Si pasas rápido por delante, piensas que se trata de una nueva pastelería en la comercial calle Sant Miquel, por la elegancia y sencillez decorativa y porque se atisba un luminoso mostrador de vidrio con hileras de productos. Pero el letrero lo deja bien claro, son las empanadas argentinas de Don’t Cry for Me, que acaba de abrir un local en la vía peatonal tras el éxito del primero en Oms. En el mismo lado impar de esta otra calle, aunque en el extremo superior, se estrenó la franquicia Las Muns hace menos de un mes, cuyo escaparate llama la atención porque las clásicas empanadas de la Patagonia son de colores. Y a pocos pasos de allí, en Josep Tous i Ferrer, se encuentra Jimmy Churri, la otra empresa de estilo gourmet del alimento hecho con masa rellena. Estos tres nuevos negocios en Palma han dado una vuelta a la tradicional empanada ofreciendo una gran variedad de sabores y colores.
«Como es un producto simple y popular, que a los argentinos nos viene de cuna, nuestra idea ha sido crear un concepto diferente, que la empanada sea algo más, una experiencia especial, igual que cuando te reúnes el domingo con amigos y compartes este tipo de comida», explica Julio Arrúa, conocido por haber sido el chef del restaurante Caballito de Mar durante 14 años. Cuando cerró, comenzó a pensar en el actual proyecto, que ha sacado adelante con sus socios y amigos Gabriel Mateo y Fernando Expósito. «El cliente experimenta este valor añadido –prosigue– desde que entra en el establecimiento hasta que llega a casa y lo prueba», dice refiriéndose al «cuidado diseño del local y el empaquetado».
«Hemos creado un concepto distinto, que la empanada sea una experiencia única, con un valor añadido»
Sobre los ingredientes, los tres nuevos negocios han mantenido los clásicos (carne, pollo y queso con cebolla) y amplían el abanico con decenas de combinaciones. Las Muns añade además masas innovadoras por sus colores, que «expresan lo que tiene cada una de las empanadas: La verde es de espinacas, la negra lleva atún y tinta de calamar, la marrón es una de las dos dulces que tenemos, con plátano y crema de cacao, y la integral está rellena de espinacas y queso emmental», enumera Carlos Lucuy. Su socia, Anabela Gette, asegura que «todas tienen una identidad propia», porque la intención de esta franquicia es «convertir en gourmet la comida rápida de las empanadas».
«Los colores de las masas expresan lo que tiene cada una de las empanadas, como la verde, de espinacas»
Como afirma el propietario de Jimmy Churri en Palma, Carlos Fernández, «es un salto premium respecto a lo que ha habido toda la vida. Los argentinos tal vez son más puristas, aunque el resto de la gente quiere tener variedad». Señala que «si hay más opciones gastronómicas, los clientes están dispuestos a repetir y el negocio puede abarcar un mayor número de personas», incluidos veganos y vegetarianos, alternativas que ofrecen las tres empresas.
«Con más variedad, un mismo cliente repite y el negocio llega a un mayor número de personas»
Todos ellos han sido recibidos con «una gran acogida por parte de la clientela», aplaude Arrúa, cuyo negocio tiene «más isleña que argentina», y «también hay muchos residentes extranjeros», tal como confirman los otros dos emprendedores. Ninguno dice quejarse de la repentina competencia porque «es un producto que en los últimos años está en auge en toda España y es normal que se expanda en Mallorca».