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OPINIÓN

Cartulina Morada: Aguirre le ganó la partida a Ortells

El entrenador del Mallorca jugó bien sus cartas y el plan le salió a la perfección. La renovación para su continuidad ahora se debe negociar al alza

Abdón, Aguirre y Pol Lorente escuchan con atención las indicación de Alfonso Díaz. RCDM

Javier Aguirre seguirá en el Real Mallorca la temporada que viene. Lo comprobé el pasado viernes, cuando ataviado con un casco de obra y un chaleco del club, se paseó por las obras del estadio de Son Moix inspeccionando lo bonita que quedará su nueva casa. Eso, señores, solo lo hace un preparador entregado con la causa. En esa comitiva, encabezada por Alfonso Díaz y secundada por Pablo Ortells, que visitó las entrañas del feudo bermellón, solo había una persona cuya continuidad me parece más que cuestionable y les puedo asegurar que ese individuo no es Javier. El preparador mexicano ha jugado bien sus cartas y el plan le ha salido a la perfección. Obvio que, a día de hoy, lo que le tenga que ofrecer el club ha de estar muy por encima de lo que en su día se habló. No es Ortells un director deportivo con el que sea fácil regatear, pero los números del preparador bermellón, a falta de ocho jornadas para que finalice el campeonato, obligarán a hacerlo. A Aguirre hay que prolongarle su contrato y hay que prolongárselo bien. Entrenadores que no te dan la vara cada mercado de fichajes hay pocos, técnicos tan resultadistas, todavía menos. El Vasco se ha ganado el derecho a negociar su renovación al alza y, por lo que se pudo ver ayer en el estadio, también ha conquistado el cariño de la afición. «Sé que no hacemos un fútbol brillante y que no generamos 17 ocasiones cada partido. Pero es nuestro fútbol y es el que nos da la vida», admitía en la rueda de prensa post partido. 39 jornadas lleva el mallorquinismo ‘soportando’ su fútbol, el que ayer, parece, les tocó el corazón.

Acoso en el Alhama: Como siempre el problema está en el largo de la falda y no en quién la levanta

Esta semana el fútbol femenino español se ha vuelto a ver sacudido por una nueva polémica, en la que es, por desgracia, una de sus formas más habituales de llenar páginas de diarios y minutos en los programas de radio y televisión. Cinco jugadoras del Alhama CF, equipo de la Primera División femenina, confesaron haber presenciado «barbaridades» y sufrido «vejaciones e insultos» por parte de su entrenador. El sindicato mayoritario en la Liga F sacó un comunicado en el que anunció la denuncia interpuesta al club ante Inspección de Trabajo, la RFEF y el CSD. El supuesto acosador, Randri García, casualmente hijo del presidente del club, es considerado dentro de la entidad como una persona con mucha influencia, algo que no sorprende especialmente, todo sea dicho. No han tardado en surgir las primera voces encargadas de defender al supuesto acosador alegando que «todo esto no será tan grave» cuando otras 17 futbolistas del club han salido en su defensa mediante un comunicado en el que aseguran que ellas jamás se han «sentido acosadas con gestos o hechos que pudieran vulnerar» su «dignidad e intimidad personal». Porque claro, como todo el mundo sabe, los acosadores son acosadores con todas las mujeres. Muchos intentan poner una vez más el foco en ellas, porque «son muy sensibles y no aguantan nada» o «porque no saben aceptar ni una broma». Y como siempre el problema está en el largo de la falda y no en quién la levanta.

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