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Erupción en La Palma

Pilotos de drones vigilan la lava del volcán de La Palma para facilitar la recogida de enseres

La Asociación Canaria de Drones cede a la crisis la tecnología más avanzada del mercado

Las colas del volcán de La Palma están estables y lentas

Las colas del volcán de La Palma están estables y lentas

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Las colas del volcán de La Palma están estables y lentas Verónica Pavés

La vigilancia que realizan los drones desde el aire día a día es esencial para saber cómo va a discurrir la lava ladera abajo, y por tanto poder organizar o no, las recogidas de enseres a los vecinos de las zonas afectadas por la erupción del volcán en La Palma. Las imágenes que toman desde el cielo estos pequeños vehículos no tripulados son de tal calidad que los científicos pueden llegar a calcular la velocidad a la que discurre la lava, su espesor y las hectáreas ya arrasadas.

La cámara térmica percibe las zonas de mayor movimiento de lava. ED

Este ha sido el principal cometido de la Asociación Canaria de Operadores y Pilotos de Drones (Ascadron) durante la crisis volcánica, en la que, en un alarde de solidaridad, ha puesto a disposición de las autoridades sus conocimientos de aeronáutica y los últimos avances tecnológicos con los que cuentan los drones y que aún no han llegado a Canarias. Estos aparatos cuentan con cámaras térmicas que permiten ver el volcán incluso cuando el humo empaña el resto de visores, disponen un zoom de gran envergadura con el que pueden observar de forma nítida el volcán sin tener que acercarse demasiado y son capaces de realizar cartografías en tiempo real gracias sus barridos en los que toman miles de fotografías.

La colada de lava vista con la cámara térmica. ED

Información de emergencia

Los drones, cedidos para la emergencia volcánica por la empresa Dofer Ingeniería, ubicada en Telde (Gran Canaria), han permitido mejorar de manera manifiesta la vigilancia de este fenómeno natural tan destructivo para la isla de La Palma. Las imágenes que toman cada día en sus vuelos se envían al puesto de mando avanzado para que puedan realizar mediciones sobre dónde está cada colada, hacia dónde avanza, a qué velocidad y temperatura. Lo hacen gracias a sus tres cámaras únicas en el mercado canario, capaces de notificar los puntos más calientes y, por tanto, los más destructivos de la colada (cámara termográfica), sacar miles de fotos en poco tiempo para realizar una nueva cartografía cada día (cámara panorámica) y todo ello pudiendo tomar una distancia de seguridad de hasta 5 kilómetros sin perder un ápice de calidad (cámara zoom 200X).

La colada de lava vista en 3D y con cámara térmica. ED

Con este recurso, la Asociación de Drones de Canarias no solo ha ayudado a los agentes de seguridad, sino también a los científicos, aportándoles nueva información antes imposible de conseguir; y a los vecinos, que se muestran expectantes ante los destrozos que pudiera causar la lava en sus hogares.

Aunque fue la empresa y su gerente y presidente de la asociación Domingo Fernández, la que comenzó con estas labores de ayuda a la vigilancia de la emergencia, desde hace varias semanas quienes se dedican día y noche al escrutinio de las coladas de lava, son José Barreto y Thomas Haack, dueños de la empresa Ticom Soluciones, ubicada en la capital de la isla, Santa Cruz de La Palma.

Estos dos palmeros trabajan a destajo en jornadas intensivas poco después de que la crisis volcánica diera comienzo. "Eran amateurs y en pocas semanas se han convertido en profesionales", destaca Domingo Fernández. Tanto Barreto como Haack tenían algunas nociones básicas sobre la aeronáutica de los drones, pero jamás se les pasó por la cabeza que tendrían que volcarlos en hacer un seguimiento exhaustivo de la destrucción que el volcán está generando en las viviendas de sus amigos y familiares. Con una erupción que no parece tener final, cada día se ven obligados a desplazarse hasta la zona de exclusión –acompañados de las fuerzas de seguridad– para realizar un nuevo vuelo que permita sacar fotografías más precisas que las que toma cualquier dron institucional o militar. Sus descansos oscilan entre las cuatro y cinco horas diarias, con lo que las jornadas cada vez se están haciendo más largas y pesadas. Ellos mismos admiten que acuden a realizar su nueva labor casi como "zombies", pero siguen haciéndolo todos los días sin falta pase lo que pase. Se encuentran tan volcados en la emergencia que han sido ellos, con sus propios ahorros, quienes han decidido comprar estas tecnologías para poder seguir dando cobertura a los cuerpos de seguridad y protección civil cada jornada.

