riesgo, por tanto, es moderado/alto, de ahí que recomienden, de nuevo, su uso responsable "según los participantes en la reunión": o lo que es lo mismo, ponérsela aplicando el sentido común, sobre todo, si hay personas mayores o vulnerables.
  • En comercios, museos, exposiciones... El Ministerio de Sanidad los agrupa como "espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan" o sea, son espacios interiores pero la gente ni está mucho tiempo en ellos ni se queda mucho tiempo parada en el mismo sitio, sin hacer diferencias, por ejemplo, con el tamaño de los comercios ya que asimila grandes centros comerciales a pequeños comercios. Aquí, los expertos consideran que el riesgo de transmisión es bajo siempre que no haya aglomeraciones pero teniendo en cuenta que puede haber "diversidad de personas expuestas". Conclusión: "uso responsable" sin más indicaciones. La aglomeración de personas y la sensación de falta de espacio, marcará, para muchos, si se usa o no.
  • En cines, teatros, salas de conciertos... etc. Sanidad se refiere a estos lugares como "espacios cerrados en los que las personas permanecen un tiempo sin comer ni beber". Reconocen que el riesgo de transmisión "puede ser alto" y que son espacios donde hay aglomeración de personas con poca distancia y durante varias horas y que pese a tener sistemas de ventilación incluso con filtros, esta "no siempre está garantizada". La Ponencia de Alertas pide, una vez más, el uso responsable si se permanece un tiempo largo.
  • En bares, restaurantes, locales de ocio nocturno...etc. Frente a los anteriores, para Sanidad esto son "lugares cerrados en los que las personas permanecen un tiempo comiendo y bebiendo". Aquí la probabilidad de transmisión es directamente elevada, sobre todo porque la efectividad del uso de la mascarilla es "baja" ya que se usa de forma intermitente. Los expertos de la ponencia conceden que el riesgo de no llevar la mascarilla en estos lugares en ningún momento "probablemente no sería mucho mayor que el riesgo" de hacerlo de forma intermitente como ahora "solo cuando las personas se levantan de la mesa". De nuevo, "uso responsable" en estos espacios cerrados sin más indicaciones.

"Más información a la ciudadanía"

Pese a que la mayor parte de los expertos en Epidemiología y Medicina Preventiva consultados por este diario se inclinaban por esperar a una cifra de circulación del virus mucho más baja de la que hay ahora para empezar a hablar de retirar las mascarillas en interiores, los especialistas que asesoran a la Ponencia de Alertas se han inclinado por su retirada en 15 días, salvando la Semana Santa pero todavía con unos niveles de transmisión del coronavirus antes considerados altos, pero a los que ahora no se les otorga nivel de riesgo.

Para el epidemiólogo e investigador en Fisabio, Salvador Peiró, este "adelanto" de fecha no debería de representar "mayor problema" siempre que los datos "cuadren y sigan por donde van ahora", es decir, siempre que la circulación del virus siga sin poner en peligro a los hospitales gracias al alto grado de inmunización de la población (ya sea por las vacunas o por la cantidad de personas que han pasado la enfermedad).

"No le veo mayor problema a empezar a retirarlas tras la Semana Santa pero sí deberían hacer una campaña importante de información para explicar las recomendaciones de uso en interiores", pedía el investigador ya que la casuística desplegada por la Ponencia de Alertas es amplia y Peiró entiende que hace falta mensajes claros "que calen". Para los neumólogos, el documento final aún debería incluir alguna otra recomendación.

Según la Sociedad Española de Neumología (Separ), la mascarilla debería mantenerse también de forma obligatoria para todas las personas con síntomas respiratorios y "en cualquier local masificado o mal ventilado". Desde el Colegio de Enfermería de Valencia, su presidenta Laura Almudéver, pedía "prudencia" a los ciudadanos y apostaba por mantener la mascarilla en lugares cerrados "con mucha concentración de personas", al hilo de las recomendaciones del "uso responsable" del documento de la Ponencia de Alertas, aún sin aprobar.