En este verano atípico en el que muchas empresas hoteleras y comercios mallorquines han decidido no abrir, surgen nuevas formas de pasar las vacaciones. Las autocaravanas y las furgonetas son un claro caso de éxito y reinvención. Muchas zonas costeras se están llenando de estos vehículos, lo que ha provocado el inicio de una discusión entre los que apoyan estas iniciativas y los que ven en ellas un problema para la isla, no solo medioambiental, sino también social y económico.

Hace una semana el Ayuntamiento de Alcúdia instalaba pilones y rocas en los principales accesos a las playas del Nord para evitar las aglomeraciones y la masificación. Algunos de estos destinos ya sufrían algunos problemas, pero el auge de alquileres de caravanas ha hecho que deban tomar medidas más estrictas. Incluso los propietarios de un solar urbano del Port d'Alcúdia hablaron de presentar, hace unas semanas, un proyecto para habilitar un camping para caravanas en la trasera de la gasolinera del Port.

El regidor de Medio Ambiente de Alcúdia, Tomàs Adrover, afirma que han podido solucionar el problema con rapidez: "Teníamos un gran problema de sobreocupación y masificación. El espacio es muy reducido y la gente aparcaba donde quería". Además, existía un peligro claro de incendio porque algunos aparcaban en propiedades privadas en las que había bosque y decidieron imposibilitar el acceso. "Las nuevas medidas que hemos tomado han supuesto un cambio enorme en el municipio. Eran necesarias si queríamos acabar con esta situación límite. Muchos ciudadanos nos han dado las gracias porque estaban cansados de las aglomeraciones", confiesa Adrover. El regidor denuncia la falta de policías para poder ofrecer unos servicios mínimos aunque está contento con la respuesta: "Tenemos solo 35 policías disponibles y necesitaríamos más para poder ofrecer unos servicios dignos. Están haciendo una tarea ejemplar y les tengo que dar la enhorabuena por el trabajo realizado".

David F., gerente de Vanyou en Mallorca, empresa dedicada al alquier de furgonetas camper, declara que sí han notado diferencia respecto al año pasado: "Ha habido un boom de peticiones por parte de residentes, no de reservas. Estamos llenos pero situados por debajo de las cifras de años anteriores porque ahora las reservas son más cortas". Afirma que el residente quiere un fin de semana y no una semana entera. Además, denuncia que muchos particulares están alquilando sus vehículos de manera ilegal, lo que supone un perjuicio para ellos: "No pagan impuestos al Govern. Las compañías pagamos 400 euros. No tienen el código del Govern y no pagan a la Seguridad Social. Ni pagan impuestos ni cumplen los requisitos. Nosotros llevamos un mantenimiento al día. Muchos particulares que habían alquilado furgonetas de forma ilegal nos han contactado porque se les había roto y necesitaban una". Confiesa que el cliente local se ha empezado a interesar por este tipo de servicios a causa de la pandemia porque antes casi todos los clientes eran extranjeros, principalmente franceses, alemanes e ingleses.

Vanyou ofrece un seguro de cancelación por el covid-19 y tratan de facilitar los trámites lo máximo posible. "Nosotros damos información a los clientes sobre dónde puede ir y las normas que deben seguir para un correcto funcionamiento y respeto a la isla. No nos interesa que la gente no cumpla las normas. Somos los primeros beneficiados por esto", declara el gerente. No entiende que las autoridades tengan "tanto desdén" con este tipo de servicios y vive con "incertidumbre" el próximo mes de septiembre por las últimas noticias sobre rebrotes en las islas.

Juana María vive todo el año en Palma y pasa algunos fines de semana en la caravana que adquirió el pasado enero: "Lo que más me gusta es la libertad para moverme y el hecho de poder estar en sitios como este", dice mientras señala la costa de Alcanada, una de las zonas con más concentración de este tipo de vehículos. Afirma que también hay mucha gente que va con furgonetas y pernoctan allí, pero surgen algunos problemas: "Traen fogones, se duchan en las aceras e, incluso, he visto gente con váteres químicos". Confiesa que no es lo normal y que se trata de algunos casos concretos, ya que muchos respetan el lugar y lo cuidan. Algunas veces sí ha encontrado basura en algunos puntos y cree que eso puede perjudicar a los que sí cumplen la normativa y tratan de pasar unos días tranquilos sin molestar a nadie. "La policía suele pasar bastante por aquí. Hay vigilancia y miran que todo esté correcto", dice la entrevistada. Algunos días se han llegado a concentrar más de 15 vehículos entre caravanas y furgonetas, lo que ha ocasionado problemas de masificación en la zona: "Algunos las dejan aquí y se van para guardar el sitio, y creo que eso no es justo ni está bien". Juana María está muy contenta con su experiencia viajando en caravana y seguirá haciéndolo; incluso pide que habiliten más zonas en las que estar. Sobre las últimas informaciones de la creación de un camping en Alcúdia, ella lo tiene claro: "Espero que sea en la costa porque no me gustaría que lo hicieran en un lugar perdido".

La alcaldesa de Alcúdia Bàrbara Rebassa admite que sí existe un aumento de este tipo de vehículos pero que la masificación que se está produciendo en zonas como Alcanada o Manresa son, en parte, por el gran volumen de coches que acuden a esas zonas: "Hemos notado una diferencia importante respecto a otros años en cuanto a número de vehículos". También están teniendo problemas desde el ayuntamiento para controlar la basura en estos espacios, ya que en muchos momentos se llegan a acumular bastantes residuos.

