De las 79 especies de cetáceos que habitan el planeta, ejemplares de 26 de ellas han sido vistos en la franja marina de Tenerife entre Teno y Rasca, y algunas viven de forma permanente. Es tal la importancia y riqueza de la biodiversidad de estas aguas frente a la costa suroeste de la Isla que acaban de recibir la declaración de Patrimonio Mundial de las Ballenas, el primer espacio marino de Europa que lo logra. Es una franja marina de 22 kilómetros entre la punta de El Fraile (Teno, municipio de Buenavista del Norte) y Punta Salema o de Rasca (Las Galletas, municipio de Arona) que ya fue declarada Zona Especial de Conservación (ZEC) y Punto de Esperanza Marina.

En estas aguas calmas y subtropicales sobresale la colonia estable de ballenas piloto -también conocidas como calderones tropicales-, formada por unos 250 ejemplares. Pero además de estos cetáceos sociables y habituados a la presencia humana también se pueden ver cachalotes, rorcuales tropicales, delfines, orcas o zifios. De ahí que la Alianza Mundial de Cetáceos eligiera ayer la franja de Teno-Rasca como el primer Lugar Patrimonio de Ballenas de toda Europa y el tercero del mundo, después de Hervey Bay (Australia) y The Bluff (Sudáfrica), una declaración que reconoce la observación responsable y sostenible de delfines y ballenas.

La Alianza Mundial de Cetáceos es una prestigiosa organización internacional radicada en Reino Unido, la más destacada del mundo en protección marina. Dispone de un centenar de socios, entre ONG, empresas y personas comprometidas con la protección de los mares. Encontrar un equilibrio entre la protección ambiental, el turismo, el transporte marítimo y la actividad humana es uno de los grandes retos que abordan las autoridades tinerfeñas en este espacio marino de incalculable valor natural, más después de la declaración de ayer.

El riesgo de la acción humana

Los incumplimientos de algunas embarcaciones que se dedican a visitar las poblaciones de calderones tropicales, el tráfico marítimo y los grandes centros turísticos que se encuentran en esta parte de la costa tinerfeña y alrededores suponen una amenaza para los cetáceos. Solo en el año 2019, 1,4 millones de turistas realizaron actividades en este espacio marino. Para contrarrestar este riesgo, autoridades, colectivos de investigación y conservacionistas -algunos vinculados a las dos universidades públicas canarias- realizan labores de control.

El consejero de Planificación del Territorio, Patrimonio Histórico y Turismo del Cabildo de Tenerife, José Gregorio Martín Plata, celebró ayer la distinción de la franja Teno-Rasca como Patrimonio Mundial de las Ballenas. Martín Plata explicó que esta nueva distinción está avalada por la Carta de Sostenibilidad de Avistamiento de Cetáceos, parte de una iniciativa de la Asociación Cetáceos Tenerife (Acest) y ha sido apoyada por Turismo de Tenerife. El consejero detalló ayer, tras conocerse la declaración, que "nuestra misión es fomentar toda iniciativa que invite a los turistas a conocer que en este destino estamos ocupados en fomentar la sostenibilidad y que, con el reinicio de la actividad turística, estaremos encantados de mostrarles la diversa población de cetáceos con la que cuenta nuestra costa y que nuestras empresas adheridas a la carta respetan en todo momento".

El informe que declara esta parte de las aguas tinerfeñas como Patrimonio Mundial de las Ballenas subraya la protección oficial de los ecosistemas marinos que ya existe a través de las Zonas de Especial Conservación, así como los esfuerzos para asegurar que las interacciones con las ballenas sean documentadas por investigaciones a largo plazo. También apunta la existencia de un marco legislativo sólido que protege a los cetáceos en Tenerife y de manera general en España, así como el hecho de contar con un claro "patrimonio" donde Tenerife ha sido reconocido mundialmente como un "destino importante ligado a las ballenas por más de tres décadas", informó el Cabildo en un comunicado.

El proyecto de Fred Olsen

Las empresas de transporte se han sumado a las medidas para proteger a los cetáceos, cinco de cuyos ejemplares murieron en los primeros seis meses de 2019 por colisiones con embarcaciones en Canarias, cifra que se eleva a 80 en los últimos 20 años, según los casos documentados por los investigadores. La naviera Fred. Olsen, por ejemplo, se ha asociado con la Universidad de La Laguna para impulsar un proyecto de protección de cetáceos en aguas de las Islas. La iniciativa se compone de cuatro acciones: sesiones formativas, desarrollo de tecnologías, protocolos de actuación y acciones divulgativas.