La violencia en el entorno escolar es un problema creciente en nuestra sociedad que afecta a una importante cantidad de niños y adolescentes. Por ello, la UNESCO decidió en 2019 crear el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso, fijando como fecha el primer jueves de noviembre de cada año para su conmemoración.

La jornada tiene como objetivo sensibilizar a las personas a escala mundial haciendo un llamamiento a los alumnos, los padres, los miembros de la comunidad educativa y las distintas autoridades encargadas de la educación, con el fin de garantizar la seguridad y el bienestar de niños y jóvenes de todo el planeta.

En este año 2021, el Día Internacional está enfocado en la lucha contra el ciberacoso y otras formas de violencia en línea, toda vez que esta lacra ha aumentado notablemente durante la pandemia de la Covid-19. En concreto, según datos del III Informe ‘La opinión de los estudiantes’ realizado por la Fundación ANAR con el apoyo de Mutua Madrileña, prácticamente uno de cada cuatro alumnos en España (24%) asegura conocer a alguien en su entorno educativo que ha sufrido el problema.

Las distintas aplicaciones y redes sociales a las que tienen acceso los menores son las principales plataformas a través de las cuales se produce el ciberacoso. El citado informe asegura que más de la mitad de los afectados (53,9%) han sido acosados a través de WhatsApp, con Instagram (44,4%), TikTok (38,5%) o los videojuegos (37,7%) también en tendencia creciente.

Según Carlos Lagarón, responsable del proyecto InfoAcoso y designado Cibercooperante del año 2018 según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), "el problema principal del 'ciberbullying' es que se puede sufrir 24/7", además del "mal entendido como anonimato, que agrava sus efectos".

Lagarón resalta, en palabras concedidas a este diario, que "la mayoría de los episodios de 'ciberbullying' se desarrollan entre personas que se conocen y con las que compartimos un cierto grado de convivencia directa", siendo en muchas ocasiones "continuación de otros que se realizan en la convivencia directa de los centros educativos y otros escenarios", si bien existe también el fenómeno inverso, cuando "el problema surge online y luego contagia a la vida offline".

Causas del ciberacoso

El INCIBE, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, señala cuatro factores principales como motivaciones frecuentes que originan el ciberacoso:

  • Falsa creencia de que se trata de una broma sin importancia.
  • Deseo de venganza ante un conflicto previo o enemistad.
  • Falta de autoestima del acosador, que trata de usar la fuerza para parecer superior.
  • Presión de grupo e interés por mejorar el estatus social.

Disminución del acoso escolar con la pandemia

La parte más esperanzadora del informe de la Fundación ANAR es la constatación de que los casos de acoso escolar disminuyeron notablemente en el año 2020. En concreto, un 15,2% de los encuestados aseguró conocer a algún compañero víctima de bullying. La cifra es especialmente llamativa teniendo en cuenta que en 2016 el dato alcanzaba el 50%, si bien se confirma una clara tendencia continuada a la baja, al observar que en los últimos años ya venía percibiéndose un acusado descenso.

En declaraciones concedidas a este diario, el director de programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, calificó esta tendencia descendente como "una buena noticia", apuntando que "el confinamiento, los grupos burbuja, el descenso de la ratio alumnos/profesor y otras restricciones causadas por la Covid-19" han contribuido a ella, así como las "medidas de concienciación" en torno al acoso, que en los últimos años se han visto notablemente incrementadas.

Entre las formas de acoso más utilizadas, el citado informe destaca el uso de insultos, motes y burlas, referido por más del 86% de los encuestados conocedores de casos de acoso escolar. A continuación, aparece la difusión de rumores (46,9%), seguida del empleo de empujones o collejas (45,3%), el aislamiento social (44,9%) y la violencia en forma de golpes o patadas (29,5%). Asimismo, llama la atención el claro crecimiento en los últimos dos años de las agresiones en grupo (pasan del 43% al 72%), al contrario que las llevadas a cabo por una sola persona (descienden del 48% al 15%).

Una de las principales consecuencias de este tipo de violencia es la bajada en el rendimiento escolar, duplicando el riesgo de absentismo y triplicando las posibilidades de que los alumnos se sientan excluidos de la comunidad escolar, según datos de la UNESCO.

Acto en un Día Internacional contra el Acoso Escolar. EFE

Cómo actuar ante un caso

En cuanto a las soluciones al problema, este organismo estima que “la educación puede y debe desempeñar un papel clave al brindar a los niños y jóvenes las capacidades y conocimientos necesarios para identificar la violencia en línea y protegerse contra las diferentes formas en que puede presentarse”.

Además, Lagarón añade que, al conocer un caso de acoso escolar, es importante hacer ver a las víctimas "que no están solas" y hacerles entender "que no son culpables" de lo ocurrido, con el fin de "enfrentarse a sus acosadores desde la asertividad, nunca con la violencia", así como aportar "confianza" informando al pequeño de las acciones que se pretenden tomar.

El experto asegura que las víctimas suelen comunicar los casos "de media, entre 12 y 15 meses" después de empezar a sufrir acoso y sugiere la siguiente ruta para notificar y denunciar los hechos: "Tutor - Jefe de estudios - Director - Inspección educativa - Consejería - Policía Nacional / Guardia Civil - Fiscalía de menores".

La Fundación ANAR agrega que es importante dejar claro al menor afectado que "nadie tiene derecho a pegarle, humillarle o insultarle" e incidir en la idea de que "la violencia nunca está justificada", así como remarcar la necesidad de que es necesaria la ayuda para avanzar hacia la resolución del problema, para lo cual es importante "que muestre sus sentimientos a otras personas, cuente lo que le está sucediendo y no sufra en silencio".

Plan Estatal para luchar contra el acoso

Por su parte, el pasado mes de octubre, la Comisión de Educación y FP del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley con la que se insta al Gobierno a aprobar un Plan Estatal para la Enseñanza y Aprendizaje de la Convivencia y combatir el acoso escolar, en colaboración con las comunidades autónomas.

Según la iniciativa, este Plan deberá ser acordado con todos los sectores que integran la comunidad educativa y deberá incluir acciones de prevención e intervención sobre la violencia de género en la adolescencia, educación a los alumnos para un buen uso de las TIC y acciones dirigidas a los medios de comunicación, de modo que la transmisión de noticias sobre acoso escolar responda a la realidad del problema sin crear alarma.

De este modo, las instituciones políticas tratan de dar respuesta a un problema tan arraigado como cambiante, en torno al cual existe cada vez más concienciación con el fin de intentar minimizarlo en todas las aulas y espacios compartidos de los centros educativos españoles, así como en las diferentes plataformas digitales que reúnen a los escolares.

Cómo distinguir entre el acoso escolar y otros conflictos

La Fundación ANAR plantea "una serie de elementos imprescindibles" para "poder hablar con propiedad" acerca del fenómeno del acoso escolar. Son los siguientes:

  • Intencionalidad: Se refiere al hecho de que el agresor pretende hacer daño, con especial incidencia en situaciones en las que es consciente del sufrimiento que sus actos causan en la víctima.
  • Repetición: Cuando los acontecimientos agresivos se suceden de manera reiterada podremos hablar de acoso.
  • Desequilibrio: En estas situaciones existe una diferencia de jerarquía entre agresores y víctimas. Los primeros ejercerán un rol de superioridad que genera un sentimiento de indefensión en los segundos, viéndose así estos paralizados ante el problema.