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OPINIÓN

Cartulina Morada: Motivos para malpensar

Alfonso Díaz resultó de todo menos convincente al ser cuestionado por la postura del Real Mallorca en los horarios de los partidos a las 14 horas

Alfonso Díaz muestra a Hila, con convencimiento, las obras del nuevo estadio. DM

Existen tres formas de quejarse a LaLiga por los horarios de los partidos que el Real Mallorca debe afrontar a las 14 horas. Puedes optar, por ejemplo, por la irónica, como hizo hace una semana Javier Aguirre: «Les agradezco mucho que me pongan 9 partidos a las dos de la tarde con este sol. Espero que en Corea apaguen la tele para que no vean a Kang In Lee». Decantarte por la opción de dar una explicación con argumentos, como ha hecho Dani Rodríguez en la entrevista que ofrece hoy este diario: «Ya sufrimos contra el Girona un partido a esa hora en el que tenías la sensación de que te ibas a morir, no se podía respirar. Entiendo que por el tema Kang somos un equipo que se ve en países asiáticos, pero a nosotros nos condiciona muchísimo». Y luego está la opción escogida por el CEO Alfonso Díaz, quien enreda y enreda, intentando dar a entender lo que en realidad no es. Juzguen ustedes mismos: «Nos gusta tener unos horarios más normales, lo primero de todo es nuestra afición, pero tenemos que tener un equilibrio. Estamos creciendo como club y esa es la realidad. Hay que tener en cuenta que el Mallorca se trata de una entidad cada vez más internacional y que tenemos una dimensión cada vez más grande. LaLiga conoce perfectamente nuestra opinión sobre jugar a las 14 horas». Ahora, con todos estos razonamientos, adivinen quién es el encargado de contactar con LaLiga para solicitar que el equipo no juegue más partidos a esa hora… Lo intuyen ¿no? Pues acostúmbrense, los sueldos de los jugadores no se pagan solos. 

Los problemas de siempre: Pol Espargaró vio pasar su vida por delante en el circuito de Algarve

Contusión pulmonar, varias costillas rotas, algunas vértebras tocadas y una fractura en la mandíbula. Ese fue el resultado que dejó a Pol Espargaró el circuito de Algarve, primera prueba del Mundial de Motociclismo. Nueva temporada, mismos problemas. En la curva 10 el piloto de Granollers fue arrojado este pasado viernes, con violencia y junto a su moto, contra un muro de neumáticos rellenos de cemento. El golpe se vio acentuado por la propulsión que provocó en su cuerpo la grava del circuito. El piloto de GasGas tuvo suerte de que su KTM no impactara, tras el rebote, contra su pecho. «Hasta que no pasa algo aquí no se hace nada, esto funciona así. Ahí tiene que haber un ‘airfence’. Me parece increíble que no lo haya. Y que después de las críticas a esta gravilla hasta que alguien no se lesione de gravedad no se haga nada…», se atrevió a criticar de forma muy valiente el mallorquín Joan Mir. En una competición en la que se mueven tantos miles de millones, es alucinante que los puntos negros de los circuitos se tengan que seguir descubriendo después de que ocurra una desgracia. La reacción solo existe tras la acción. La seguridad de los participantes debe estar por encima de cualquier espectáculo. Quiero pensar que la Long Lap de castigo que Dorna le impuso a Mir de forma un tanto excesiva tras golpear a Fabio Quartararo durante la sprint del sábado, no tuvo nada que ver con las críticas realizadas por el piloto de Repsol Honda a la empresa organizadora del Mundial. Llámenme malpensada. 

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