Los avances terapéuticos en el manejo de los pacientes con cáncer, la prevención y detección precoz de los tumores más frecuentes como el cáncer de mama, colon o próstata, y el desarrollo de estrategias de prevención para las secuelas provocadas por el cáncer y su tratamiento, han supuesto una mayor supervivencia del paciente. 

Pero el problema está en que los tratamientos del cáncer pueden favorecer el desarrollo precoz de algunas enfermedades cardiacas, entre ellas: 

  • Hipertensión.
  • Diabetes.
  • Aumento de los niveles de colesterol.
  • Arritmias.
  • Insuficiencia cardiaca.
  • Mayor riesgo de trombosis.

El desarrollo de estas complicaciones afecta a la calidad de vida y empeora el pronóstico global de los pacientes, especialmente si obligan a interrumpir tratamientos que estaban resultando eficaces para controlar el cáncer. 

ca que con independencia del tumor tenga el paciente.

Los tratamientos contra el cáncer adelantan unos 20 años la edad de riesgo vascular.

Según los datos de la Sociedad Española de Cardiología, en la actualidad uno de cada tres pacientes con un nuevo diagnóstico de cáncer tiene antecedentes de problemas cardiovasculares o factores de riesgo cardiovascular que lo hacen más vulnerable a las terapias antitumorales. 

Por otra parte, los expertos en cardiología señalan que estos tratamientos adelantan unos 20 años la edad de riesgo vascular, lo que conlleva a su vez que uno de cada tres pacientes con cáncer termine desarrollando complicaciones cardiovasculares. 

¿Qué es la cardio-oncología?

Con el fin de dar atención cardiológica a los pacientes con cáncer, el Hospital La Paz creó en el año 2012 un equipo multidisciplinar de cardio-oncología.

Este equipo puso en marcha el registro CardioTox, liderado por el doctor José Luis López-Sendón, con el fin de investigar a este grupo de pacientes. 

La importancia de este servicio es tal, que cada año atiende a más de 1.500 pacientes con cáncer y problemas cardiovasculares.

El objetivo de la Cardio-Oncología es atender a los pacientes que tienen un cáncer y también a los que lo han superado, con el fin de prevenir y tratar el posible daño que se puede producir en el corazón y en el sistema cardiovascular, durante y después de los distintos tratamientos antitumorales. 

  • La cardiotoxicidad es un problema clínico creciente que constituye, junto con las segundas neoplasias, la causa más frecuente de mortalidad en supervivientes de cáncer.

Puede aparecer tanto durante la fase activa del tratamiento como en el seguimiento posterior. 

Por este motivo es de vital importancia organizar estrategias de prevención, acompañar al paciente durante el proceso del cáncer y guiarle para mejorar su salud cardiovascular. 

Hay que valorar el riesgo cardiaco antes de iniciar el tratamiento oncológico

Valorar el riesgo cardiaco antes de iniciar el tratamiento oncológico

Los especialistas que integran los equipos de cardio-oncología se encargan de realizar una valoración cardiovascular completa antes del tratamiento oncológico.

Esta forma de trabajar permite identificar qué pacientes van a ser más vulnerables y van a necesitar una vigilancia más estrecha. 

  • Para conseguirlo disponen de escalas que permiten establecer el riesgo teórico que un paciente tiene de desarrollar complicaciones derivadas del tratamiento, y en función de esto se pueden proponer las estrategias más adecuadas de monitorización y prevención cardiovascular. 

Los avances en la imagen cardiaca, principalmente en la ecografía tridimensional y técnicas avanzadas de resonancia cardiaca, permiten monitorizar de forma precisa el tratamiento y detectar cambios en la salud del paciente que son tratables, para prevenir su progresión a cardiopatías graves.

Tras completar la fase de tratamiento activo del cáncer es necesario estratificar el riesgo de complicaciones cardiovasculares a largo plazo y organizar, en caso necesario, una vigilancia periódica. 

Estas estrategias requieren un equipo multidisciplinar de especialistas en Oncología, Hematología, y Cardiología para mantener un control cardiovascular adecuado y reducir el riesgo de interrupciones inadecuadas del tratamiento.