Un capricho al año no hace daño, o eso dicen. En términos nutricionales, hay un consenso general en reconocer que si mantenemos una dieta saludable podemos hacer alguna excepción de vez en cuando: en concreto, en un 10% de los productos que comamos aproximadamente.
Una dieta equilibrada se basa en una correcta correlación de nutrientes que respeten la pirámide de alimentación, donde hay que incorporar principalmente cereales y tubérculos seguidos de frutas y verduras para continuar con legumbres y alimentos de origen animal. Las grasas y azúcares, tan presentes en los lineales de nuestros supermercados, no deberían representar más que un consumo anecdótico en nuestra ingesta diaria.
Cuando visitamos al médico, esta suele ser una de las principales recomendaciones sin distinción de edad, sexo o patología: llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio semanal son dos factores fundamentales a la hora de asegurar una vida lo más saludable posible. En el caso de aquellas personas que sufren de obesidad, colesterol o alguna enfermedad cardiovascular, estas sugerencias se convierten casi en una obligación.
En ocasiones, mejorar un poco nuestra dieta implica sustituir platos o alimentos que hasta la fecha hemos incorporado como habituales pero que no son tan inocentes como parecen. Es el caso del sándwich mixto: un plato sencillo y rápido de preparar que puede solucionar cualquier cena o comida, pero que conviene retirar de nuestra rutina de alimentación si queremos seguir los consejos de los médicos.
Los motivos que llevan a los expertos a dar la voz de alarma sobre este plato tan típico de las cenas españolas son, precisamente, sus ingredientes: por un lado, el pan de molde untado en mantequilla, que suele estar preparado a base de harinas refinadas
Otro de los blancos de las críticas al sándwich mixto son las lonchas de jamón York: un preparado de carne que, en sus versiones más económicas, suele llevar un porcentaje real de cerdo mucho menor al recomendable (entre un 85% y un 100%).
Por último, el queso en lonchas: los tranchetes envueltos en plástico, tan aclamados por su capacidad para fundirse e integrarse suavemente con el resto del sándwich, también son una red flag para los nutricionistas por su alto contenido en aceites refinados y aditivos.
Ante toda esta reflexión, quedan dos opciones: eliminar completamente al sandwich mixto de nuestra dieta o buscar alternativas más saludables para sus ingredientes en el supermercado. Siempre podemos apoyarnos en el consejo de nuestro médico o nutricionista o intentar buscar información fiable y de calidad en Internet.