A Cyle Larin se le está empezando a agotar el crédito, si es que le queda algo todavía. El delantero del RCD Mallorca, que llegó con la vitola de titular y de estrella el pasado verano, ha protagonizado un campeonato de Liga muy pobre y así lo demuestran sus bajas cifras goleadoras: tan solo dos tanto en 30 jornadas. El atacante canadiense, que ha gozado de mil y una oportunidades por parte de Javier Aguirre, se ha visto relegado a un tercer plano en las últimas semanas. Frente al Sevilla salió desde el banquillo sin incidencia alguna en el partido y ante el Cádiz, en la gran final de la temporada, ni siquiera llegó a calentar en la banda.
El peso de la fuerte inversión realizada por él este verano, cercana a los ocho millones de euros, no se está viendo recompensado en el campo. Un fichaje a priori ambicioso buscando un socio que acompañase a Muriqi. Sus ocho goles en media temporada en el Valladolid eran el mejor aval para el atacante. Sin embargo, parece haber dejada olvidada su puntería en Pucela.
Es cierto que el sistema escogido por Aguirre en las dos últimas jornadas eliminaba de la ecuación a dos atacantes, dejando solo a Muriqi acompañado por Radonjic. Pero la paciencia del técnico mexicano y su cuerpo técnico ya se está agotando. En el Sánchez Pizjuán salió al campo sin intensidad alguna, viéndolas venir y sin crear ninguna ocasión. Algo que sí hizo Abdón– como casi siempre– marcando el tanto del honor. Frente al Cádiz, sin duda en el partido más importante en Liga hasta la fecha, el canadiense vio como el de Artà le pasó por delante y no fue considerado ni como una posibilidad para que entrara jugar.
Además de no ver puerta, el problema de Larin es que ya no crea ocasiones, lo único que le salvó en la primera mitad de la temporada. Su mala definición, errando ocasiones muy claras muchas veces creadas por cuenta propia, denotaban al menos que tenía la capacidad de plantarse ante el portero rival, aunque sin puntería. Ahora, desde hace muchas jornadas, apenas se le recuerdan ocasiones de gol.
A posteriori es sencillo juzgar, pero ya su particular verano fue un mal presagio. Mientras Mallorca y el Valladolid negociaban su traspaso, Larin permaneció en Jamaica. Su mal estado físico a su llegada, tardía, se sumó a una pretemporada inexistente que provocó que Aguirre no pudiese contar con él «al 100%» hasta bien empezada la Liga.
Sí hay que elogiar su papel en la Copa, logrando goles importantes, como el que anotó en el Heliodoro López frente al Tenerife en el 120 para clasificar al Mallorca a cuartos de final o el que abrió la cuenta ante el Girona (3-2). Pero de poco o nada sirve si no se traslada al torneo de la regularidad. A falta de cinco jornadas para el final, el Mallorca encara partidos muy importantes. Por la alta inversión realizada en él tiene un sitio el curso que viene en la plantilla, pero sin duda su rendimiento le ha convertido en una de las grandes decepciones del curso. Tiene pocas semanas por delante para volver a ganarse un puesto en el once titular y lograr algún tanto importante.
