El robot camarero ya es una realidad. Mallorca cuenta desde ayer con una de estas máquinas, que puede encontrarse en la Cafeteria Son Caulelles, a la salida de sa Cabaneta en dirección a Pòrtol, y que se ha convertido desde su primer día en la reina (responde al nombre de Bel·la) del establecimiento, que ha reabierto con una reforma integral tras unos meses de inactividad.

Su propietario, Miquel Romaguera Cañellas, iba detrás de él desde hace dos años, y fue durante el primer confinamiento cuando empezó a ver que el robot camarero podía ser una solución a los problemas a los que se enfrenta su negocio, los mismos que buena parte del sector de la restauración. “Me cuesta mucho encontrar personal. Nadie quiere trabajar ni de camarero ni de cocinero. Cada día hago entrevistas de trabajo, pero no hay manera. La gente se ha acostumbrado a no trabajar y vivir de subsidios”, se queja.

Miquel y Guillermo Romaguera, padre e hijo, en la Cafeteria Son Caulelles de sa Cabaneta GUILLEM BOSCH

Romaguera se enamoró del robot camarero en la feria Horeca Balears. Se lo presentó José Baró, gerente de la empresa ECR Balear, y lo adquirió por 11.000 euros. El modelo es un Bella Bot (también existe el Holabot), fabricado por la empresa Pudu Robotics, en Asia. Puede transportar hasta las mesas hasta cuatro bandejas, es decir, 8 platos, y “nunca se equivoca”.

“Todo son ventajas. No se va de vacaciones, no se queja, es muy sencillo de programar, siempre está operativo, tiene una garantía de dos años y con un buen mantenimiento puede durar diez años. Cuesta 11.000 euros pero en ocho meses lo puedo tener amortizado”, asegura Romaguera, quien también defiende el trato que Bel·la ofrece a los clientes: “Verle moverse y escucharle es un espectáculo. Saluda con un buenos días e incluso te puede felicitar por tu cumpleaños. Yo lo veo como el inicio de un futuro para mi negocio”.

Los tres camareros que trabajan en Son Caulelles han recibido a Bel·la con los brazos abiertos, afirma el empresario. “Este robot no quita trabajo; la actuación de los gobiernos, sí. Parece que el empresario es el malo de la película, cuando en realidad somos los que generamos riqueza y movemos la economía”.