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Erupción en Canarias

Lecciones de una reconstrucción para el volcán de La Palma

Tras sufrir la fuerza del devastador volcán de Pico do Fogo, la empresa Gesplan participó en la recuperación de Chã das Caldeiras | Una experiencia que será trasladada a la Isla Bonita

El cono principal del volcán de la La Palma. UME

El 8 de febrero de 2015 se dio por terminada la última erupción volcánica que ha sufrido Cabo Verde. Quien la provocó fue el estratovolcán Pico do Fogo (Pico de Fuego) que, tras 19 años dormido, volvió a mostrar su cara más temible. Las escorrentías de lava que expulsó el volcán sepultaron varios localidades, entre ellas, un pequeño pueblo de apenas 1.000 habitantes llamado Chã das Caldeiras (llanura de la caldera). Dos años después, sus coladas empezaron a ser repobladas sin ningún tipo de control por los habitantes de la zona que querían regresar cuanto antes a la vida que les había hurtado el volcán. El problema adquirió tal magnitud que el Gobierno de Cabo Verde tuvo que tomar cartas en el asunto y buscar ayuda para mejorar la planificación del nuevo terreno. Acudió entonces a la sociedad pública canaria Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental (Gesplan) quienes elaboraron para ellos un plan urbanístico –o recuperación, como ellos prefieren llamarlo– de la nueva urbe basándose en tres características: las casas tenían que ser de bajo coste, el pueblo debía poder evacuarse rápido y la población tener capacidad para ser energéticamente autosuficiente. Tres años después de elaborar aquel plan que ha dado una segunda vida a Chã das Caldeiras, quienes trabajaron en ello tienen un nuevo desafío: reconstruir las más de 1.000 hectáreas sepultadas por la lava del volcán de La Palma

No era la primera vez que Chã das Caldeiras sufría los efectos del volcán. Ya en 1995, parte de las viviendas fueron sepultadas por la lava. La población está acostumbrada a las erupciones. "Tienen un arraigo mayor al vulcanismo que la población en Canarias", destaca Rafael Daranas, director técnico para el plan urbanístico en Fogo y ahora también responsable del plan de reconstrucción en la isla de La Palma. Para Daranas esto explica el motivo por el cual se negaron a abandonar sus hogares durante la evacuación o decidieron volver a repoblar las coladas con tal celeridad. Según los registros, se han producido un total de 27 erupciones históricas en Pico do Fogo y desde los primeros asentamientos humanos, en la segunda mitad del siglo XIX, la población ha vivido tres. La desventaja de este "arraigo al vulcanismo" está en que la población puede desarrollar una excesiva confianza en sus conocimientos. "Cuando llegamos había 600 personas censadas en el pueblo con unas condiciones de habitabilidad muy precarias", narra Daranas.

Los ciudadanos volvieron a construir viviendas con sus propios medios, pero no habían conseguido disponer "de suministro y abastecimiento" e incumplían las condiciones de habitabilidad. Lo cierto es que cuando construyeron sus casas no tuvieron en cuenta que muchas coladas que parecen frías por fuera, podían seguir incandescentes en su interior. "Esto les ha generado muchos problemas a la larga", destaca Hernández. Y es que cada vez que trataban de soterrar sus tuberías, la instalación quedaba totalmente derretida. Hoy han tenido que sacar de la casa toda la instalación y hacerla aérea para que pueda funcionar.

Entre las tareas del plan urbanístico llevado a cabo por Gesplan estuvo recalificar esas viviendas ya construidas, crear una nueva arquitectura para las nuevas construcciones (abierta, funcional y con dependencias modulares) y establecer dónde deben ubicarse los principales servicios de la comunidad. Pero si algo diferencia el trabajo de Gesplan es que toda la ordenación se llevó a cabo junto a la población. Los residentes tuvieron la oportunidad de opinar sobre qué infraestructuras eran más importantes mantener o cómo querían que fuera su nueva vida en el pueblo. 

El plan urbanístico de Fogo se basa en la autosuficiencia, el bajo coste de construcción y la rápida evacuación

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La Palma no es como Fogo. Sin ir más lejos, tienen diferente tipo de vulcanismo y población. Pero hay muchas otras coyunturas en las que coinciden y en las que Gesplan incidirá a la hora de llevar a cabo esta recuperación. "Todo lo que aprendimos allí es información que nos ayudará a agilizar las cosas una vez el volcán cese", recalca Agonay Piñero, consejero delegado de Gesplan. 

Entre las lecciones que ha enseñado Fogo y que serán claves en La Palma se encuentra el conocer los tipos y características de las coladas, así como contabilizar mejor las ayudas y hasta tener recursos rápidos para conocer la opinión de las personas. "Tenemos una oportunidad para ajustar las prioridades en La Palma, hacer un reseteo y cambiar a mejor", indica Daranas. Y es que, "hasta ahora la planificación en La Palma ha sido asumido de manera sectorial, y ahora podemos hacer prepararlo todo de nuevo". 

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