El Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha localizado en la tarde de este jueves un terremoto de 2,9 en el municipio de Villa de Mazo (La Palma).

Este terremoto se ha registrado a las 19.21 horas a una profundidad de 28 kilómetros.

Minutos antes se produjeron un temblor de 2,1 en Fuencaliente, y otros dos de magnitud 2 en Mazo y Fuencaliente.

Fuentes del IGN consultadas por Efe precisan que tras finalizar la erupción volcánica en Cumbre Vieja, hace más de tres meses, ha habido terremotos de mayor magnitud que el de 2,9, aunque fueron en los primeros días después de que el volcán dejara de rugir.

Los equipos del IGN están "atentos" a este "repunte" de actividad sísmica, pues se han contabilizado entre diez y doce en un escaso margen de tiempo, algunos de muy baja magnitud que no figuran en el sistema automático.

En todo caso, las fuentes consultadas por Efe señalan que ya durante este proceso posteruptivo ha habido enjambres sísmicos similares.

"Lo normal es que haya picos de actividad durante algún tiempo", advierten desde el IGN.

El colapso catastrófico que no fue

Por otro lado, el sistema de fisuras que se abrió durante la última fase de la erupción del volcán de Cumbre Vieja (La Palma) podría explicar por qué no se produjo un colapso catastrófico del flanco del volcán "como quizás se esperaba", según el vulcanólogo Pablo González.

En un análisis que publica en Science, González estima que un estudio detallado de la erupción debería contribuir a responder a la pregunta abierta de qué mecanismo físico desencadena derrumbes catastróficos gigantes de los flancos de los volcanes.

La respuesta “puede estar ligada a sus características volcanotectónicas distintivas y, en particular, a un inesperado sistema de fisuras que se abrió durante la última fase de la erupción”, considera el experto.

Desde la década de 1980 se han hecho progresos, pero los mecanismos que desencadenan el colapso de los lados y la retroalimentación con los sistemas magmáticos activos “siguen siendo esquivos”.

El científico señala que, “como si se tratara de una gran película de suspense, esta erupción de Cumbre Vieja dejó la mayor sorpresa para su último acto”.

Entre mediados y finales de noviembre, coincidiendo con un aumento del número de terremotos, un complejo conjunto de fracturas y desprendimientos rompió el flanco noreste del cono activo, que se había desarrollado durante dos meses en el lugar de la erupción.

Casi simultáneamente, se abrieron respiraderos de corta duración en dirección este-oeste hacia abajo a dos kilómetros del cono activo de la cumbre.

A la semana siguiente aparecieron múltiples respiraderos pequeños y fisuras a una distancia de 1 a 3 kilómetros del lugar de la fisura principal, entre otras zonas.

Estos cambios estructurales volcano-tectónicos deben “ser evaluados críticamente para determinar si liberaron tensiones magmáticas y/o gravitacionales en el flanco del volcán”.

González cree que “todavía es demasiado pronto para ofrecer un conjunto completo de interpretaciones para todas las observaciones volcanotectónicas de la erupción de Cumbre Vieja”.

Sin embargo, estima que la exploración de los complejos campos de tensión volcanotectónicos debería ser “una posible vía para entender el momento, la ocurrencia y el carácter de esta erupción”.

Además, el control volcanotectónico contribuirá, “sin duda, a avanzar en nuestro conocimiento de las elusivas retroalimentaciones magmáticas y tectónicas que influyen en la actividad eruptiva”.

Para el experto será “especialmente reveladora” la secuencia de acontecimientos que hizo que no se produjera un colapso catastrófico, ya que debería dar pistas sobre cómo evaluar la probabilidad de estos para otros sistemas.