Servicio a la comunidad

Además de la crudeza de las imágenes que deben captar cada día estos dos palmeros en su cuadro de mandos, lo más duro de este trabajo, que realizan de manera desinteresada, son las preguntas de familiares, amigos o conocidos. Sus allegados buscan en su conocimiento información pero también una oportunidad para saber si ese día los cimientos de su vivienda aún siguen en pie.

"Es darles un rayo de esperanza, pero sabemos que todo puede cambiar mañana, porque no tenemos ni idea de cómo ni cuándo va acabar todo esto", resalta el presidente de la asociación. Sobre esto último reflexiona Fernández, pues con el tiempo se ha encontrado que "habían zonas que parecían seguras al principio y que ahora han quedado arrasadas por la lava». Por esta razón, hace hincapié en que la población no solo se debe quedar "con la foto bonita del dron» porque lo cierto es que "esto no es un espectáculo, es un desastre". El empresario grancanario se desplazará esta semana de nuevo a La Palma para "echar una mano" con la logística a Barreto y Haack.

Servicio a la emergencia

Fernández fue uno de los primeros en desplazarse hasta La Palma pocas horas después de que el volcán entrara la erupción, el 19 de septiembre. "Contacté con las autoridades de emergencia y les ofrecí nuestros servicios para ayudar", explica el empresario. "No queríamos actuar al libre albedrío sino colaborar con una tecnología que no existía en el resto de Canarias", matiza. Tan solo dos días después trabajaba a destajo gracias a la coordinación aérea que se impuso. "Ahora pedimos permiso para volar, pero los primeros dos días, con el espacio aéreo abierto, era un caos y un peligro", incide.

A ello se sumaba las difíciles condiciones meteorológicas en las que están volando los drones. "En una circunstancia normal se considera que no serían aconsejables para volar los drones", asegura Fernández. Razón por la cual admite que algunos drones se han perdido y otros han tenido que hacer aterrizajes de emergencia en lugares en los que es imposible recuperarlos. Sobre la zona sobrevuelan "unos 10 o 15 drones cada día". Además de a esta empresa y la de los palmeros José Barreto y Thomas Haack, los drones pertenecen a la Unidad Militar de Emergencias (UME), otros a la Dirección de Emergencias del Gobierno de Canarias, otros al Cabildo palmero y unos pocos más para tomar imágenes televisivas. Durante el tiempo que permaneció en la isla vivió situaciones difícilmente concebibles a nivel psicológico. "Había días que nos hartábamos a llorar", admite. Y es que, pese a que al principio eran todos desconocidos, en poco tiempo este empresario empezó a sentirse como uno más de la familia palmera lo que ha convertido esta gesta en un "duro" empeño por mejorar la calidad de la vigilancia volcánica.

Cámaras térmicas de alta resolución

Los drones con los que está contribuyendo a la emergencia la Asociación de Drones de Canarias son capaces de ver el calor que esconde la colada de lava en tiempo real. Cuando los drones sobrevuelan la devastación que ha dejado el volcán de La Palma, también pueden percibir mediante colores amarillos y rojos a qué temperatura se encuentra la colada y, por tanto, la que está más activa. Con color amarillo muy claro se pueden aquellas zonas que despiden más calor debido a que la lava está fluyendo por ellas. Esto se comprueba en la imagen central, en la que la colada del norte, aún llegando a la localidad de La Laguna, adquiere un color más claro. Estas imágenes permiten saber a la velocidad a la que discurre la lava y qué lenguas son más peligrosas. Con esta información los equipos de protección civil pueden organizar recogida de enseres para los vecinos de la zona o visitas acompañadas a las tierras de cultivo para que los agricultores puedan regar sus plataneras o viñedos. El dron también cuenta con una cámara con un zoom de 200X que permite ver el volcán con gran resolución sin necesidad de acercarse demasiado a la zona de riesgo.

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