A finales del Siglo XIX más de un centenar de embarcaciones similares al Cala Millor navegaban en Baleares. Actualmente, sólo el Cala Millor y el Rafael Verdera sobreviven. Este tipo de embarcaciones se construían principalmente en las islas Baleares y la costa mediterránea peninsular, “Con la mejor madera de pino, secada durante años a la sombra”, cuentan todavía las crónicas navales antiguas. Su diseño se inspiraba en los buques de cabotaje británicos. Durante mucho tiempo fueron la única forma de arribar o salir de las Baleares. Trasportaban personas y mercancías, siempre a vela. Limones, muy valiosos por su contenido en vitamina C, sal, vino y aceite, fueron los principales productos que trasportaron sobre todo al sur de Francia y la costa española. 

Los dos últimos pailebotes

El Cala Millor es el único a flote de los pailebotes construidos en Palma, ya que el Rafael Verdera, muy similar, aunque aún más antiguo, fue construido en Ibiza. Curiosamente, hoy el Cala Millor tiene base en Ibiza y el Rafael Verdera en Palma. Ambos comparten una historia fascinante y un presente preocupante.

El Cala Millor

El Cala Millor, tras una laboriosa y costosa restauración realizada por sus actuales armadores, Nicole Legler y Gerald Delgado, es hoy bien conocido por estar amarrado habitualmente en primera línea del puerto de Ibiza, desde donde navega principalmente como buque de enseñanza para colegios e institutos ibicencos. Se construyó en 1946 en las gradas en las que actualmente está Astilleros de Mallorca, en la zona conocida como Es Mollet, fue el último de su clase y tal vez el de mayor porte. 

Con 42 metros de eslora por 8 de manga y 3,2 de calado, desplaza 171 toneladas y está hoy aparejado con 12 velas en dos mástiles que lo definen como “goleta”, aunque es más conocido como “pailebote”. Fue un encargo original de la Naviera Mallorquina y tras varias décadas de operar regularmente en las Baleares, fue adquirido por la Naviera Matutes. Posteriormente, mientras sus contemporáneos eran desguazados, el Cala Millor fue a navegar en aguas de Alemania, donde sobrevivió a serias penalidades, afortunadamente sobrevivió a todo. Finalmente fue adquirido por sus actuales armadores, que lo hicieron retornar a las islas. 

Sin ayudas institucionales consistentes, sus armadores luchan día a día para que el Cala Millor se mantenga como buque accesible a todos los ciudadanos.