Ángela y Roberto, de 39 y 43 años, llevan mucho tiempo viajando en caravana con su hija: "Es una experiencia que, desde que la conocimos, no podemos dejarla". Las facilidades que les aporta y la posibilidad de estar tan cerca del mar son dos elementos clave para disfrutar de "unas buenas vacaciones". Quieren dejar claro que son totalmente respetuosos con las normas del lugar y siempre tratan de mantenerlo limpio: "Incluso si vemos basura en el suelo la recogemos porque no queremos que esto se convierta en un problema. Para nosotros es muy importante respetar a los vecinos y el lugar, que es maravilloso".

Gema Calero, de Mallorca en Caravana, declara que tienen casi el 98% de las reservas de mallorquines y han notado un aumento considerable en las llamadas para información: "Respecto al año pasado hemos ganado lo mismo, pero hemos trabajado el doble. Antes las familias reservaban dos semanas para irse en caravana y ahora son cuatro días como mucho". La situación económica y social de muchas familias ha provocado que no puedan viajar este verano. Tampoco ve ningún interés por habilitar nuevas zonas en la isla y fomentar este tipo de turismo: "No hay áreas para estacionar las caravanas o puntos de vaciado. Este año se han puesto más estrictos en según qué zonas. Nuestros clientes suelen demandar lugares en los que poder estar sin problemas, que actualmente no existen. Solo hay un punto de vaciado y está en Son Castelló". Han notado una gran bajada de reservas de mallorquines que alquilaban las caravanas para irse fuera pero ahora prefieren no hacerlo. "Es una pena que la isla no esté más preparada porque el cliente querría venir más, pero no tiene incentivos para ello. Parece que la gente que viaja en caravana son como chabolistas, y no es para nada así. Incluso muchos de ellos son gente con mucho dinero que le gusta más este tipo de viajes. Es un cliente que gasta mucho en los comercios locales y en los pueblos", defiende Calero.

"En Mallorca el problema evidente que tenemos son los hoteles. Muchos ayuntamientos ya nos avisaron de que aquí mandan los hoteleros. Las administraciones tratan siempre de beneficiarles a ellos, pero no se han parado a pensar que una persona que reserva un todo incluido en un hotel no está gastando en los comercios de la isla, algo que sí hacen los que van en caravana", declara. Hace hincapié en la necesidad de buscar nuevas alternativas tras lo ocurrido y defiende la rentabilidad del negocio de las autocaravanas frente al "arcaico" modelo actual.

Este periódico publicó el martes pasado una carta al director de un vecino de Llucmajor, Toni Moll, donde éste exponía una defensa férrea de los caravaneros: "Solemos ser gente que viajamos en familia, que tenemos conciencia sobre la naturaleza y que utilizamos el comercio local". Denunciaba, en el texto, la "obsesión" de la policía por las caravanas y su permisividad con los coches de alquiler: "No he visto a ninguno quejarse de la masificación de barcas de alta gama que inundan nuestras calas". Moll muestra tristeza por todas las "pegas" que se ponen al "redescubrimiento" de la isla y añade: "Moderación y pedagogía a los que ponen piedras en nuestro camino".

Alexander (prefiere no desvelar el apellido y pide que no se le fotografíe, al igual que Ángela y Roberto), de 57 años, y su mujer, de 54, llevan varios días dando vueltas por la isla con una autocaravana. No es su primera vez aunque se trata de una nueva experiencia en la isla: "Las veces que hemos venido ha sido con hotel, pero nos apetecía probar algo nuevo". La experiencia les está pareciendo muy buena y cómoda, sobre todo por la proximidad que tienen respecto a la playa: "Es bajar de la caravana y meterte en el agua. Todo un privilegio". No han notado el supuesto boom, pero sí ven más gente española que otros años. "Normalmente había muchos extranjeros como nosotros, pero ahora la mayoría son de aquí", dice Alexander.

Viaje sobre ruedas por Islandia

El caso de Maria Coloma Mairata es totalmente diferente a los expuestos en este reportaje. Ella se encuentra en Islandia haciendo un viaje en caravana aprovechando sus vacaciones. Está con cuatro amigas y visitan "parajes y lugares mágicos". Las áreas de camping allí son comunes y económicas. Además, a causa de la situación de la pandemia mundial, han tenido que pasar dos pruebas de covid-19 para permanecer en el país: "Si pasas más de diez días te obligan a hacerte una prueba, lo que nos ha sorprendido bastante". Su viaje dura 17 días y empezó en Reikiavik, la capital de Islandia, y pretenden dar toda la vuelta. "Hay muy poca gente y la naturaleza es impresionante. Poder viajar y dormir en la caravana es un privilegio en un lugar como este. Y los lugares para acampar son perfectos, así que todo maravilloso", dice Mairata desde la antigua isla vikinga.

Maria Coloma Mairata, en Islandia, junto a una de sus amigas. M. Coloma

Proyecto Ca's Retratista

Gaizka Taro, propietario del proyecto Ca's Retratista, invitó a Nomad Studio, una pareja de fotógrafos afincados en el País Vasco, a presentar su proyecto Retrato Nómada en Montuïri. Allí llevaron a cabo una conferencia sobre fotografía analógica y, al acabar, realizaron su proyecto en la plaza del pueblo.

Retrato Nómada es un archivo fotográfico de retratos de personas que viven en pueblos, comunidades o núcleos pequeños. Se mueven con una autocaravana y recorren la geografía española para tratar de documentar a los habitantes de cada lugar. Quieren crear, así, un archivo fotográfico como memoria y patrimonio de quiénes y cómo eran las personas que vivían en este tiempo.

La autocaravana de Nomad Studio, un auténtico estudio fotográfico, hizo parada en Montuïri. Nomad Studio