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Opinión

Figueroa Vázquez 'El Magnífico'

Figueroa Vázquez habla con Vivian, central del Athletic. CATI CLADERA

El VAR venía para mejorar el fútbol. Ayer fue el Mallorca, el otro día el Athletic, mañana será cualquier otro. Más allá de la interpretación de la norma que habla de las manos accidentales –sobre la que se basaron tanto Figueroa Vázquez como Estrada Fernández– de que si la jugada acaba en gol o penalti no se sancionará –una nueva corrección que aplicaron este año–, lo cierto es que están volviendo a todos locos, los primeros los jugadores. Jorge Figueroa Vázquez, persona ya non grata para el Mallorca y el mallorquinismo con 14 derrotas en 18 partidos, demostró que las dudas que se ciernen sobre el arbitraje tienen una base sólida. 

Con Estrada Fernández al mando del VAR, no fue requerido para revisar la jugada que acabó en el empate de Iñaki Williams de penalti. Sí, eran manos de Galarreta, lo vio todo el estadio. Pero también que en el salto previo se comen a Hadzikadunic entre Raúl García y Ares. Y que este último deja la pelota muerta al tocarle en la mano. Si es accidental no se sanciona. Pero sin ella no hay remate posible.

El Mallorca no se quejará. No lo ha hecho nunca. No sirve de nada parece. Por suerte, el trabajo ya está hecho. Sea antes o después matemáticamente, la permanencia ya se ha conseguido. Lo bueno es que esta acción se perderá en el recuerdo de un año magnífico. Se lo han ganado. La fiesta tendrá que esperar.

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