En la actualidad la prevención de la enfermedad cardiovascular se basa en el control de los principales factores de riesgo, a saber, la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el sedentarismo, la obesidad y el sobrepeso, y el tabaquismo.

En cambio, todavía no se tiene en cuenta otro factor que determina también la aparición de una enfermedad cardiovascular, como es la contaminación atmosférica. 

La polución es, por detrás de la hipertensión, el tabaco y la dieta, la cuarta causa de problemas coronarios.

Según datos de la OMS, la contaminación atmosférica puede estar relacionada con el 25% de todas las muertes por cardiopatía isquémica y el 24% de los fallecimientos por accidentes cerebrovasculares.

En España la contaminación ambiental provoca 30.000 muertes al año. De ellas, entre el 40 y el 80% tiene una causa cardiovascular.

El peligro de las partículas en suspensión

Las sustancias contaminantes más habituales son las partículas de la materia en suspensión y se dividen en dos tipos en función de su tamaño, las pequeñas son denominadas PM2.5 y las más grandes PM10. 

El origen más habitual de las partículas PM2.5 son los vehículos diésel, la combustión fósil (petróleo, carbón, gas natural) y combustible de biomasa, entre otros. 

La construcción y demolición, las cenizas de combustión de carbón no controlado, petróleo y madera, o una calle no pavimentada son los principales emisores de las PM10. 

Y hay que tener en cuenta que cuanto más pequeñas son estas partículas, más dañinas para la salud pueden resultar. Esto quiere decir que las PM2.5 son las más peligrosas.

Archivo - Recurso de tubo de escape, emisiones, contaminación EUROPA PRESS - Archivo

Como explica la doctora Luna Carrillo, cardióloga del Hospital Universitario de Torrevieja, “al respirar estas partículas en suspensión pasan a través de los alveolos al torrente capilar y ahí van a causar distintos problemas”.

Entre los problemas más habituales los cardiólogos señalan: 

Aumento del estrés oxidativo.

• Trombosis.

• Inflamación.

• Disfunción endotelial (vasoconstricción).

Con estas certezas, la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón han analizado la concentración media anual de estas partículas en todas las comunidades autónomas españolas durante la última década. Y los datos son poco halagüeños. 

Todas las comunidades por encima de los niveles de partículas recomendados

Aunque es cierto que en los últimos diez años todas las comunidades autónomas, excepto Canarias, Murcia y La Rioja, han logrado disminuir la concentración media anual de PM2.5, los niveles siguen siendo poco recomendables. 

Y es que el nivel óptimo de partículas de partículas está establecido por la Organización Mundial de la Salud en los 5 microgramos/m3 de concentración anual, lo que no cumple ninguna comunidad. 

En cuanto a las PM10, solo en Canarias y Galicia se ha incrementado la concentración media anual de estas partículas, aunque únicamente Extremadura, Navarra y Aragón se sitúan por debajo del límite recomendado por la OMS que, en el caso de las PM10, se sitúa en 15 microgramos/m3.

“Las guías de Calidad del Aire del 2021 de la OMS son más restrictivas con las concentraciones de contaminantes recomendadas en el ambiente, por lo que, aunque en España ha habido cierta mejora en la calidad del aire en la última década, todavía estamos lejos de alcanzar esas recomendaciones”, valora el Dr. Jordi Bañeras, asesor del proyecto SEC-FEC Verde. 

Mapa de las contaminación por partículas en suspensión. SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL CORAZÓN

¿Qué podemos hacer?

El especialista en cardiología añade “estas guías actualizadas de la OMS van de la mano de la evidencia científica que indica que no existe umbral a partir del cual la contaminación atmosférica es dañina, sino que mínimas concentraciones de contaminantes en el ambiente ya se asocian a mayor morbimortalidad cardiovascular”.

Teniendo en cuenta esta afirmación del cardiólogo, es urgente seguir desarrollando estrategias personales y poblacionales de prevención. Desplazarnos a pie o en bici o teletrabajar, son algunas decisiones individuales que contribuyen a la reducción de la contaminación ambiental. 

Pero, esto no es suficiente, es necesario una implicación de la administración que impulse políticas medioambientales, abordando no sólo el tráfico rodado, sino todas las fuentes, como la generación de contaminantes en la industria, los puertos y aeropuertos y en las viviendas, sobre todo por combustión el calderas y cocinas., tal y como ha señalado recientemente un informe de la EPHA. 

Pero no todo es negativo. Según un reciente informe de la European Public Health Alliance (EPHA), España se sitúa como uno de los países europeos con menos emisiones contaminantes debido a las calderas domésticas. Aun así, hay margen de mejora.